El ex consejero de seguridad nacional de Estados Unidos John Bolton dejó la Casa Blanca en septiembre del año pasado y el conflicto comenzó de inmediato: mientras el presidente Donald Trump decía que lo había despedido, Bolton aclaraba que él había renunciado.
No sería el primero ni el último de los personeros de confianza de Trump que dejarían de serlo de modo públicamente conflictivo. Pero comenzó a tomar mayor importancia cuando, días después, se conoció la denuncia anónima que acusaba al presidente de usar la política internacional estadounidense, en particular en su relación con Ucrania, para sus fines políticos personales. Fue el inicio de la investigación que llevaría al juicio de impeachment de Trump. Con eso, John Bolton se transformaría en el potencial testigo más importante… que nunca quiso testificar.