En un mundo aún afectado por la masiva mortalidad de la pandemia producida por el virus de Covid-19, esta noticia ha resultado, por decir lo menos, inquietante. Fue el 15 de abril cuando la Organización Mundial de la Salud dio cuenta de la aparición de un brote de hepatitis aguda en Reino Unido. Lo más preocupante estaba en el universo de la incertidumbre: el origen de esta enfermedad es desconocido. Más preocupante y dramático aún: el virus afecta a niños menores de 10 años previamente sanos, y aunque su mortalidad por el momento ha sido baja, las preguntas pendientes preocupan a expertos, autoridades y al público en general.
Los casos han aparecido en diversos territorios. A inicios de semana se informaba de una cifra mundial de 230 casos en más de 200 países. Reino Unido estaba investigando más de 160. En Estados Unidos, 100 casos, con una hospitalización de un 90% de los niños, una necesidad de trasplante hepático del 14% y un desenlace fatal de 5%. La semana pasada se supo del primer caso en Latinoamérica: el de un niño de 8 años hospitalizado en Rosario, Argentina. Esto, naturalmente, ha puesto en alerta a las autoridades chilenas.
Para entender a qué nos enfrentamos y qué tan preocupados deberíamos estar, conversamos hoy en El Café Diario con la doctora Lorena Tapia, infectóloga pediátrica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.