Se trata de la conferencia más importante del mundo en relación a la lucha contra el cambio climático, y Chile será sede de su próxima versión. Pero en el camino de la organización de la cita, entre el 2 y el 13 de diciembre próximo, el gobierno chileno debe enfrentar desafíos que poco tienen que ver con el calentamiento global. ¿Pueden los problemas medioambientales chilenos afectar el éxito de la conferencia? ¿Puede el clamor de los críticos y los grupos de presión transformarse en un problema para el gobierno y la imagen del país?