Tras más de 90 días de negociaciones, el lunes por la noche, finalmente, se conoció el acuerdo por una nueva ruta constituyente para Chile. Casi la totalidad de las fuerzas políticas con representación en el Congreso consensuaron un itinerario con reglas y límites claros, con el evidente propósito de no fracasar, como la convención anterior. Un órgano de 50 consejeros elegidos por la ciudadanía con las mismas reglas del Senado y una comisión experta integrada por 24 especialistas designados por el Parlamento serán dos de los organismos clave del proceso que se inaugurará en enero, con la instalación de la comisión experta.
Es un acuerdo que, salvo excepciones, ha sido valorado transversalmente por las fuerzas políticas. Se basa en un hecho ineludible: el profundo fracaso de la experiencia anterior, que se expresó en el 62% de los electores que rechazaron el texto propuesto por la convención elegida en mayo de 2021. Fue el escenario donde, con muchas dificultades, se llevaron a cabo las negociaciones por un nuevo intento constituyente, por lo que las fuerzas progresistas no podían optar a mucho más. Se tratará de un proceso resguardado, pero que tendrá un doble efecto. Por una parte, muestra a una centroderecha diferente, que cumplió su palabra por una nueva Constitución. Por otra, deja al descubierto a un oficialismo más pragmático que supo aprovechar el momento para llegar a un acuerdo. Para Boric y su gobierno resultaba crucial despejar este asunto.
Para hablar sobre el acuerdo y el proceso para conseguirlo, hoy, en el Café Diario, conversamos con Jorge Insunza, abogado y uno de los representantes del PPD en el equipo negociador.