Ayer, Estados Unidos se convirtió en el país con más contagiados por coronavirus SARS CoV2 del mundo al alcanzar los 81 mil casos. Un aumento considerable desde los 70 casos oficiales que tenían a principios de marzo, cuando el presidente Donald Trump insistía en que el problema sería leve para su país y que tenía todo bajo control. Pendiente del daño económico que causaría tomar medidas preventivas y del desplome bursátil, Trump se demoró en tomar acciones para controlar la epidemia. Y cuando lo hizo, cerrando fronteras, pareció demasiado poco, demasiado tarde.

Ahora, mientras asegura que la actividad económica volverá a su normalidad, las autoridades en Nueva York ven cómo sus medidas de contención no dan abasto y los hospitales se ven colapsados. Hasta ayer en ese estado se contaban más de 37 mil contagiados y 380 muertos.

Hogar de 8 millones 500 mil personas, la llamada “ciudad que nunca duerme” hoy está apagada y encerrada en una pesadilla sanitaria y también económica. Según los cálculos de algunos economistas, cerca del 10% de la fuerza laboral de la ciudad de Nueva York habrán perdido su trabajo para fines de marzo. Unas 500 mil personas.