¿Bachelet, presidenciable? Los puntos de inflexión que marcaron sus dos candidaturas
Algunas declaraciones de los altos dirigentes del Partido Socialista han reabierto el debate en torno a una tercera candidatura de Bachelet.
“Todo socialista tiene la esperanza de que la presidenta Bachelet cambie de opinión”.
De esta manera, la timonel del Partido Socialista, Paulina Vodanovic transparentó este domingo a The Clinic que pese a que la exmandataria se ha negado en varias ocasiones a una tercera aventura presidencial, sus adherentes continúan esperando a que cambie de parecer.
Desde al menos marzo de 2023 que Bachelet ha rechazado la opción de ser la abanderada presidencial de la izquierda por tercera vez. A fines de ese año, profundizó en uno de los motivos que la orillan a negarse a esa posibilidad: “Yo espero que en los dos años que vienen aparezcan nuevos liderazgos porque yo creo en la democracia y en la diversidad de buscar nuevos liderazgos. Yo creo que es un fracaso de la política cuando eso no sucede”.
Sin embargo, durante estos últimos días algunas de las declaraciones de los máximos dirigentes del PS han reabierto el debate sobre un eventual regreso de Bachelet. El secretario general de la tienda, Camilo Escalona, señaló una columna escrita por la exmandataria en El País como uno de los ingredientes que le hacen pensar que ella podría estar disponible para una tercera candidatura. Sumado a ello, reveló que existe una conversación pendiente con la socialista en marzo para zanjar esa discusión.
Aún cuando la senadora Vodanovic -cercana a Bachelet- se distanció de las declaraciones de Escalona, días después reveló que conversó recientemente con la expresidenta y que le transmitió que si cambia de opinión “cuenta con el apoyo del partido”.
A la espera de una definición concluyente de la exmandataria -que de ser afirmativa podría agrupar desde la Democracia Cristiana al Partido Comunista- La Tercera repasa los dos momentos que precedieron su llegada al poder.
Bachelet, candidata
En 2002, las pretensiones presidenciales de Michelle Bachelet no estaban del todo claras. Ese año la posibilidad de que la entonces ministra de Defensa llegara a La Moneda como presidenta ya estaba en el aire. “No me imagino (...) Ay, no me haga pensar en eso ahora”, fue su respuesta a la Revista Paula en su número 870.
Hace poco más de 20 años, un 31 de enero de 2004, esto respondía a Las Últimas Noticias, cuando el diario le consultó por el apoyo que suscitaba su nombre como opción presidencial entre la comunidad homosexual: “Yo he dicho que no soy candidata. Agradezco a todos los ciudadanos de Chile que consideran que como ministra lo he estado haciendo bien, pero yo no estoy de candidata, así que no voy a dar más opiniones”.
No obstante, luego de un alza sostenida en los sondeos de opinión y de un notable respaldo entre la ciudadanía, el 29 de septiembre Michelle Bachelet salió del gabinete de Ricardo Lagos para emprender su primera carrera presidencial. No fue la única. La canciller democratacristiana Soledad Alvear también renunció por el mismo motivo.
“El deber vino con la leche que me dieron de niña, con la orden de cumplir que me inculcaron. Si yo siento que algo es mi responsabilidad no puedo traspasárselo a otro. Aunque me implique algún costo personal lo asumí y estoy entusiasmada”, declaró la socialista por esa época.
Meses más tarde, Bachelet se consolidaría como la carta presidencial de la Concertación, la coalición gobernante, en vista de que Soledad Alvear y otros aspirantes depusieron sus candidaturas. Sus contendores en la primera vuelta fueron Tomás Hirsch -representante de la izquierda extraparlamentaria- y por la derecha, Joaquín Lavín (UDI) y Sebastián Piñera (RN).
El desenlace es conocido. Piñera y Bachelet pasaron a segunda vuelta. En esta ocasión, la socialista logró imponerse y con ello se convirtió en la primera mujer -y hasta ahora la única- en llegar a la Presidencia en Chile.
Bachelet II
Al terminar su periodo, Bachelet entregó la banda presidencial a quien fuera su contendor en las elecciones pasadas y quien logró obtener la primera magistratura en 2010, Sebastián Piñera, y luego de unos meses fue nombrada como la directora ejecutiva de ONU Mujeres.
Aún cuando su figura se trasladó al plano internacional, la posibilidad de que fuera candidata por segunda vez seguía vigente en 2011, en especial cuando retornaba al país.
“No ando con el traje de candidata”, dijo a fines de ese año tras ser consultada por esa opción en medio de una actividad de la OIT en Santiago.
En 2012, la exmandataria aún mantenía en suspenso su definición. Los partidos de la Concertación, en tanto, iniciaron oficialmente en diciembre las discusiones para definir los candidatos que irían a las primarias presidenciales. Pese a que desde la DC pidieron al PS no adelantar las proclamaciones presidenciales, el nombre de Bachelet suscitaba apoyos en la entonces oposición. El, por ese entonces, presidente de los socialistas, Osvaldo Andrade, admitió que “sería carente de toda realidad” que no se hablara de Bachelet en el próximo congreso que la colectividad tendría en enero.
A mediados de 2012, los gestos de la expresidenta hacia algunos partidos daban paso a especulaciones sobre una segunda candidatura a La Moneda. Se trataba de cartas dirigidas a la DC y al PPD en las que pedía trabajar en una sociedad más igualitaria y hacía un llamado a la unidad.
En enero de 2013, el PS ya había transparentado que solicitarían a Bachelet que fuera nuevamente la candidata de la Concertación. La exmandataria aludida, en tanto, fijaba marzo como el mes en que se pronunciaría al respecto.
Casi al límite de ese plazo, el 27 de marzo, Bachelet oficializó su candidatura presidencial en el Centro Cívico de la comuna de El Bosque. En junio, obtuvo el 70% de los votos en las primarias de la Nueva Mayoría, la nueva coalición de la izquierda, que sumó al Partido Comunista.
Bachelet obtuvo el 46,70% de los sufragios en las elecciones presidenciales y debió medirse nuevamente en una segunda vuelta con la candidata de la Alianza, Evelyn Matthei. Tras resultar vencedora, como una especie de déjà vu invertido, Sebastián Piñera entregó la banda presidencial a su antigua contendora. De igual manera, tal como fue en 2013, marzo vuelve a instalarse como el mes en que la definición presidencial de Bachelet terminaría de zanjarse.
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