Cristián Monckeberg (RN): “Es el minuto de que nuestro sector repiense la manera cómo se va a reorganizar políticamente”

CRISTIAN MONCKEBERG

En su análisis del resultado de la segunda vuelta del domingo, el convencional destaca que, lejos de un desastre, “la centroderecha está de pie”. Sin embargo, dice que debe venir un período de “pasadas de cuenta” y reflexión de los errores cometidos, para volver a articularse desde la vereda opositora. Para ello, cree que su partido y Evópoli podrían reagruparse con fuerzas de centro.


A dos días del balotaje en que José Antonio Kast (Frente Social Cristiano) resultó derrotado por 11 puntos frente a Gabriel Boric (Apruebo Dignidad), el convencional y expresidente de Renovación Nacional Cristián Monckeberg plantea que el ahora exabanderado presidencial debe seguir en la arena política y jugar un rol desde la derecha. A su vez, sostiene que su partido y Evópoli, tal como lo han hecho en la Convención Constitucional, deben tender puentes hacia el centro.

En su sector se decía que, en caso de un desastre en la presidencial, como efectivamente ocurrió, no se puede evitar hacer una revisión crítica. ¿Qué es lo que pasó para que Chile Vamos terminara amarrada a una candidatura a su derecha?

El resultado del domingo no fue desastroso; el desastre venía de antes. Lo del domingo y lo del 21 de noviembre demuestran que la centroderecha está de pie, existe, tenemos ideas, tenemos mística, salimos a la calle y fuimos capaces de pararnos después de múltiples dificultades. Esa es una primera conclusión, y la segunda es que no hay cómo echarle la culpa a José Antonio Kast. A Kast simplemente hay que darle los agradecimientos, porque gana su primera vuelta y es capaz de convocar a gran parte de la centroderecha y, al mismo tiempo, orienta su programa de gobierno hacia el centro. Él simplemente hizo lo mejor que pudo en 30 días.

¿Por dónde pasan los problemas, entonces?

Hartas cosas. Primero, después del 18 de octubre y a partir de la pandemia, nuestro sector quedó pasmado y vinimos a despertar en la primera vuelta presidencial. La izquierda hizo soñar a la ciudadanía, se metió en los barrios, en las comunas y estuvieron estos dos años en las ollas comunes, y nosotros lidiando entre el IFE, si era mejor o peor, o si nos oponíamos o no a algún retiro de turno. Y, además, nos hicimos cargo de defender los últimos 30 años y la izquierda se sacó los 30 años de encima como si nada, donde ellos son autores intelectuales y materiales.

¿Y en términos electorales, cuáles fueron los errores?

La estrategia presidencial que se diseñó y fue mal utilizada. No me cabe la menor duda de que hacer primarias es lo que corresponde, pero ¿los partidos eligieron sus mejores candidatos? A lo mejor no. Y, en el caso de RN, elegimos un candidato y se le perforó desde dentro. Se dinamitó la opción de RN con la complicidad de la candidatura de Sebastián Sichel. Y, por último, el triunfo de Sichel, que nadie desconoce, lo dilapidó en tres semanas. Yo creo que es digno de análisis de clase universitaria cómo en tres semanas una candidatura que podría haber ganado y que a lo mejor hoy día estaría celebrando, se desmorona y se desfonda brutalmente. Y otro factor tiene que ver con el diseño de su campaña, ninguneando a los partidos, renegando de la política y sin entender que si yo gobierno, gobierno con la coalición, con los partidos y con la ciudadanía.

¿Considera que el resultado del domingo es también un reproche a la administración Piñera?

Después de todo lo que le pasó al gobierno, que termine sus cuatro años y que el Presidente pueda entregar la banda presidencial, junto a su rol en la pandemia, ya es más que suficiente y digno de aplauso. Claro, cometimos muchos errores, si yo también formé parte del gobierno, pero cuando uno hace el balance, y visto lo que pasó desde 2019 en adelante, ya es un tremendo logro que el Presidente haya logrado mantener viva la democracia.

¿Cómo hacer frente a los errores cometidos y volver a articularse ahora desde la oposición?

Primero, nosotros también queremos cambios y eso tiene que quedar bien claro. Demostramos que estamos vivos y que estamos bien plantados en la cancha, con buena representación parlamentaria y partidos fuertes. A partir de eso, la ciudadanía nos entregó un mandato clarito y es que seamos oposición, pero avancemos y démosle espacio a los cambios que están esperando. Menos trinchera y más vocación de mayoría, eso es lo que tenemos que volver a retomar; lleguemos a acuerdos con el gobierno, en el Congreso y en la Convención. Pero primero tiene que venir un período de análisis, de diagnóstico, buscar culpas, errores, aciertos, hacer algunos ajustes; algunos van a caer, otros van a dar un paso al costado.

Las pasadas de cuenta...

Que son muy necesarias, hay que darle rienda suelta a la crítica. Va a servir de fusible. Es absolutamente sanador el análisis, decirse las cosas a la cara, que cada partido juegue su propio rol, que tengan sus consejos, sus comisiones políticas. Pero, luego de eso, que tiene que durar uno o dos meses, hay que detenerse, planificar y ejercer el rol que la gente nos entregó: vamos a ser oposición, vamos a fiscalizar, pero también tenemos que avanzar en los cambios que la gente requiere. Eso no es patrimonio simplemente de quien ganó la Presidencia de la República, sino también es rol nuestro.

¿Eso se puede hacer con la misma coalición?

La unidad siempre es deseable, pero ¿todos juntitos de la mano? Hay que evaluarlo. A lo mejor vamos a tener que tener una relación como la que tiene la derecha española: por un lado está el Partido Popular y por otro lado está Vox; por un lado está Chile Vamos y, por otro, el Partido Republicano, con una lógica de coordinación, de cohabitación, pero no de coalición. La pregunta inmediatamente es qué pasa con el mundo de centro. A ese también hay que mirar, por lo tanto, RN, que es el partido más grande y que tiene vocación de centro; Evópoli, que es un partido más pequeño y que también tiene vocación de centro, tienen que tirar lazos hacia allá.

¿Hacia la DC?

Es perfectamente posible con la DC, con el sinnúmero de agrupaciones que representan el centro político desencantado de la centroizquierda y que quiere armar algo distinto. Ahí tienes también a Felipe Harboe, a Ciudadanos, etc.

¿Ese es el espacio que tiene que buscar la “derecha social o liberal”? Porque quedó bastante disminuida después de esta elección.

Yo no me quiero meter en el estereotipo de derechas sociales, liberales, dialogantes o no. Nosotros representamos un sector que es una centroderecha que tiene vocación de mayoría, que quiere ganar elecciones, gobernar, que entiende que no todo es la economía, sino que también hay un énfasis social importante y un sinnúmero de problemas diarios que la gente vive y tenemos que ser capaces de resolverlos. Y eso lo representa muy bien RN.

¿La idea es replicar lo que han hecho en la Convención? Usted y Hernán Larraín (Evópoli) han liderado el diálogo con la centroizquierda, separaron aguas con la UDI y con los sectores más conservadores.

No separamos aguas, estamos en colectivos distintos, pero nos coordinamos, cohabitamos y conversamos mucho. También tendemos muchos puentes hacia el otro lado y lo entendemos así no porque nos creamos fantásticos, sino porque estamos convencidos de que esa es la mejor fórmula. Es el minuto, después de lo que acaba de ocurrir, que nuestro sector repiense la manera cómo se va a reorganizar políticamente. No me cabe la menor duda de que, desde RN, vamos a ser capaces de armar una coalición potente, con vocación de mayoría, que nos va a tener nuevamente conectada con la ciudadanía y con posibilidad de ser gobierno en cuatro años más.

¿Y qué debe hacer Kast en ese escenario?

Él tiene que jugar su rol dentro del sector al cual pertenece y representa. Yo creo que va a jugar un rol súper relevante, porque es una persona con altura de miras, tiene una experiencia de dos candidaturas presidenciales en el cuerpo, no cualquiera llega a segunda vuelta, y demostró talento político.

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