Fue una votación maratónica. El miércoles pasado, tras una deliberación que se extendió por 20 horas, la Convención Constitucional eligió a sus nuevos líderes, la presidenta María Elisa Quinteros y el vicepresidente Gaspar Domínguez. Para algunos, fue una demostración de cómo las distintas facciones de la izquierda (que dominan en la convención) tienen dificultades a la hora de ponerse de acuerdo en cómo administrar el poder y lograr mayorías. Para otros, fue simplemente un despliegue de transparencia, un proceso de acuerdos políticos “en tiempo real”, propio de una nueva era en la política chilena.
Justo en la mitad del proceso constituyente, que terminará los primeros días de julio, lo de la semana pasada dio luces diversas sobre lo que se puede esperar de este segundo tiempo. A partir de lo que pasó, además, es posible vislumbrar las fortalezas del órgano y las dificultades que enfrentarán sus 154 miembros en la etapa final, que es la más importante. En pocas semanas más, en febrero, se comenzarán a decidir en el pleno de las convención normas constitucionales tan complejas como el sistema de Gobierno.
Es un proceso de especial relevancia para el presidente electo Gabriel Boric, que deberá impulsar el plebiscito de salida en el segundo semestre de este 2022 y, de aprobarse, firmar la nueva Carta Fundamental. Para algunos, su Gobierno en buena parte se juega en el éxito de la constituyente.
Conversamos sobre esto con Pamela Figueroa académica de la USACH y coordinadora del Observatorio Nueva Constitución.