Tras el ajustado triunfo de Lula en la segunda vuelta presidencial del domingo en Brasil, el 1 de enero de 2023 comenzará un mandato complejo, con un país dividido, con un partido como el PT que –aunque haya conseguido la presidencia – ha perdido fuerza en los últimos años y, sobre todo, con 33 millones de hambrientos en medio de un escenario económico complejo. Es el país que recibirá Lula, que como candidato apeló a los moderados y, presumiblemente, pronto entregue señales en esa línea: más bien lejos del radicalismo de izquierda y con el apoyo de grupos centristas.

Mientras, las calles de Brasil están polarizadas. Miles de bolsonaristas seguían hasta ayer en las calles de Río de Janeiro, uno de los bastiones del actual presidente, Jair Bolsonaro, en reclamo por lo que consideran un fraude electoral. El discurso de apenas dos minutos del mandatario abrió las puertas al traspaso del poder, pero no calmó a sus adherentes que, incluso, aspiran a una intervención militar. Lula, que tendrá un inicio de mandato muy difícil, enfrentará retos que abarcan la situación de la economía, las desigualdades sociales, la relación con el Congreso y las Fuerzas Armadas y también, indiscutiblemente, una oposición fuerte, como se mostró en el reñido balotaje.

Para conversar sobre qué viene en brasil tras el ajustado triunfo de Lula, hoy, en el Café Diario, conversamos con el periodista de La Tercera Fernando Fuentes, que acaba de llegar de cubrir las elecciones en Sao Paulo.