Nació como Boris Leandro González Reyes, pero se hizo inmortal con el nombre de Zalo Reyes. Más que un cantante popular, fue un ícono de la canción romántica en un medio artístico generalmente impostado, arribista y, como sostienen algunos, derechamente acomplejado. Zalo Reyes, “el Gorrión de Conchalí”, fue un fenómeno popular como no se ha visto desde entonces, pero fue más que eso: su vida, su carisma, su identidad y, por supuesto, su canto, le hizo merecedor de un lugar esencial para entender un pedazo de nuestra historia.
Zalo Reyes murió el domingo en el hospital clínico de la Universidad de Chile. Tenía 69 años, padecía de diabetes y, como confirmó su hijo y manager, sufría además de cáncer. Miles de personas han llenado el Gimnasio del Balneario Municipal de Conchalí para despedirlo con devoción. Hoy en El Café Diario quisimos abordamos la importancia y el significado de Zalo Reyes junto a la periodista e investigadora en música popular chilena Marisol García, autora del libro “Llora, corazón: El latido de la canción cebolla” y columnista de La Tercera.