El 15 de marzo, el gobierno de Chile anunció la suspensión de las clases en todo el país como una medida precautoria ante la emergencia del coronavirus. Ese día, se contaban 75 casos de contagio en todo el país, y ningún fallecido. Lo que pasó después es una historia que conocemos. Pero mientras el covid-19 ha avanzado, las clases siguen suspendidas, sin mayor información sobre cuándo se podrían retomar.

En estos meses, hemos conocido historias de alumnos, apoderados y profesores tratando de adaptarse a las clases a distancia. Los problemas de conectividad y acceso a tecnologías para aprender se han transformado en cargas o deudas del país con los estudiantes. A costa de todos ellos, podríamos pensar, o esperar, que el sistema educacional chileno está aprendiendo. En el camino, y a medida que la crisis y la suspensión de las clases se prolongan, empieza a instalarse la pregunta de a qué tipo de normalidad volveremos, o deberíamos volver, cuando eso sea posible.