Congreso busca controlar el uso de pasajes aéreos en parlamentarios
Corporación ha detectado la compra de tickets que no han sido utilizados, los que solo en algunos casos pueden ser reembolsados parcialmente.
El ejercicio parlamentario es, a veces, incierto. Un ejemplo: algunas discusiones legislativas y sus respectivas votaciones no poseen hora de término y, por lo tanto, el diputado o senador desconoce la hora en que podrá tomar un avión de regreso a su región.
La situación deriva en que su secretaria termina comprando pasajes aéreos en distintos horarios, de los cuales solo usa uno.
Tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados hacen notar que el asunto genera problemas internos de gestión, aunque aseguran que, a largo plazo, no hay mayor fuga de recursos. Esto, porque son las distintas cámaras las que intentan gestionar los reembolsos de los pasajes no utilizados. Un asunto que, en todo caso, reconocen como engorroso y que en algunos casos solo se logra una devolución parcial de los dineros.
La compra de tickets no utilizados ha sido materia de preocupación del Comité de Auditoría Parlamentaria -que acaba de realizar una fiscalización en la materia- y de algunas autoridades internas del Congreso.
De hecho, hace algunas semanas, durante una reunión entre varios funcionarios de ambas cámaras, se tocó el tema, para hacer hincapié en la necesidad de mejorar los controles.
Hasta el Consejo Resolutivo de Asignaciones llegó una consulta en relación a esta parte de la normativa, donde se insta a requerir precisiones respecto de los tramos comprendidos como "pasajes".
Entre las situaciones que se han detectado se señala que algunos parlamentarios que viajan a su región y que, con el fin de ejercer su labor distrital, optan por volverse a Valparaíso por tierra. Así, uno de los pasajes de ida y vuelta termina perdiéndose.
Según se explica, el problema surge, en parte, porque en algunos casos los congresistas o sus asistentes no tienen tiempo de cancelar los viajes. Y al momento de la facturación, aparecen casos en que parlamentarios figuran embarcándose, en un mismo día, dos veces desde el aeropuerto de Santiago.
Desde la Cámara y el Senado admiten que las situaciones ocurren, pero afirman que no hay mal uso de recursos públicos, porque si bien el proceso es engorroso, los montos a largo plazo se recuperan.
"El tema central depende de la modalidad del negocio de las distintas líneas aéreas. Dentro de ese marco, tenemos reuniones permanentes, constantes, con las líneas aéreas, para hacer un seguimiento de los pasajes efectivamente volados", explicó el prosecretario del Senado, José Luis Alliende.
Sobre los controles, agrega que el mecanismo parte desde el propio gabinete de los senadores, "al que le corresponde anular o dar la información del caso cuando se han producido situaciones en las cuales el pasaje no ha sido efectivamente utilizado". "Pero, en general" -precisa-, "la revisión da garantías de que el Senado no está pagando ni un peso más por pasajes que no son efectivamente volados".
En la misma línea, el secretario general de la Cámara, Miguel Landeros, afirma que los montos se recuperan y que, en virtud de las situaciones descritas, se está optando por pagar una tarifa más cara, pero más flexible. "Estos pasajes, adquiridos con anterioridad, incluso representan un costo similar a los vuelos más económicos", agregó Landeros
"El diputado tiene que justificar por qué compró un pasaje económico y no lo voló, y si es imputable a él, se lo vamos a cobrar, con descuentos directo a su dieta. Ellos lo saben", insiste Landeros.
Al interior del Congreso dicen que si bien la compra de pasajes que finalmente no son utilizados se contrapone al criterio de austeridad que tanto el Consejo de Asignaciones como el gobierno han impulsado, también es cierto que en la propia Constitución está consagrado que sea el Fisco quien proporcione los recursos para que un legislador cumpla con sus funciones.
De acuerdo a la actual normativa, los parlamentarios tienen derecho a financiar un pasaje de ida y vuelta entre la zona que representan y la sede del Congreso por cada semana legislativa, es decir, entre tres a cuatro pasajes ida y vuelta.
Sin embargo, un asunto que forma parte de las inquietudes internas es que la norma también permite la compra de pasajes sin restricción, imputables a la asignación parlamentaria por concepto de gastos de traslados, permitiéndose, además, la adquisición de tickets para sus asesores directos, mientras los costos totales se circunscriban al monto que comprende esta glosa de la asignación parlamentaria.
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