Política

Allende admite “error”, pero endosa culpa al gobierno y critica “injusticia” del Tribunal Constitucional

En un discurso de despedida del Senado, a la espera de que el Tribunal Constitucional notifique su destitución, la hija de Salvador Allende hizo por primera vez un mea culpa por no advertir la inhabilidad constitucional en la compraventa de la casa familiar, que iba a ser adquirida por el Fisco para convertirla en museo.

La senadora Isabel Allende ofrece su último discurso en el Senado. RAUL ZAMORA/ATON CHILE

A través de un mensaje privado enviado a las distintas bancadas del Senado, la oficina de Isabel Allende (PS) comunicó que al inicio de la sesión de este martes iba a dirigir unas palabras.

En el mensaje, los colaboradores de la senadora socialista, hija del fallecido Presidente Salvador Allende, invitaban a quienes quisieran acompañarla en ese momento difícil. Su intervención había sido acordada por los jefes de comités en la reunión de este lunes a partir de una propuesta del presidente del Senado, Manuel José Ossandón (RN), y de su vicepresidente Ricardo Lagos Weber (PPD).

Si bien el fallo del Tribunal Constitucional (TC), que implicará su cesación del cargo, aún no es notificado a la Cámara Alta, en la bancada del PS señalan que esta sería la última vez que la legisladora -tal vez la figura política más emblemática de su partido- ingrese al hemiciclo a la espera de aquella comunicación oficial.

En su intervención, Allende se quebró dos veces. Incluso, la primera vez tuvo que guardar silencio para contener las lágrimas.

“En los próximos días se conocerá el fallo del Tribunal Constitucional. Como corresponde en una democracia, este fallo será acatado. Pero acatar no significa guardar silencio. Acatar no significa renunciar a expresar el profundo dolor y la honda injusticia que esta decisión representa”, comentó.

“Estamos ante un fallo que, más allá de su aparente legalidad, vulnera principios elementales de justicia, proporcionalidad y sentido democrático. Sí, reconozco que como parlamentaria de una larga trayectoria debí haber tenido presente el artículo 60 de la Constitución, no rehúyo mi responsabilidad, pero no soy abogada”, recalcó asumiendo que cometió un “un error por inadvertencia”, señaló la senadora, quien agradeció las muestras de apoyo, en especial de sus pares del PS con quienes se reunió anoche en su casa.

“Quizás mi error fue no haber consultado más, pero en ningún momento, y quiero repetirlo, en ningún momento, ningún ministerio, ningún funcionario, ninguna autoridad involucrada nos advirtió o recordó que existía una posible inhabilidad constitucional”, expresó, recalcando que no nunca hubo dolo en su actuar, lo que podía poner en riesgo 31 años de vida parlamentaria.

“Jamás he tenido contrato alguno con el Estado y no tengo, y nunca he tenido una empresa, y ante todo actué confiando en la institucionalidad”, aseguró.

Injusticia

A partir de esa reflexión arremetió contra el fallo al que calificó en varios pasajes de su discurso como una injusticia.

“Estoy convencida de que reviste de la máxima gravedad para la institucionalidad chilena que se dé por cierta una sentencia o acuerdo sin que se haya conocido su texto”, agregó.

“El reciente trascendido del Tribunal Constitucional ha sido celebrado como un triunfo del derecho sobre la política. Pero creo que no hay tal victoria. Lo que vemos no es el fortalecimiento del derecho ni la purificación de la política, sino la fragilización de ambas. Porque el derecho constitucional no está llamado a imponerse sobre la política, sino a darle forma, a estructurarla, a permitir que la voluntad popular se exprese dentro de un marco legítimo y justo. Cuando ese marco se usa para destituir a una representante elegida democráticamente, sin probar hechos de corrupción ni dar espacio a la apelación, no es el derecho el que triunfa”, remarcó la senadora.

Fallida compraventa

El veredicto del TC, cuya votación de 8-2 contra la senadora se filtró la semana pasada, se basa en la infracción constitucional en la que incurrió Allende al visar la compraventa de la antigua casa familiar que iba a ser adquirida por el Fisco para convertirla en un museo.

El problema de ella es que la Carta Fundamental precisa que “cesarán en el cargo” los parlamentarios que celebren contratos con el Estado, aun cuando se trate de acuerdos realizados por sociedades en las que participen o por una “interpósita persona”, lo cual ocurrió en su caso, ya que las negociaciones de la adquisición del inmueble de calle Guardia Vieja, Providencia, fueron llevadas por su yerno, Felipe Vio, quien tenía un mandato de la legisladora y de los otros herederos del fallecido Mandatario.

A partir de esa infracción, diputados del Partido Republicano y de Chile Vamos recurrieron al TC para denunciar aquello.

Incomodidad

Aunque las acción no contaba necesariamente con el respaldo de los senadores de oposición (de hecho, algunos en privado no estaba de acuerdo), la despedida de Allende dejó en una situación incómoda a las bancadas de derecha, donde admiten que nunca creyeron que el requerimiento iba a ser acogido dada la mayoría de magistrados afines al gobierno que hay en el Tribunal Constitucional.

En lo humano, la inminente destitución de Allende golpeó al Senado, ya que la emblemática legisladora presidió en el pasado ambas cámaras del Congreso. Ella en lo personal cultivaba relaciones cordiales con casi todos sus pares. Por lo tanto, los senadores de oposición tenían sentimientos encontrados. Sin embargo, también había posiciones divergentes respecto de la pertinencia de que haya cedido un espacio en la sala para que Allende se despidiera.

Para evitar la situación incómoda, varios senadores opositores decidieron salir de la sala. Dentro de los pocos que quedaron en sala, entre ellos el expresidente del Senado, José García y el senador UDI, Iván Moreira, optaron por moderar los aplausos o simplemente restarse de las manifestaciones de apoyo.

Por el contrario, las bancadas oficialista y de la DC concurrieron en masa a despedirse de la senadora.

También llegaron los diputados socialistas y los ministros Álvaro Elizalde, Mario Marcel, Carlos Montes y Luis Cordero, además de algunos subsecretarios. Sin embargo, el senador Fidel Espinoza (PS) no dio la unanimidad para que ingresara específicamente el subsecretario de Defensa, Ricardo Montero (PS), a quien aún no le perdona su rol como exmiembro de la Convención Constitucional que tenía como propuesta eliminar el Senado.

Tras el discurso de Allende, ella se dirigió al comité de senadores de su partido, acompañada por sus pares, donde gritaron una arenga del PS.

Por su parte, el presidente del Senado, Manuel José Ossandón, reiteró que la salida de Allende era una situación dolorosa en lo humano, pero que la institución acataría el fallo del TC.

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