Nueva plataforma digital apuesta por los vinos del Valle del Itata

33- etiquetas patrimoniales
ILUSTRACIÓN: CÉSAR MEJÍAS.

Los pequeños productores de la región del Ñuble se han visto afectados al no poder comercializar cepas patrimoniales que han sido premiadas a nivel internacional. Hasta ahora. Los viñateros del Itata están digitalizando más de 130 etiquetas patrimoniales a través de un canal e-commerce, expandiendo a los consumidores una tradición en el sur de Chile.


Lucía Torres (65) es una persona de tradiciones. Criada en Cerro Verde, un sector rural que se ubica entre los campos de Ránquil, en la región de Ñuble del Valle del Itata, desde joven siguió los pasos de su padre, quien le enseñó todas las técnicas para aprender a hacer vino a granel, dedicándose hasta estos tiempos a la vitivinicultura.

Única mujer entre seis hermanos, tomó las riendas del par de hectáreas heredadas tras la muerte del patriarca, hasta que en 2012 decidió profesionalizar la producción, dejando de vender solo la uva a granel para hacer su propio vino en botella, para que un año más tarde avanzara a producir espumantes bajo el nombre de “Brutall”. Si bien la venta del fruto no logra responder al esfuerzo que significa cosechar los campos, ella asegura que “la tradición familiar se respeta. No podríamos dejar la viña botada y plantar otra cosa. Están las tierras y las tenemos que aprovechar”.

Torres embotella mil botellas al año, una cantidad pequeña que en sus palabras lo hace “por tradición y sacrificio”, manteniendo 500 años de historia en el Valle del Itata, una de las zonas vinícolas más antiguas del país, con registros de plantación de uvas y creación de vinos desde la llegada de la conquista española, a finales del siglo XVI. Su clima mediterráneo y húmedo permite tener temperaturas más bajas que en otros valles del país, lo que favorece la producción de variedades consideradas tradicionales, como son el País, el Cinsault o el Moscatel, cepas afrutadas que gozan de gran popularidad.

“Los viñas de acá son sin riegos, todo se hace a mano, eso los diferencia de otros vinos que ocupan más maquinaria” asegura Torres, quien en menos de una década ha podido maravillar a enólogos del mundo con sus creaciones, como el sommelier Josep Roca, de El Celler de Can Roca -que fue elegido el Mejor Restaurante del Mundo en 2014 y 2015- durante su visita a Chile en 2016, que se deshizo en elogios.

En 2014 consiguió un reconocimiento en el concurso mundial de Bruselas (Bélgica) con su vino blanco, y en 2017 el Concurso Catador condecoró uno de sus espumantes. Pese a que los premios avalan su trabajo, no contaba con un espacio para poder vender su marca “Mirador del Valle”, junto con la competencia de las grandes compañías, que hacen imposible lograr la escalabilidad con su pequeña producción.

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Una situación que se repite entre en los productores de la zona, como es el caso de Cristian Lagos (53), dueño de la marca Trifulca, ubicada en la comuna de Coelemu. Al igual que Lucía, el agricultor de oficio adquirió las técnicas traspasadas por su padre y otros familiares, que vienen desde hace más de 100 años, cuando sus antepasados se asentaron en el valle.

Cristián Lagos partió en el arte del vino a los 9 años, cuando junto a sus hermanos se perdían entre los viñas recogiendo los sarmientos. Pese a que el destino no le entregó otras oportunidades, considera que en sus manos mantiene una experiencia única, que pocos podrían asegurar. “Yo no tengo estudios, pero me he metido en el tema del vino y me manejo un buen poco”, dice entre risas, destacando que pese a que envasa vino en garrafa o en el clásico chimbombo, Trifulca es conocido por su cepa Cinsault, una variedad tinta dulce y fresca, de que la que llega a sacar 60 mil litros al año, un porcentaje que se traduce en la creación de 3 mil botellas.

Aparte de cuidar la uva en los campos, Cristian tiene que dividir su tiempo como vendedor e incluso repartidor, llevando en tiempos previos a la pandemia su marca a restoranes del gran Concepción y Santiago. Pero las medidas de restricción, junto con la baja de turistas que han llegado al pueblo, le han hecho más difícil seguir viviendo de la tradición. Si bien ha recibido algunos pedidos, reconoce que enviar un vino a otros lugares del país le es más caro que vender la botella. Hoy, las esperanzas de los viñateros del Itata están puestas en la digitalización, que desde el pasado 20 de mayo ya cuentan con un canal e-commerce.

Alma del Itata

Con la comercialización como principal problemática de los productores, 25 agricultores de la zona se reunieron para ser partes de la tienda Alma Del Itata, propuesta creada en 2017 en conjunto a la empresa forestal Arauco, que entrega un espacio de venta y exposición a viñas patrimoniales de las comunas de Ránquil, Coelemu, Portezuelo y Quillón.

Tras cumplir cinco años desde que abrió sus puertas al público, y con el dilema pandémico como flagelo para aportar en la economía de los pequeños empresarios, decidieron levantar un punto de venta digital, que otorga la posibilidad a usuarios de todo el país de descubrir la gran variedad de vinos en sus distintas expresiones que ofrece el Valle del Itata y que hasta ese minuto eran desconocidos.

Con 130 etiquetas locales, desde el sitio web podrán revisar cepas patrimoniales de las que salen vinos tintos, blancos y espumantes, todos estos hechos de forma tradicional, y que permitirán lo que hasta hace un par de meses se veía imposible para los productores.

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Mauricio Leiva, subgerente de asuntos públicos de Arauco, explica que dado el arraigo cultural que tiene el rubro vitivinícola, la comercialización digital se volvía imperante para mejorar el estado del comercio en las comunas de Ñuble. “Había dificultades para acceder y comprar los productos que se generaban. Hoy hay un nuevo mundo en términos de comercialización, y lo quisimos hacer llegar a los viñateros”.

Con precios que parten desde los $4.990, la tienda tanto en su formato físico como electrónico, tiene como prioridad vender el stock que quedó de 2020 producto de la baja en las ventas. Leiva relata que Alma del Itata se convirtió en un trabajo público privado, a través de esfuerzos de entidades como INDAP o CORFO, que acompañan esta actividad junto a asesoría técnica y la disponibilización de laboratorios de análisis, lo que permite darle un valor adicional a los vinos disponibles en la web.

Para los emprendedores del vino, la noticia del sitio viene a dar una nueva oportunidad en medio de la crisis. Si bien Lucía considera que entiende poco de tecnología, sobre todo al estar en un sector rural donde la cobertura impide incluso la llegada de los mensajes de Whatsapp, agradece saber que sus vinos estarán disponibles en internet. “Es fantástico que un pueblo chico como Ránquil y su tienda de vino se haga virtual, para que así llegue a todo Chile. Es espectacular”, admite.

Por su lado, Cristian Lagos piensa que la tienda será un acierto, para que los productores y la marca Itata puedan crecer como un producto único y local, y poder competir a la par con sitios similares: “Esta nueva vitrina que estará abierta los 365 días del año y las 24 horas del día, servirá para aumentar nuestras ventas. Le va a achuntar a la cabeza del clavo”.

El polo viñatero del Valle del Itata está abierto a recibir otros productores, que según Mauricio Leiva, de Arauco, deben pasar por un control de calidad certificado por una enóloga de la compañía, para que así puedan ser parte del comercio electrónico de la tienda. Las expectativas del sitio son altas, sobre todo pensando en la demanda internacional del vino chileno, permitiendo la venta al consumidor directo por esta vía masiva. Mientras tanto, los productores siguen en los campos produciendo vinos, buscando contrarrestar la situación y así mantener una tradición escondida en el sur de Chile.

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