El gobierno, partiendo por el propio presidente, había advertido que mayo sería un mes particularmente duro en la lucha contra el covid-19. Pero las presiones desde diferentes sectores pedían que las medidas que se tomaran fueran igualmente drásticas. Y si no fueron los actores de la mesa social o desde las municipalidades los que convencieron al ejecutivo, fueron las cifras.

Ayer por la mañana, después de entregar sombrías estadísticas sobre el avance del Covid-19 en Chile, el ministro Jaime Mañalich anunció medidas que calificó como “extremadamente duras”. El informe epidemiológico de ayer confirmó 34.381 casos a nivel nacional con un peak histórico de 2.660 contagios nuevos, lo que representa un incremento de más del 60% respecto del día anterior. En la Región Metropolitana, en diez días se duplicó el total de contagiados.

Fue lo que terminó por llevar a La Moneda a decretar cuarentena general en todo el Gran Santiago, y a mover su discurso desde la complacencia con los logros en el manejo de la emergencia a la gravedad de la situación y a la súplica a la ciudadanía para hacerse cargo de su propia responsabilidad.