La novena Cumbre de las Américas se está celebrando esta semana en Los Ángeles, Estados Unidos, y es justamente el país anfitrión uno de los puntos que concentra las mayores dudas. Si, como se ha dicho, Estados Unidos está midiendo o demostrando su influencia en Latinoamérica, partió con saldo negativo. La principal controversia ha estado marcada por la negativa del gobierno de Joe Biden a invitar a los mandatarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua, bajo el argumento de que este es un evento que congrega a las democracias de la región. Esas tres exclusiones derivaron en una suerte de boicot encabezado por el presidente de México, Manuel López Obrador, al que siguieron las autoridades de Bolivia, Guatemala y Honduras. A esto se sumó la ausencia del presidente uruguayo, afectado de un contagio de Covid.

Aunque sí han participado del evento delegaciones de menor rango de esos países, la decisión de sus gobiernos no sólo muestra de que a pesar del innegable peso histórico de Estados Unidos, este desaire diplomático no implica mayor costo. Además, ha puesto desde el inicio la interrogante de cuánto podría esta reunión lograr avances en el principal tema en tabla: el problema migratorio. Es en este contexto donde el presidente chileno Gabriel Boric ha debutado en el circuito internacional, buscando el lugar del país y el de su propio liderazgo en lo que parece un nuevo mapa.

Hoy en El Café Diario abordamos este tema con un político que conoce bien la historia de este evento: el ex embajador de Chile en Estados Unidos Genaro Arriagada, quien en 1994 participó en la primera Cumbre de las Américas.