“Felicidades y éxitos en la gestión”, fueron las primeras palabras que recibió el nuevo ministro de Justicia y Derechos Humanos, Jaime Gajardo (PC), en su primer apronte en el Congreso Nacional.

Los buenos deseos los recibió de parte de Rafael Prohens (RN), el senador que presidía la tercera subcomisión mixta encargada de aprobar el presupuesto de la Nación.

El secretario de Estado -que llegó a la titularidad de esa cartera luego de que Luis Cordero asumiera en la Subsecretaría del Interior tras la renuncia de Manuel Monsalve- arribó hasta la sala del Senado con el objetivo de aprobar la partida de su repartición.

Pese al recibimiento que tuvo de parte de un senador de oposición -y de las auspiciantes consideraciones que tiene el nuevo ministro entre los senadores- lo cierto es que en su debut ante el Congreso Nacional anotó su primera derrota, pues la subcomisión rechazó las partidas de Derechos Humanos y la relativa a la Defensoría Penal Pública.

Aunque logró aprobar por unanimidad la totalidad del presupuesto de su ministerio, Gajardo no logró el consenso entre los senadores y diputados para aprobar estas dos partidas clave para el ministerio.

La partida de Derechos Humanos, si bien en una primera instancia primó la abstención -tres votos, que fueron de los parlamentarios de oposición, por sobre los dos votos oficialistas que la respaldaron- tuvo que repetirse por motivos reglamentarios.

Es así como en una segunda votación los legisladores Luz Ebensperger (UDI), Agustín Romero (Republicanos) y el presidente de la instancia, Rafael Prohens (RN), votaron en contra; mientras que los oficialistas -el senador Juan Ignacio Latorre y la diputada Gael Yeomans, ambos del Frente Amplio- la respaldaron.

Respecto a la partida de Defensoría Penal Pública, también por rechazada por tres votos a dos, con el mismo registro que la votación anterior.

Pese al fallido debut que tuvo Gajardo en la sede legislativa, rápidamente deberá dar vuelta la página y concentrarse en el proyecto estrella de su cartera -y del gobierno en general- respecto del cambio de sistema de nombramientos a los jueces de la Corte Suprema.

Pese a que entre los senadores, incluso de la oposición, existe la lectura de que la militancia comunista del nuevo secretario de Estado no debería ser un inconveniente ni un elemento que genere ruidos en la tramitación legislativa, sí hay voces que han relevado que la tienda política a la cual adscribe Gajardo es una complicación.

El senador Rojo Edwards, por ejemplo, señaló que “genera mucho ruido porque implica un nuevo ministerio que está a cargo del Partido Comunista, sabemos cómo funcionan como organización”, fustigó, agregando que existe preocupación “y en una materia tan sensible como es ese ministerio, de Justicia y Derechos Humanos”.

Las aprensiones que existen -aunque soterradas- dicen relación con el mayor poder que gana el Partido Comunista en el gabinete del Presidente Gabriel Boric, pues suma un cuarto ministro luego de Camila Vallejo (Segegob), Jeannette Jara (Trabajo) y Nicolás Cataldo (Educación).

Un segundo factor es la señal del gobierno a los tribunales nombrando a un militante comunista, y el rol que pueda jugar Gajardo en las propuestas que pueda hacer el Mandatario para futuras tramitaciones.

Sin embargo, en la oposición ven a Gajardo como un dirigente moderado y racional, y que si bien el Partido Comunista se queda con cuatro ministerios, este número puede que sea transitorio considerando las eventuales salidas de Jara y Cataldo -como posibles cuadros comunistas para las elecciones parlamentarias- y el próximo posnatal que debe iniciar Vallejo por su embarazo.