En el relato de la atribulada campaña presidencial de Sebastián Sichel, esta semana marca un capítulo aparte. La fuga de apoyos hacia la opción de José Antonio Kast por parte de parlamentarios de partidos que se comprometieron a apoyarlo tras su triunfo en primarias lo llevó a convocar el martes pasado, en horario prime, a una conferencia de prensa. Tratándose de una candidatura que ha registrado en todas las encuestas un descenso tan marcado en los apoyos, se desataron toda clase de especulaciones.Cuando Sichel finalmente habló, lo hizo para dar una suerte de golpe de timón: exhortó a los partidos a dejar en libertad de acción a sus parlamentarios, los llamó a sincerar sus posiciones, y volvió a marcar diferencias con Kast.

La movida generó una reacción formal, la reafirmación de las directivas de los partidos del apoyo comprometido; pero fueron las reacciones posteriores las que parecieron torpedear aún más a Sichel. Particularmente el llamado que le hizo la UDI a comprometer él mismo su apoyo a Kast en una eventual segunda vuelta, como dando por perdida la carrera con el que formalmente sigue siendo su candidato.¿Cuál es el plan de los partidos oficialistas en esto? ¿Cómo se explica la estrategia de Sebastián Sichel?