Los microtraficantes son el último eslabón en la escala del tráfico de drogas: los que venden por dosis al consumidor final, en lugares generalmente identificados con facilidad por los vecinos. Son también quienes concentran la acción de policías y fiscales. Y eso, apuntan algunos expertos, es un problema. Primero, porque cuando se saca un microtraficante de circulación rápidamente llega alguien a reemplazarlo. Por eso les llaman “narcofusibles”. También porque el sistema de incentivos para policías y fiscales alienta la persecución de esas causas y no las investigaciones más complejas, de más largo plazo, destinadas a desbaratar redes de narcotráfico. Un problema grave si se considera que desde hace un tiempo se ha detectado la actividad de carteles internacionales en nuestro país.
Los periodistas del equipo de Investigación y Datos de La Tercera Felipe Díaz y Sebastián Labrín realizaron un exhaustivo análisis de las causas vistas en 15 meses por los dos tribunales superiores que operan en la Región Metropolitana: La Corte de Apelaciones de Santiago y la de San Miguel. En los datos, pudieron constatar y cuantificar la enorme proporción de causas de microtráfico. Sólo el 1% de los expedientes tienen que ver con asociación ilícita o lavado de activos.