DC realiza mea culpa histórico por “actitud oficial complaciente” frente al Golpe en accidentada sesión de la Cámara

Cuando el diputado y presidente DC, Alberto Undurraga, terminó su discurso, las bancadas del oficialismo se pusieron de pie para aplaudir.

Durante un homenaje que realizó la Cámara al fallecido Presidente Salvador Allende, había dado un paso histórico. Por primera vez en 50 años, la directiva de la Falange hizo un mea culpa por haber dado un respaldo silencioso al Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973. Hasta la fecha, sólo se habían realizado gestos personales de algunos dirigentes, pero nunca desde la jefatura partidaria.

El timonel democratacristiano inició su alocución -después que intervinieran las bancadas del PS, del PC, del Frente Amplio y del grupo PPD Independientes-, citando un párrafo de la carta de los 13 dirigentes DC que, en 1973, condenaron solitariamente el derrocamiento de Allende. “Nos inclinamos respetuosos ante el sacrificio que él hizo de su vida en defensa de la autoridad constitucional”, decía aquella misiva.

Luego de ello, Undurraga agregó que “venimos a hacer un homenaje a Salvador Allende desde un partido, la Democracia Cristiana, que tiene muchas luces, pero también algunas sombras”.

Entre las luces, destacó que los legisladores democratacristianos apoyaron la elección Allende en el Congreso Pleno en 1970, “honrando la tradición chilena de elegir a quien obtenía la primera mayoría en las urnas”, a pesar de haber sido oposición al gobierno de la Unidad Popular (UP). Además, relevó que la DC intentó hasta el final encontrar una salida institucional a la crisis política y que tras el Golpe sus dirigentes asumieron la defensa por los derechos humanos y realizaron esfuerzos para recuperar la democracia.

Sin embargo, el presidente falangista también se hizo cargo de un tema que siempre fue rehuido por las autoridades de la DC. “Entre las sombras, la actitud oficial de la Democracia Cristiana fue complaciente con el Golpe y en los primeros meses siguientes. El Presidente Aylwin diría más tarde que la declaración de los 13 había sido la correcta”, dijo Undurraga, quien añadió que “los golpes de Estado son siempre evitables. Y el mejor homenaje que podemos hacerle hoy (a Allende), no es solo resaltar su figura, sino que comprometernos con el futuro, comprometernos con la democracia, con los derechos humanos y con la no violencia en la política”.

El reconocimiento de la DC fue resultado de una reflexión que se venía madurando entre los diputados falangistas, que en el último tiempo se habían instalado como los principales voceros del partido. Además, entre los mismos diputados se decidió que Undurraga interviniera dada su investidura como presidente de la colectividad para darle mayor solemnidad al mea culpa histórico.

Dar este paso, no obstante, no fue sencillo. De hecho, esta misma discusión se dio al interior de la DC para la conmemoración de los 40 años del Golpe.

Si bien las últimas directivas de la Falange sistemáticamente habían reivindicado la carta de los 13 como “la postura que debió asumir la DC en 1973″, los propios firmantes de esa misiva le enrostraban al partido que no se podía reescribir la historia y que la colectividad debía hacer su propia introspección.

Sin embargo, la directiva DC era renuente ante esos emplazamientos. “La DC podrá ser acusada de ingenua, pero no de golpista”, sostuvo, por ejemplo, en septiembre de 2013, el entonces presidente de la DC, Ignacio Walker, al ser consultado por la postura proclive a la intervención militar que tuvo en 1973 la directiva falangista, encabezada por Patricio Aylwin.

Por ello, el gesto encabezado por Undurraga fue valorado especialmente por el PS y el PC.

“Lo que ha hecho el presidente de la DC, Alberto Undurraga, hoy en la Cámara de Diputados, está a la altura del partido de Bernardo Leighton y Radomiro Tomic... A 50 años del Golpe, nos parece un gesto valioso, que empequeñece aún más a una derecha incapaz de pedir perdón por su participación activa en el Golpe, en la dictadura civil militar y en la violación de los derechos humanos”, señaló la diputada Alejandra Placencia, subjefa de la bancada PC.

“Es algo muy importante para todos los chilenos, no sólo para los que sufrimos la represión, que la DC diga que no estuvieron a la altura”, indicó la diputada María Candelaria Acevedo (PC), quien fue prisionera política en dictadura.

“En estos días que hemos visto tanto negacionismo, valoro enormemente las palabras del diputado Undurraga y el mea culpa de la DC”, destacó la diputada Ana María Gazmuri (Acción Humanista).

Desde la bancada socialista, el diputado Tomás de Rementería (PS) calificó como “valiente” el gesto de Undurraga, mientras que la vicepresidenta de la Cámara, Daniella Cicardini (PS), agregó que “hacer un mea culpa es significativo para nuestro país, para las fuerzas de izquierda y las víctimas”.

“La DC tiene que hacerse cargo de la historia de quienes nos antecedieron, pero también marcar el tono de lo que queremos para el futuro”, afirmó, por su parte, el diputado Eric Aedo, jefe de bancada de la Democracia Cristiana.

Como parte del mismo ánimo político, la DC también intentó liderar una declaración de todas las fuerzas políticas, que hasta ayer sólo estaba siendo adherida, a título personal, por un grupo transversal de diputados desde el PS a la UDI.

El homenaje a Allende había sido solicitado semanas atrás por la bancada socialista, en virtud de un acuerdo reglamentario que faculta automáticamente realizar este tipo de actos cuando se trata de aniversarios de cada 10 años.

Por ello, las bancadas de derecha no pudieron oponerse. Sin embargo, por las mismas disposiciones reglamentarias cada grupo político tenía derecho a usar la palabra.

Durante la mañana, RN comunicó que no hablarían ni estarían presentes en la ceremonia por haber sido opositores -como colectividad heredera del disuelto Partido Nacional- al gobierno de la UP. Lo mismo señalaron, pasado el mediodía, los diputados republicanos.

La bancada de Evópoli también informó que no intervendrían, pero estarían presentes con un estricto silencio.

La excepción fue el comité de la UDI, que designó al diputado Gustavo Benavente para que usara la palabra. Su discurso, sin embargo, terminó de forma abrupta, ya que sus críticas a Allende terminaron enardeciendo el ambiente.

“Al inicio de su gobierno se notó la tolerancia de la UP respecto del actuar impune de grupos armados, cuyas actuaciones eran incentivadas por el propio gobierno, lo que fue aumentando cada vez más...”, aseguró Benavente antes de que el presidente de la Cámara, Ricardo Cifuentes (DC), lo interrumpiera por primera vez y le aplicara “un llamado de atención”, ya que sus palabras no se ceñían al sentido de un homenaje.

El diputado UDI continuó con su alocución, sin embargo, la situación fue escalando, al igual que las sanciones aplicadas por el presidente de la testera.

Tras ello, Benavente se trenzó en una discusión con las vicepresidentas de la Cámara, las diputadas Carmen Hertz (PC) y Daniella Cicardini (PS), a la que se sumó el resto de la bancada UDI.

En esos momentos, el diputado Gaspar Rivas abandonó su pupitre y en medio de la Sala levantó un letrero: “Ni Allende ni Pinochet”, mientras los diputados oficialistas comenzaba a corear a viva voz el nombre del fallecido Mandatario de la UP.

Finalmente, a Benavente se le aplicó el artículo 91 del reglamento, que priva del uso de la palabra al diputado sancionado mientras dure la sesión. Esa medida, además, tiene asociada una multa del orden de 224 mil pesos.

Además, a Rivas se le aplicó la sanción de un “llamado al orden”, lo que implica una multa del orden de 56 mil pesos.

Como la bancada de la UDI era la última inscrita para intervenir en el reconocimiento a Allende, Cifuentes dio por finalizado el acto conmemorativo e inmediatamente inició la fase de discusión de proyectos.

El hecho molestó a los comunistas que pedían la palabra para quejarse por la actitud “mala leche” de la UDI, según afirmaban. Cifuentes, sin embargo, no hizo caso a esas solicitudes y no les concedió la posibilidad de intervenir.

Ello generó un momento de tensión en la mesa. “¿Me deja presidir?”, le dijo Cifuentes a Carmen Hertz, quien a su lado le pedía que le diera la palabra al PC.