Así como la prolongada pandemia ha dejado claro que ningún gobierno tiene una receta mágica para lidiar con ella, las experiencias de reapertura y relajamiento de las medidas en el mundo también han sido pruebas pilotos. Un país prueba algo, el resto mira con atención para ver si resulta. La semana pasada, la atención se fijó en Inglaterra, donde el pasado lunes se celebró el llamado “freedom day”, el día desde el cual todas las restricciones se levantaron.

Fue una ocasión de festejo para muchos ingleses, pero fue también controversial. Muchos expertos en el país y en organizaciones internacionales advertían que un relajamiento así de radical era arriesgado, considerando las todavía altas tasas de contagio y el hecho de que las fronteras en Europa están abiertas. Sin embargo las bajas tasas de hospitalización indican que la anhelada “inmunidad de rebaño” puede estar funcionando.

Las dudas en torno al manejo del gobierno de Boris Johnson se acentuaron también la semana pasada con las revelaciones de su ex hombre de confianza, Dominic Cummings, que acusó al primer ministro de haber mantenido una actitud negligente frente a la amenaza del virus.

¿Cómo se vive esta versión de la libertad en ese contexto en Inglaterra?