Hace un poco más de diez años, cuando el movimiento estudiantil sacudía con éxito la agenda política y ponía el foco en la desigualdad en el sistema universitario, otras voces repetían una frase: “Los niños no marchan”. Eran quienes advertían que cualquier solución a los problemas educacionales en el país -con sus raíces y repercusiones en la desigualdad- debía comprender también, y muy especialmente, el inicio del ciclo: la educación preescolar. Pero esta última demanda se ahogó en los gritos de otras causas. Los niños no marchan.
Las enormes carencias y la gran brecha social en el acceso a la educación en la primera infancia se vieron aún más agravadas desde la pandemia. Pero al parecer la relevancia del problema sigue sin concitar consensos: a fines del año pasado el congreso rechazó el proyecto de ley que establecía el kinder obligatorio. Ahora, un innovador estudio ha dado cuenta del estado de las cosas: cuatro de cada diez niños en Chile no se mueve en un ambiente lingüístico adecuado para lograr un óptimo desarrollo cerebral.
Se trata de una investigación realizada por la Fundación Familias Power -anteriormente llamada Niños Primero-, que desde 2016 trabaja con el objetivo de acortar las brechas de oportunidades de la niñez más vulnerable en Chile, con un programa de estimulación temprana domiciliaria que pone el foco en los vínculos familiares.
Hoy en El Café Diario conversamos de esto con su fundadora y directora ejecutiva, Anne Traub.