El mal de Alzheimer es una enfermedad cuyo impacto va mucho más allá del propio paciente, cuya prevalencia en el mundo es cada vez mayor y que ha concentrado los esfuerzos y recursos de investigadores en todo el mundo por décadas. Las preguntas fundamentales, sin embargo, partiendo por su propia causa, siguen sin respuestas certeras. Se calcula que cerca de 40 millones de personas en todo el mundo viven con esta patología, y se proyecta que para 2030 serán 65 millones. Por eso, la noticia de que una nueva droga estaba demostrando éxito en las primeras etapas de su prueba clínica, generó una expectativa gigante. Concretamente se trata del aducanumab, un anticuerpo monoclonal producido por la farmacéutica Biogen, que ataca lo que se cree que es uno de los desencadenantes de la demencia. Su efecto es disolver las llamadas placas de proteína beta amiloide, que típicamente se comienzan a acumular entre las neuronas de los pacientes de Alzheimer, interfiriendo con su sinapsis. El lunes pasado, la autoridad farmacéutica de Estados Unidos, la FDA, autorizó provisionalmente su uso para pacientes en etapas iniciales de la enfermedad.Se trata, sin embargo, de una decisión controversial: sólo en noviembre del año pasado un panel de expertos había concluido de que no existían evidencias que demostraran la eficacia de esta droga. ¿Cómo podemos interpretar la decisión del organismo y la polémica que desató?¿Cuáles son las complejidades de investigar y desarrollar terapias para esta enfermedad? ¿Cómo recibieron los especialistas en todo el mundo esta noticia?