Podemos pasar el tiempo que queramos comparando qué países están mejor o peor en el ránking de vacunación ante el Covid-19. Pero tratándose de una pandemia y de un virus al que poco le importan las fronteras a la hora de circular por el mundo, ese ejercicio es irrelevante. Dicho de otra manera: el mundo no va a estar seguro mientras haya regiones o países sin acceso a suficientes vacunas. Y en ese ítem estamos mal. Hay un problema claro con la distribución de las vacunas, y la desigualdad en el acceso a éstas ha estado en el centro de la preocupación de la Organización Mundial de la Salud desde el principio del proceso. La OMS se alió con otras dos organizaciones internacionales en Covax, un programa que apunta a reducir la brecha entre países ricos y pobres en cuanto al acceso a estas vacunas. Pero hay quienes han comenzado a plantear que se debe hacer más por llegar lo antes posible a la mayor cantidad de población. Así se ha planteado la idea de que las farmacéuticas renuncien temporalmente a sus derechos de propiedad intelectual sobre las vacunas contra el Covid19. Formalmente, Sudáfrica e India ya hicieron esa petición. La Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos han rechazado ese planteamiento, argumentando que el efecto que se busca no sería el logrado. Hoy recurrimos a un experto en el mercado de los desarrollos científicos para entender cómo funciona el sistema de patentes, qué efectos tendría el aplicar medidas como la que se ha propuesto y qué pasos deberían seguirse en este campo para hacer frente a la pandemia.