Tres incipientes marketplaces para autos, músicos y servicios creativos
¿Dónde buscar un servicio para realizarle la mantención al automóvil? ¿Y para encontrar a algún ilustrador o diseñador web? ¿Dónde se pueden vender instrumentos musicales o encontrar una sala de estudio? Son las necesidades que vieron tres comunidades y que canalizaron en plataformas para que los usuarios se conecten de forma más rápida y sencilla con las empresas.
Un automóvil demanda varios trámites. Anualmente hay que realizar la revisión técnica, cada ciertos kilómetros hay que hacerle mantención, y cada cierto tiempo también hay que limpiarlo con profundidad. “Nos dimos cuenta de que cuando uno quería hacer todas esas cosas, había distintos proveedores y uno tenía que ir buscándolos uno a uno, a veces sin mucha información de ellos ni de su calidad. Además, las personas tienen cada vez menos tiempo”, contextualiza Alfredo Lavanchy, gerente general de Automóvil Club de Chile.
Con ese escenario, el organismo encontró una solución: buscaron proveedores de calidad, los certificaron y desarrollaron el primer marketplace automotor del país, que lanzaron en abril. “Hay muchos proveedores que tenían muy buena calidad, pero no la capacidad de llegar al público en general, entonces trabajar con nosotros les permite crecer”, agrega. Con eso, asegura, el ecosistema de la movilidad también se potencia, pues los clientes pueden encontrar muchas soluciones en un solo lugar y los proveedores se pueden integrar a los procesos digitales y a una vitrina confiable de forma sencilla.
Ese fue un factor que influyó: la digitalización de los servicios. Lavanchy subraya que muchos servicios están digitalizados, como pedir un taxi o contratar un seguro, pero durante la pandemia vieron cómo se quedaron sin actividades, porque todo era presencial.
Este marketplace ofrece distintos servicios: revisión técnica, es decir, que retiran el vehículo en el domicilio, lo inspeccionan y realizan el trámite; servicios de limpieza y de mantenimiento; reparaciones de desabolladura y pintura; asesoría antes de comprar un vehículos; y servicios de grúa. La particularidad de esta plataforma es que Automóvil Club de Chile funciona como intermediario, es decir, el organismo selecciona y contrata a los proveedores y les vende los servicios a los clientes. “Si no fuera así, el proveedor queda con una responsabilidad de cara al cliente y queremos ser nosotros los responsables; si ese cliente tiene un problema puede venir donde nosotros. No descartamos en el futuro que podamos producir nuestra plataforma para que se suban y tengan un vínculo directo”, explica el gerente general.
Si bien el perfil de sus proveedores a pequeños emprendedores, Lavanchy señala que se han acercado empresas grandes. “Para los servicios de mecánica tenemos un proveedor grande que no trabajaba en el mundo del retail, porque no tenía la estructura para hacerlo, y ahora nos ve a nosotros como su brazo para desarrollarse. Lo esencial para nosotros es crecer en proveedores, pero sin sacrificar la calidad”, afirma.
El Automóvil Club de Chile invirtió en tecnología para robustecer la plataforma que tiene y así alojar los distintos servicios y también hacer las transacciones en línea. El trámite, dice Lavanchy, es “igual a comprar un televisor en una tienda”. El usuario debe escoger el servicio, el día, la hora y pagar. Hay excepciones, como el de desabolladura, pues se requiere más información antes de determinar el precio. “A futuro queremos implementar que los clientes suscriban su tarjeta y pueda comprar con un clic”, agrega. Además, uno de los incentivos del organismo es atraer a nuevos socios, que se puede concretar contratando un seguro o servicio de asistencia en ruta, mediante servicios gratuitos y ofertas en este marketplace.
“Nuestra expectativa es ser el agrupador de servicios más grande asociado a la movilidad y ser un referente en los temas de movilidad. El Automóvil Club de Chile es una corporación sin fines de lucro, cada peso lo reinvertimos para trabajar en temas de movilidad. Nosotros le cobramos una comisión al proveedor, por ejemplo, pero al final de cuentas para ellos es una inversión poder formar parte de esta plataforma, ahorrando en marketing y en tecnología”, remata Alfredo Lavanchy.
El lugar ideal para freelancers
Francisca y Martín Brown llevan seis años con Escuela Brown, un centro de especialización de moda, diseño, marketing, negocios y fotografía. Áreas creativas donde, según dice la fundadora, han pasado cuatro mil alumnos y una escena se ha repetido con frecuencia: “¿Tienen a alguna persona que sea buena haciendo ilustraciones? ¿Recomiendan a alguien que haga renders?”. Distintas empresas y personas los llamaban pidiéndoles datos y recomendaciones para resolver trabajos puntuales y específicos.
Por eso levantaron un marketplace especial para que freelancers pudieran conectarse con empresas e incluso personas. “Pasamos de ser un diario mural con ofertas a crear Empulsa.com, una plataforma que une estas dos aristas para que personas, que incluso tengan trabajos formales, puedan ofrecer estos servicios de forma independiente a pymes o empresas que necesitan talentos así”, detalla Francisca Brown. Además, con esto permiten hacer más eficiente la búsqueda de oportunidades, pues afirma que muchos freelancers dedican mucho tiempo a buscar y gestionar clientes.
El marketplace lo lanzaron hace dos meses y ya cuenta con 500 partners. El objetivo es construir y potenciar una comunidad. “No generamos solo usuarios. Cuando se transan servicios la plataforma te entrega una moneda virtual que se llama Ecoins, que se pueden usar en otros servicios de Empulsa.com o incluso para capacitarse en los cursos en línea de la escuela”, explica la cofundadora.
Para esto, la plataforma cuenta con un algoritmo que automatiza los servicios y los pagos, registra la cantidad de transacciones y genera estas monedas virtuales. Estas monedas se generan después de vender o comprar en la plataforma: el marketplace cobra un 20% del valor final al vendedor como comisión, pero un 10% de este se le devuelve en Ecoins para que pueda reutilizarlos.
¿Cómo pueden unirse los freelancers? El proceso implica registrarse de forma gratuita en la plataforma y registrar sus servicios detallando los tiempos, los precios y también incluyendo el currículum. La idea es cumplir los requisitos para asegurar que la calidad de sus servicios sea buena. “Esperamos que ese proceso, que hoy lo hace una persona, se resuelva de forma automática a través del algoritmo, pero vamos de a poco con ese desarrollo digital”, agrega Brown.
Por la otra vereda, Empulsa.com también busca ser una solución para que las empresas simplifiquen sus procesos de búsqueda para estos trabajos temporales. La forma de hacerlo es idéntica: se registran en la plataforma y buscan en una de las áreas desplegadas y contratan a algún especialista. “La idea es revolucionar las empresas, con esto eliminamos las barreras que puede haber entre ellos y los freelancers. La idea es que sean parte de este sistema colaborativo, porque, por ejemplo, si una empresa de arquitectura necesita constantemente hacer renders, después de hacerlo en varias oportunidades puede ocupar sus Ecoins en capacitar a alguien de su personal en alguno de los cursos”, explica Francisca Brown.
Aunque llevan dos meses operando, empresas como Masisa o Falabella ya han accedido a este marketplace, y las expectativas son poder llegar a más y alcanzar unos seis mil usuarios. La Escuela Brown les permitió partir con $9 millones y se han adjudicado algunos fondos –Start Up Chile es uno de ellos– para poder escalar en el mediano plazo. Por eso, Brown agrega que “vamos a buscar también socios o inversionistas ángeles para poder expandirnos, desarrollar mejores tecnologías, generar un buen equipo de TI, potenciar el algoritmo”.
El rincón dedicado para músicos
Comprar y vender instrumentos musicales es una práctica común entre músicos y aficionados. Con los años se han levantado distintas alternativas pero han habido malas experiencias. Sebastián Chirinos y Javier Bassino –creadores de la academia de música MusicBizz– decidieron abrir un espacio para poder ofrecer instrumentos y también servicios de estudios de grabación, de edición, mezcla y también clases: MusicApp.
“La compra en otros lados era demasiado informal y en Facebook había mucha estafa. Entonces vimos la oportunidad de enfocarlo 100% en la música, donde todos hablamos el mismo idioma”, dice Chirinos. Desde noviembre de 2021 a la fecha llevan más de dos mil usuarios inscritos que han ocupado la plataforma para prestar sus servicios o vender sus instrumentos. “Esto ha sido 100% orgánico, no hemos invertido en publicidad y hemos visto que en este nicho hay un interés real. El sueño de MusicApp es hacer una comunidad donde el día de mañana vayamos a comprar y nos conozcamos entre todos, porque el registro es con nombre y apellido, no un nickname”, agrega.
Para eso, los fundadores del marketplace, quienes han trabajado personalmente y desde cero en el desarrollo de la plataforma, han incluido procesos de verificación para comprobar la identidad de los usuarios a través del teléfono y los datos personales. “Esperamos implementar otro tipo, como de reconocimiento facial para hacerlo más efectivo. Por ahora son cosas que pueden hacer empresas grandes, pero lo tenemos en el plan, estamos pivoteando algunas funciones”, subraya el cofundador.
Respecto de la plataforma en sí, explica que se han trabajado en un modelo que permita comunicarse entre las personas a través de un chat dispuesto en la página. “Al revés de otras plataformas, la idea es que facilitemos la interacción entre los usuarios”, acota Chirinos.
Otra de las particularidades que desarrollaron junto con MusicApp es un sistema de pago propio: MusicPay. Esta aplicación es una plataforma de pago creado por Bassino y Chirinos para poder darle más confianza a los compradores y vendedores, permitiendo liberar el pago de un artículo en cuanto haya conformidad de la contraparte. No solo eso, porque a través de MusicPay los fundadores ofrecen un servicio de envío en el Gran Santiago en donde se encargan de ir a buscarlo y entregarlo.
Con la aplicación reciben una comisión cercana a un 5% por el importe total, pero solo si toman el servicio de envío. Por otro lado, también ofrecen productos de exposición, es decir, una alternativa para que los vendedores tengan sus productos visibles en la parte alta y más visitada de la plataforma.
Tanto para vendedores como para compradores el proceso es similar: se registran y verifican en la página y entregan todos los detalles de los instrumentos que publican o de los servicios que ofrecen.
Sebastián Chirinos relata que, si bien la plataforma tiene un alcance nacional, el objetivo es desarrollar y robustecer el proyecto en todo Chile, además de implementar nuevas tecnologías. “Ahora nos adjudicamos un Corfo importante para darle fuerza al ecosistema de MusicApp y MusicBizz, tanto en temas de funcionalidad, el de los envíos y de seguridad”, detalla.
Otro de los objetivos a los que apuntan es a incluir tiendas dentro del marketplace. “Estamos esperando un número más significativo de usuarios para lanzarla. Tenemos la capacidad y el código base desarrollado”, revela. Eso contempla un espacio reservado para las tiendas donde el perfil se ve distinto al de personas y muestra su catálogo. Los fundadores de MusicApp ven allí una oportunidad para que tiendas, sobre todo de regiones, puedan publicitar sus productos y se sumen al e-commerce. “Yo soy de Viña del Mar y hay tiendas que no tienen páginas web o, con suerte, Instagram. El proceso es fácil; en no más de 20 minutos podrán tener la tienda arriba. Esperemos que eso sea en los próximos cuatro meses”, indica Sebastián Chirinos.
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.