Hace una semana, en las últimas horas de 2021, el equipo del presidente electo Gabriel Boric pidió a la Administración de Sebastián Piñera que postergue la licitación del litio. Es un proceso que el Ministerio de Minería y Energía abrió en octubre pasado y que contempla cinco cuotas de extracción, equivalente a unas 400 mil toneladas de litio metálico. Pero el futuro gobierno de Boric, que ha prometido la creación de una Empresa Nacional del Litio, acusa que ha sido un proceso que se implementó “a última hora” y que la licitación, derechamente, está mal diseñada. Por eso, piden una postergación, para que la licitación se haga durante su mandato.
En los últimos días, las negociaciones no se han detenido entre el gobierno saliente y el que tomará el poder dentro de dos meses. El miércoles, representantes de Boric –como Izkia Siches o Diego Pardow–, se reunieron con el ministro de Minería y Energía, Juan Carlos Jobet, para compartir sus “aprehensiones” sobre esta licitación. Pero aunque fue una reunión donde hubo ciertos acercamientos, según aseguró Jobet, se trata de conversaciones a contrarreloj: de acuerdo a la convocatoria, la licitación debe adjudicarse el 14 de enero, es decir, apenas en una semana más.
Mientras, son cinco las empresas oferentes que esperan una definición y la actual oposición intenta frenar la licitación tanto en el Congreso como a través de tribunales. Y como cada vez que se habla del litio en el país, irrumpen nuevas y profundas interrogantes, como la real envergadura de este mercado en Chile o su verdadero potencial y el impacto ambiental de su explotación.
En una discusión marcada por mitos, conversamos con un experto para derribarlos. Es Gustavo Lagos, profesor de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, especialista en minería y autor de dos libros sobre el litio, como “El desarrollo del litio en Chile 1984-2017″.