Para cualquier observador medianamente atento, el aumento de los campamentos en Chile -donde llegamos a abrazar la meta de un Bicentenario sin campamentos hace más de una década- difícilmente podría resultar una sorpresa.
Pero la magnitud de las cifras es apabullante. Según el Catastro Nacional de Campamentos 2022-2023, un trabajo realizado por Techo Chile cada dos años, en comparación con la medición anterior, de 2020-2021, el número de familias en esta situación ha aumentado en casi un 40%. Se trata de casi 114 hogares, repartidos en 1.290 campamentos en todo el país. Esa cantidad creció en más de 33% en relación al reporte anterior. Además, este tipo de asentamientos precarios son más grandes que antes, promediando 88,3 hogares en cada uno. Y las regiones que concentran los campamentos más grandes son las de la zona norte. El informe es una evidencia más del enorme problema habitacional en Chile, marcado por la crisis migratoria, la crisis económica de la pandemia y los altos precios del suelo. El año pasado, un estudio de la organización Déficit Cero junto al Centro de Políticas Públicas de la Universidad de Chile cifraba en casi 650.000 viviendas el déficit habitacional en nuestro país. Desde un principio, el gobierno de Gabriel Boric ha fijado ambiciosas metas para atacar el problema: ha prometido entregar 260 mil viviendas durante su administración. Sin embargo, las soluciones para este problema son complejas considerando no sólo su magnitud, sino las particulares dinámicas que llevan a las personas a instalarse en un campamento. A todo esto se suma la multiplicidad de riesgos que asumen estas familias.
La geógrafa y académica Yasna Contreras, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, es especialista en migración y campamentos. La mayoría de su trabajo de campo la ha hecho estudiando y caracterizando este tipo de asentamientos en Santiago y en las ciudades del Norte. Y advierte que la heterogeneidad de quienes habitan en campamentos complejiza aún más el asunto. Además apunta a otro problema grave: la acción de bandas criminales que se dedican a levantar “urbanizaciones piratas”.