Cómo el triunfo de Apruebo Dignidad amenaza con poner la lápida al eje PS-DC

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El presidente del Partido Liberal, Patricio Morales (i), la presidenta del PPD, Natalia Piergentili (ci), el presidente del PS, senador Álvaro Elizalde (cd) y el presidente del PR, Alberto Robles (d), durante una reunión con diputados y senadores en ejercicio y electos, para realizar una coordinación legislativa y apoyar al candidato presidencial Gabriel Boric, de cara a la segunda vuelta presidencial. FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO

Con 37 diputados, 17 senadores y la mayorías de los gobiernos regionales, la coalición de centroizquierda que marcó la transición podría haberse atrincherado los proximos cuatro años con miras a reconstruir la centroizquierda. Hoy el diálgo entre sociaslistas y democratacristianos está cortado y sus apuestas están puesos en otros lados.


“Nuevo Pacto Social” murió la noche del domingo 21 de noviembre, tras la derrota sufrida en la elección presidencial de primera vuelta, en la que, por primera vez, la abanderada de la coalición que gobernó por más de 30 años bajo la marca de la Concertación de Partidos por la Democracia y luego como Nueva Mayoría, quedara desplazada al quinto lugar de las preferencias, con apenas 815 mil votos, un 11,6%.

Ahora, tras el balotaje, el sector definitivamente podría desintegrarse ante la posibilidad de que un grupo de partidos liderados por el PS acepte sumarse a un gabinete de Gabriel Boric, mientras que la otras facción más ligada a la DC probablemente mantendrá su decisión de ser oposición constructiva a Apruebo Dignidad.

“Nuevo Pacto Social terminó esa noche (del 21 de noviembre) por el resultado en las urnas y la actitud de algunos de los partidos que la conformaban”, afirma el extimonel democratacristiano y hoy convencional, Fuad Chahin, líder de la facción que tiene las mayores posibilidades, según señalan al interior de la tienda de la flecha roja, de retomar el control de la DC en enero próximo.

En el PS y el PPD, en tanto, reconocen la distancia y desafección respecto de sus ex aliados falangistas: “no hemos vuelto a tener conversaciones formales”, admite José Toro, secretario general del PPD.

Una señal de esa separación de aguas fue la decisión de los legisladores del PS, PPD, liberales, radicales y exfrenteamplistas de conformar la semana pasada una bancada socialdemócrata para el próximo período y lo que resta del actual mandato, dejando fuera de esa coordinación a los parlamentarios DC.

Ese hecho generó incomodidad entre los diputados y senadores falangistas, quienes podrían sentirse en libertad de acción para negociar un acuerdo de gobernabilidad para las mesas del Congreso.

Si bien los votos DC difícilmente podrían desarmar el preacuerdo que ya existe entre a derecha y la centroizquierda para repartirse la presidencia del Senado en los próximos cuatro años, en el caso de la Cámara, los 8 diputados democratacristianos, más algunos independientes, podrían darle a la derecha el control de esa corporación.

El distanciamiento entre socialistas y falangistas, sin embargo, ya venía por lo menos desde hace cuatro años.

El eje PS-DC, sellado en el caluroso verano de 1988 en la sala de visitas del anexo cárcel Capuchinos, donde estaba recluido el líder socialista Clodomiro Almeyda, y que sería una pieza fundamental en todo el entramado de la transición política de las últimas décadas, se había fracturado a fines del segundo gobierno de Bachelet.

Pero, pese a las desconfianzas que se agudizaron con la estrategia de la mesa DC liderada por Chahin de dialogar con La Moneda y darle apoyo desde el Congreso a algunos proyectos del Presidente Sebastián Piñera, socialistas y democratacristianos habían logrado reconstruir una alianza electoral para los comicios parlamentarios, de constituyentes, de gobernadores y en la mayoría de las comunas para las pasadas municipales.

La ex Concertación está electoralmente muy debilitada, pero políticamente no, señala Marco Antonio Núñez, exdiputado y actual vicepresidente del PPD. Como sector mantiene un peso en el Congreso (con 37 diputados y 17 senadores), es la fuerza mayoritaria en gobernadores, y posee bolsones de poder territorial en lugares donde Apruebo Dignidad, prácticamente no existe”, remarca Núñez.

Para algunos dirigentes de Nuevo Pacto Social –referente que se creó con forceps a fines de agosto pasado para respaldar la candidatura de Yasna Provoste- ese poder les habría permitido atrincherarse como coalición durante los próximos cuatro años y darle espacio al bloque para convertirse en la piedra angular de la gobernabilidad en un país polarizado.

La campaña de segunda vuelta, en la que tanto Gabriel Boric como José Antonio Kast se vieron obligados a moderar sus discursos y acercarse al centro, tras no haber alcanzado ninguno de los dos más del 30% de los votos en primera vuelta, revitalizó a una centroizquierda que había sido golpeada duramente desde mucho antes del estallido social. Los discursos de ambos candidatos que siguieron en competencia revalorizó las figuras de los exmandatarios concertacionistas, la política de los acuerdos y la búsqueda del diálogo político.

Boric Bachelet
Gabriel Boric reunido con Michelle Bachelet, en la casa de la exmandataria en La Reina. Foto: Horizonte Ciudadano

Para una coalición de centroizquierda que se encontraba prácticamente en la unidad de cuidados intensivos, estos últimos días eran lo más parecido al paciente que revive tras la aplicación del desfibrilador.

Caminos separados

Desde entonces, sin embargo, la DC y el polo que están articulando los socialistas, pepedeistas, radicales y liberales (estos últimos aglutinados bajo el paraguas del bloque Socialista Democrático) han tomado caminos separados.

La última vez que conversaron las directivas de Nuevo Pacto Social, reconoce Álvaro Elizalde, timonel del PS, fue el sábado 20 de octubre, el día antes de la derrota de Provoste.

Un camino que, al parecer, en el corto plazo, no tiene retorno.

El lunes pasado, las mesas directivas del PS y el PPD, encabezadas por Elizalde y Natalia Piergentili, respectivamente, se reunieron para empujar el trabajo de coordinación de cara al nuevo gobierno. Las conversaciones se extendieron el martes en la noche a la directiva del Partido Radical, con quienes han estrechado las relaciones tras la salida de Carlos Maldonado y la llegada del diputado Alberto Robles, no porque hubiera diferencias ideológicas importantes, sino más bien por la molestia que tenía el exministro de Justicia de Bachelet por la forma en que lo habían tratado sus socios en la fallida inscripción de candidaturas del sector. El diálogo también incluyó al Partido Liberal y a los diputados que formaron Nuevo Trato tras salirse del Frente Amplio.

El acuerdo fue unánime. Avanzar en la consolidación del socialismo democrático como referente político para la reconstrucción de la centroizquierda. Y aunque explícitamente desde el PS no se habla de excluir a la DC, nadie llamó a la mesa democratacristiana, ni esa noche, ni las siguientes.

El miércoles 15, las directivas del llamado Socialismo Democrático se reunieron en el Congreso con sus bancadas parlamentarias, tanto con los nuevos diputados y senadores que asumirán en marzo, como con los que ya están en ejercicio, para dar vida a esta coordinación política de cara al futuro gobierno.

Y en vez de convocar institucionalmente a los cinco senadores DC, invitaron en forma individual sólo a Yasna Provoste y a Francisco Huenchumilla, dos de los referentes del ala izquierda de la Democracia Cristiana. La señal fue un duro golpe para los falangistas. Ambos debieron declinar la invitación a asistir a ese encuentro, para evitar un quiebre interno en la DC. Por lo mismo, Provoste sólo pasó unos minutos a saludar a sus colegas, reconocen congresistas del PPD.

“Era imprescindible dar una señal de unidad de este nuevo polo del socialismo democrático y evitar que cada cual juegue por la libre”, reconoce José Toro, secretario general del PPD.

Pero la señal de coordinación que buscaban dar también iba dirigida al líder de Apruebo Dignidad de quien esperan señales claras en los próximos días para definir la forma en que se entenderán en los próximos años.

La decisión es clave no sólo para el PPD –partido que fue vetado en mayo pasado por sectores del Frente Amplio y del PC- lo que inviabilizó la participación del PS en las primarias de la izquierda. También para los propios socialistas.

El PS enfrentaba una fuerte tensión interna por el rol que jugarían frente al próximo gobierno. Sectores como la disidencia y otros eran partidarios de ingresar abiertamente a una administración encabezada por Boric.

Pero la línea mayoritaria que sostiene a la mesa que dirige Álvaro Elizalde y el secretario general del PS, Andrés Santander, aunque dan por hecho de que personeros y cuadros técnicos socialistas ingresarían al gobierno, era imprescindible que el entendimiento sea institucional.

Hace algunos días, Elizalde tuvo una discusión muy dura, afirman las mismas fuentes, con Boric y los equipos del abanderado de Apruebo Dignidad, previo al acto en que la precandidata presidencial socialista, Paula Narváez, daría su apoyo al presidenciable, lo que redundó finalmente en que la actividad fuera con un carácter mucho menor del que originalmente tenían previsto darle.

Paula Narváez y Gabriel Boric
Encuentro de Paula Nárvaez con el canddiato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric.

Incertidumbre DC

Y aunque el resultado de la segunda vuelta despejó algunas dudas, en el polo del Socialismo Democrático (PS-PPD-PR-PL) prefieren avanzar con cautela a la espera de las señales que deberán entregar no sólo desde el bloque de Apruebo Dignidad. También de lo que ocurra en las próximas semanas en la DC.

Con la actual timonel democratacristiana, Carmen Frei, hay una relación de respeto, admiten desde el PS. Pero con 83 años de edad, Frei ha desestimado cualquier posibilidad de continuar la mando del partido después de las elecciones previstas para el 23 de enero.

Este miércoles 23 de diciembre vence el plazo para que se inscriban las listas que disputarán la conducción de la DC por los próximos años. Hasta ahora, las negociaciones por lograr una mesa unitaria no habían logrado llegar a entendimientos y todo indica que habrá competencia.

Los únicos que han logrado avanzar en la conformación de una lista es el sector de los excolorines, que lidera Fuad Chahin, los que buscarían hacerse de la dirección de la DC bajo el mando de la diputada Johana Pérez. Otro nombre que se menciona es el de la senadora Ximena Rincón, también aliada de Chahin.

En la vereda opuesta, los antiguamente llamados “Chascones”, también pretenden competir bajo una lista encabezada por el actual sextovicepresidente falangista, Humberto Burotto.

Golpeado por la reciente derrota de Provoste, desde el ala progresista de la DC, hasta ahora no han levantado una lista e, incluso, miembros de ese sector y cercanos a Provoste, han dado señales de que cederán la conducción del partido.

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