
Bots, Inteligencia Artificial, deepfakes, fake news: cómo la campaña digital preocupa en la carrera presidencial de Chile
Las elecciones presidenciales y parlamentarias, dicen los expertos, se definirá en gran parte por la batalla en las plataformas digitales. Las nuevas tecnologías representan una oportunidad, pero también un peligro, de cara a los próximos comicios.

Ya no hay marcha atrás. La campaña digital en elecciones de votación popular hace rato es una herramienta clave para los candidatos y en los próximos comicios presidenciales y parlamentarios de Chile no serán la excepción.
Siendo ya una realidad, las nuevas tecnologías representan para muchos una gran oportunidad para ser competitivos, pero también, según expertos, pone en riesgo la democracia tal y como la conocemos.
En el mundo, y por supuesto en Chile, hace un buen rato que los aspirantes a cargos políticos buscan utilizar la tecnología a su favor. Bases de datos, uso de las redes sociales e incluso bots -programa informático diseñado para imitar o sustituir las acciones de un ser humano mediante la realización de tareas automatizadas – o cuentas falsas, son ocupadas cada vez con más fuerza.
La aparición de la IA
Quizá el elemento más nuevo en esta serie de herramientas tecnológicas para campaña es la Inteligencia Artificial (IA) generativa – como por ejemplo Chat GPT- que evoluciona día a día y permite a los usuarios realizar más acciones.
Hace solo unos días se realizó el seminario “Presidenciales 2025: Inteligencia Artificial, Transparencia y Democracia”, organizado por el programa Derecho, Ciencia y Tecnología UC, el Consejo para la Transparencia, el Servicio Electoral de Chile y la Facultad de Comunicaciones UC, donde se abordó la materia.
Según se expuso en el encuentro, solo el año pasado, en cuatro de cinco elecciones en el mundo – en una muestra de 50 países- se verificó el uso de Inteligencia Artificial generativa.
Para el académico de la PUC y director de Netsense Lab, Eduardo Arriagada, “el entorno móvil y la Inteligencia Artificial es tan irreversible como fue la imprenta”. Además, añadió que “la democracia y los que creemos en ella debemos aprender a manejarnos en este contexto emergente y aprovecharla como las herramientas para descubrir a tiempo las mentiras de sus enemigos”.
En esa línea, el analista político y director del Centro Democracia y Opinión Pública de la Universidad Central, Marco Moreno, plantea que con “la irrupción de la IA, se pueden manipular emocionalmente los mensajes, favoreciendo que las campañas sean cada vez más plebiscitos emocionales”.
Asimismo lo piensa, el socio director Quantico, Nicolás Fernández, quien sostiene que “la próxima elección no se disputará solo en la calle, la franja o los debates. También - y sobre todo- se librará en territorio digital mediante algoritmos. Hoy ya no hablamos de marketing político, hablamos de ingeniería emocional de masas, donde el objetivo es definir qué vemos, qué sentimos y, por tanto, qué votamos”
El riesgo
Hace solo unos días el candidato de presidencial del Partido Nacional Libertario, Johannes Kaiser, fue consultado por uno de sus seguidores respecto de quienes lo atacan en las redes sociales. Su respuesta: “hacerlo justo cuando estamos negociando un pacto parlamentario… uno se pregunta si esa gente no está financiada o mandada por Chile Vamos“.
Efectivamente, en los incipientes comandos presidenciales manifiestan preocupación por una supuesta “guerra sucia” y dicen estar alerta a la situación. “Hay que estar atentos a enfrentar las noticias falsas e inventos en las redes sociales”, dice un colaborador de una de las candidaturas a La Moneda.
Para el experto en marketing político y académico de la Unab, Felipe Vergara, “la campaña presidencial que vamos a observar va a tener mucho de guerra digital. Más allá de los modelos tradicionales y convencionales de hacer campañas políticas, lo que se ha observado a nivel mundial y que se replica en Chile es que todo se va a extrapolar y se va a profundizar con mayor fuerza en las redes sociales. Y ahí van a surgir muchos de estos bots que van a ir dando información periódicamente o contrarrestando o atacando de uno u otro lado y muchísimas fake news -noticias falsas- difíciles de comprobar”.
En esa misma línea, Vergara – quien hace unos días participó como observador de la OEA en las elecciones presidenciales de Ecuador- añade que “como hoy día parte importante de la ciudadanía se informa a través de las redes sociales, esta herramienta va a ser clave no solo en la información, sino que por sobre todo en la desinformación, lo que hace que sea muy riesgoso y como no está bien normado hoy día, da cabida para cualquier tipo de ataque y los bots y los perfiles falsos van a proliferar atacando una u otra candidatura”.
Moreno, además de la aparición de noticias falsas, bots y deepfakes -videos, imágenes o audios manipulados con IA para hacer creer que es real – apunta a un cambio de fondo de las campañas. Para él en la “batalla” por la atención en las RRSS “se simplifica el discurso y predominan las soluciones simples a problemas complejos”.

Además, apunta a que una polarización y lucha por la verdad. “En el territorio digital se exacerba confrontación alimentada por la circulación de noticias falsas y narrativas identitarias”.
Asimismo, Fernández apunta a que “en un país con alta desafección y baja confianza institucional, la combinación de fake news y manipulación emocional a escala puede distorsionar el voto más que influenciarlo”.
Según explica Arriagada además, en la actualidad “los candidatos hacen una declaración en un medio y a los 10 minutos en las redes podemos ver que las reacciones de los usuarios ya definieron el costo que tuvo el error o el acierto. La elección la ganará nuevamente el que se maneje mejor. En la presidencial anterior (Sebastián) Sichel no sabía siquiera pronunciar la palabra Twitter, en segunda vuelta, (Gabriel) Boric cambió su discurso con la campaña de los arbolitos y las imágenes de piolín y Taylor Swift”.
¿Cómo enfrentar el problema?
El problema de las nuevas tecnologías está instalado y ya es difícil evadirlo, incluso desde la institucionalidad.
Para Arriagada, una de las soluciones pasa por el rol que pueda ejercer el Servicio Electoral. “En las redes hay activistas que no tienen posibilidad de ganar las elecciones, pero pueden destruir la confianza de nuestro sistema electoral, la capacidad del Servel de enfrentar ese peligro definirá la fuerza de nuestro sistema”.
A su vez, para Moreno “el desafío será cómo la democracia se adapta sin perder el foco en los valores éticos y la transparencia”.
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