Chile condena atentado contra primer ministro de Eslovaquia

El Ministerio de Relaciones Exteriores emitió un comunicado la tarde de este miércoles, a propósito del ataque armado que se ejecutó contra el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico.

“El gobierno de Chile condena enérgicamente el atentado sufrido hoy por el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, y rechaza toda forma de violencia que atente contra la democracia”, sostiene el comunicado del Minrel.

“Junto con seguir con atención la evolución de su estado de salud, el gobierno de Chile expresa su solidaridad al gobierno y pueblo eslovaco, y desea al primer ministro una pronta recuperación”, agrega el texto.

Fico resultó herido por disparos tras una reunión gubernamental en la localidad de Handlova, a unos 150 kilómetros al noreste de la capital de su país, Bratislava.

Durante una carrera de tres décadas, Fico, de 59 años, ha entrelazado hábilmente posiciones proeuropeas y nacionalistas anti-Bruselas y anti-estadounidenses.

Admirador de Vladimir Putin y contrario a la migración, fue definido por The Guardian como “atrevido y franco, con predilección por el culturismo, el fútbol y los autos rápidos”.

En la pandemia del coronavirus, se convirtió en la voz más destacada del país contra las mascarillas, los confinamientos y la vacunación.

Proveniente de una familia de clase trabajadora, estudió leyes y comenzó su carrera política en el Partido Comunista poco antes de la Revolución de Terciopelo de 1989 que condujo a la desintegración de la antigua Checoslovaquia.

Fue representante de Eslovaquia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de 1994 a 2000 y creó su partido de centroizquierda Smer-SD en 1999 después de haber sido rechazado para un puesto ministerial por la Izquierda Democrática (SDL). Smer obtuvo una victoria aplastante en 2006, llevando a Fico al puesto de primer ministro.

Consiguió otra victoria aplastante tras la caída de una coalición de centro-derecha por acusaciones de corrupción, y volvió a ganar en 2016, pero tuvo que dimitir dos años después en medio de protestas masivas por el asesinato del periodista Jan Kuciak, que investigaba corrupción de alto nivel, y su prometida Martina Kusnirova, en manos de un asesino a sueldo.