Cámara rechaza acusación contra ministro Ávila y le otorga nuevo aire al oficialismo en medio de crisis por lío de platas
El escrito interpuesto por la oposición -el cuarto en contra de un ministro de Gabriel Boric- incluía siete capítulos de presuntas infracciones a la Constitución en las que habría incurrido el titular de Educación, pero en el Ejecutivo acusaron que la acción estaba impulsada por una motivación homofóbica. El rechazo del texto, finalmente, estuvo marcado por el descuadre de Evópoli, que provocó una fuerte tensión al interior de Chile Vamos.
Cuando el presidente de la Cámara de Diputados, Vlado Mirosevic, cerró la votación frente a la acusación constitucional presentada por la oposición en contra del ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, el tablero mostró pocas sorpresas.
A esas alturas, todas las proyecciones coincidían en que el libelo sería rechazado, debido al desmarque de dos diputados de Evópoli (Francisco Undurraga y Jorge Guzmán) y por el respaldo que le brindaron la DC, exmilitantes democratacristianos y otros independientes al titular del Mineduc.
Sin embargo, entre las cosas llamativas, no hubo ninguna abstención, evidenciando una clara polarización de la Cámara. Por 78 votos en contra y 69 a favor la presentación contra Ávila fue desechada en su admisibilidad.
Además de los desmarques de Evópoli, también rechazó sorpresivamente el UDI Joaquín Lavín, descuelgues que sólo profundizaron las recriminaciones de la oposición. En el peor momento de la administración del Presidente Gabriel Boric, la derecha no tuvo la fortaleza para derribar tal vez a uno de los ministros más débiles del gobierno, cuestionado incluso por su propio sector y uno de los nombres que pudo haber salido en el último cambio de gabinete.
Inversamente, el hecho se transformó en un fuerte golpe anímico para el Ejecutivo y el oficialismo, en general, tras la crisis que generó la seguidilla de escándalos por financiamiento de fundaciones ligadas a militantes de partidos gubernamentales.
Este era el cuarto fracaso consecutivo de una acusación presentada en contra de un ministro de Boric. Y, al igual que en los juicios constitucionales pasados (contra Izkia Siches, contra Marcela Ríos y contra Giorgio Jackson), la derecha volvía a votar dividida.
En este caso, el libelo acusatorio había sido impulsado por un grupo de diputadas evangélicas, que le reprochaban a Ávila un supuesto intento por imponer una doctrina en favor de la diversidad sexual en la enseñanza: Sara Concha y Francesca Muñoz (ambas del Partido Social Cristiano) y Karen Medina (PDG), además del legislador Eduardo Durán (RN).
A la presentación luego se plegó, a título personal, el diputado y secretario general de RN, Diego Schalper, quien terminó arrastrando a su bancada y a las otras fuerzas de oposición en esta ofensiva contra Ávila, a pesar de que no todos estaban completamente convencidos.
Si bien los acusadores hicieron esfuerzos por ampliar los fundamentos del libelo y no centrarlo exclusivamente en la problemática de la educación sexual (de hecho, se incluyeron siete capítulos), el gobierno instaló como estrategia comunicacional la idea de que detrás había una arremetida homofóbica por la orientación sexual del ministro. Esa idea fue paradójicamente reforzada por declaraciones de la diputada María Luis Cordero (independiente RN), quien trató a Ávila de “pervertido”, y por afirmaciones de la directora del Observatorio Legislativo Cristiano, Marcela Aranda, conocida por su discurso extremo, al exponer en la comisión que revisó el libelo.
Todos esos elementos, al final, generaron un contexto adverso para la acusación. De hecho, ya el lunes había bastante optimismo en el gobierno de que la presentación contra Ávila se caería.
En vista de la confianza que había ayer al inicio de la sesión, el ministro Ávila, en conjunto con su defensa -encabezada por el penalista Francisco Cox- resolvieron no invocar la cuestión previa, es decir, no se discutió si la acusación cumplía los requisitos formales para ser presentada y se pasó directamente al debate de fondo.
La encargada de sostener los argumentos de la acusación fue la diputada Muñoz, quien integra la bancada independiente social cristiana. En su intervención que duró más de dos horas, remarcó que el ministro había infringido “el derecho de conciencia de los estudiantes y sus padres” al imponer una agenda de educación sexual.
La nueva mayoría
Tras el resultado de la votación, los simpatizantes de Ávila estallaron en aplausos y gritos. Mientras el ministro recibía abrazos y besos en la testera de parte de parlamentarios, en las tribunas, manifestantes de organizaciones de diversidad sexual (el Movilh, Iguales, entre otras) celebraba enarbolando lienzos. Uno de los momentos especiales de la escena fue el largo abrazo que se dio el ministro de Educación con la diputada Lorena Pizarro (PC).
En el otro sector de las tribunas, grupos partidarios de la acusación proferían insultos contra Ávila y los legisladores que no apoyaron el libelo.
Afuera del hemiciclo, los abrazos continuaron. En un costado se juntaron algunos diputados DC con exmilitantes de la Falange, quienes habían protagonizado un cisma meses atrás, pero que ahora fueron decisivos para rechazar la acusación. Sin los votos de la DC y el grupo del Centro Democrático Unido (que agrupa a exfalangistas, algunos de ellos militantes del recién creado Partido Demócrata), el libelo contra el ministro de Educación corría el riesgo de ser aprobado.
En la ocasión estaba presente el exdiputado DC Gabriel Ascencio, quien también se sumó a los abrazos con sus camaradas y excamaradas. Ascencio, quien vive en Chiloé, había acudido a la Cámara simplemente como invitado aprovechando que estaba en la zona central.
En una señal política de este incipiente reencuentro, el jefe de diputados DC, Eric Aedo, y su excamarada Miguel Ángel Calisto hicieron un punto prensa conjunto tras el rechazo del libelo.
Si bien este acercamiento fue valorado por el gobierno, el ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde, evitó hacer proyecciones sobre la conformación de una nueva mayoría en la Cámara que incluya a fuerzas oficialistas y a grupos históricos de la DC (que hoy están repartidos en otras tiendas políticas).
Independientemente de la cautela de Elizalde, si el oficialismo logra consolidar aquella nueva sintonía, podría configurarse un cuadro positivo para futuras reformas o el mismo proceso de renovación de autoridades de la Cámara.
Por su parte, al comentar el rechazo del libelo, Ávila agradeció los apoyos tanto del oficialismo como de la oposición e hizo especial mención a la diputada Viviana Delgado, con quien tuvo un altercado meses atrás y ayer votó en contra de la presentación.
“Mi llamado después de esta acusación es a cuidar el trato en el mundo político, a respetarnos más allá de las diferencias, a no convertir las justas diferencias entre unos y otros en ataques personales. Invito a todos a que mantengamos una firme dedicación para abordar los desafíos del sistema educativo”, dijo el secretario de Estado.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.