Nada dice “marzo” como el regreso a las salas de clases, pero este marzo, y este regreso, es distinto. Si bien el año pasado comenz ó el retorno gradual de los escolares del país a las clases presenciales, ese fue un proceso paulatino, generalmente con asistencias parcializadas según el aforo, y con la opción final de los padres y apoderados sobre si mandar o no a sus niños y adolescentes en persona. Además, todo estuvo marcado por los protocolos de Covid 19, y muchos establecimientos, en especial aquellos municipales, retrasaron el regreso presencial.
Aunque el Colegio de Profesores sigue oponiéndose a la medida, este año el regreso presencial es total y obligatorio. Al volver, los costos de estos dos años de pandemia se harán más evidentes, y los expertos están atentos a eso. Será el momento de comprobar, por ejemplo, cuánto pesó, y cuánto aumentó, la brecha socioeconómica y educacional en Chile.
Hoy en El Café Diario conversamos con Susana Claro, cofundadora de Enseña Chile y académica de la Escuela de Gobierno UC. Ella además es investigadora del Monitoreo Nacional de Educación en Pandemia, proyecto del fondo del Centro de Políticas Públicas UC, junto con el Instituto de Sociología de la misma universidad, el CIAE de la Universidad de Chile y el Ministerio de Educación.