La semana pasada, la Corte Suprema escribió un capítulo más en la acontecida historia de un proyecto minero aún es incierto. A lo largo de la historia de Dominga, la institucionalidad ambiental chilena ha sido puesta a prueba, y los coletazos políticos de la tramitación del proyecto han incluído la caída de un subsecretario y dos ministros, en dos administraciones diferentes. Según el dictamen de la Corte Suprema, el caso debe volver al Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta, que esta vez debe resolver sobre los temas de fondo, relativos al cumplimiento de la normativa ambiental vigente. ¿En qué se jugará ahora el futuro de Dominga? ¿Por qué este proyecto se ha transformado en uno de los casos más relevantes de los últimos años?