La baja confianza de la gente hacia las instituciones y la poca confianza entre las mismas personas, han llevado a Chile a un momento delicado. Es la llamada trampa social, una especie de círculo sin comienzo ni fin que dificulta especialmente la solución a uno de los principales problemas que enfrenta el país: la cohesión. Los países nórdicos han logrado un sistema de alta confianza entre sus ciudadanos y hacia las instituciones democráticas, pero en el caso chileno no se vislumbra una salida. Menos una salida de corto o mediano plazo.
La encuesta del Centro de Estudios Públicos conocida la semana pasada muestra la desconfianza que impera en la sociedad desde al menos la última década, la que no ha podido revertirse, ni siquiera con la apuesta del proceso constituyente, que fracasó el año pasado. Desde 2018 a la fecha, el sondeo muestra que cada vez son más las personas que piensan que hay que ser cuidadoso con el trato con la gente (este índice subió de un 79% a un 91%). En la tabla de confianza hacia las instituciones, en los peores lugares se encuentran los partidos políticos y el Congreso y solo un poco más arriba, el gobierno.
Para conversar sobre la trampa de la desconfianza, hoy, en El Café Diario, hablamos con el académico Ignacio Cáceres, director ejecutivo del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, COES.
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