El cambio ha sido notorio, criticado por algunos, aplaudido por otros. Del esfuerzo por desligar el destino de su gobierno al del resultado del plebiscito de septiembre a desplegarse en terreno para promover los beneficios de la nueva constitución. De los resguardos para controlar los daños colaterales a un eventual triunfo del rechazo a asumir un liderazgo de facto en una campaña que parecía acéfala. El presidente Gabriel Boric ha activado una entusiasta agenda en terreno y parece haber abrazado la idea de jugarse buena parte de su capital político en la aprobación de la propuesta constitucional.

Es una apuesta tan evidente como riesgosa. Por un lado, el gobierno debe maniobrar dentro del marco legal y ya enfrenta acusaciones de intervencionismo. De hecho, esta semana la Contraloría abrió una investigación en base a esas denuncias. Por otro lado, y más relevantemente, está la cuestión de cuánto daño sufriría en caso de rechazarse la nueva constitución.

¿Qué cálculos hacen en La Moneda? ¿Cuál es el diseño detrás de todo esto? Justamente desde el palacio de gobierno nos habla hoy en El Café diario la periodista de La Tercera Isabel Caro.