A menudo satanizado, el mundo de los negocios biomédicos está rodeado de mitos y controversias reales. Altos costos, patentes millonarias y prolongados tiempos de desarrollo y pruebas que a menudo terminan en fracaso imponen hacen que esta industria tenga en cierto modo sus propias leyes “naturales”.

A mediados de marzo, la información de que el presidente Donald Trump, ofreció a la farmacéutica alemana CureVac -una de las firmas que ha avanzado hacia una vacuna- mil millones de dólares por mudar sus operaciones a Estados Unidos, subrayó otro aspecto de la pandemia. La carrera por llegar primero a lo que a estas alturas parece el Santo Grial de la humanidad, y el componente mercantil y nacionalista de esa competencia.

¿Qué tenemos que saber y entender sobre esta industria?