Ayer, tras un fin de semana de definiciones y anuncios y un lunes de inscripción de candidaturas presidenciales y parlamentarias, las elecciones de noviembre entraron en su recta final.

Lo más relevante estuvo en la oficialización de la candidatura de la senadora democratacristiana Yasna Provoste como abanderada del bloque de Unidad Constituyente, y en la irrupción de Marco Enríquez-Ominami en la carrera. Un anuncio de última hora que desbarató la lista parlamentaria de ese pacto, cuyos partidos decidieron excluir al PRO e inscribirse bajo el nombre de “Nuevo Pacto Social”. El partido de ME-O, por su parte, se juega literalmente la vida en la elección de noviembre, pues un pobre rendimiento podría significar su extinción. La de Enríquez-Ominami parece una apuesta por lo menos arriesgada, y un golpe al tablero que altera significativamente, al menos en los análisis y especulaciones, el mapa electoral de la centroizquierda.

¿Cómo se barajan las cartas para la candidata Yasna Provoste?

¿Cuál es el cálculo que está haciendo Marco Enríquez-Ominami?