El nocaut de la dupla Carmona-Jadue a la “nueva generación” del PC

Lautaro Carmona y Daniel Jadue, en una foto de archivo, durante el tradicional caldillo de congrio en 2024.

El presidente del partido logró hace una semanas relegirse hasta el 2028 y, con el apoyo del exalcalde en las sombras, sacar del camino al líder de la disidencia, Marcos Barraza, quien era su contra peso en la interna y a quien excluyó de la comisión política.


La medianoche del viernes 31 de enero, la llamada “nueva generación” del PC observó con estupor la aprobación de la nueva comisión política, propuesta por la mesa directiva que preside Lautaro Carmona y la secretaria general, Bárbara Figueroa, reelectos días antes por un nuevo período de cuatro años, y donde se excluyó al exministro Marcos Barraza, uno de los articuladores de la disidencia y de la línea continuadora del fallecido expresidente Guillermo Teillier.

La conclusión era clara: Carmona y Daniel Jadue daban un duro golpe al sector más moderado y denominado “gobiernista”, del cual son parte las ministras Camila Vallejo y Jeannette Jara; los senadores Daniel Núñez y Claudia Pascual; las diputadas Karol Cariola, Alejandra Placencia y la exalcaldesa Irací Hassler, además del propio Barraza, varios de ellos presentes esa noche en el salón principal del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL).

Tras un largo y postergado proceso de renovación de sus cuadros, Carmona logró imponerse en la instancia que fija la línea política de la colectividad de la mano del exalcalde de Recoleta, quien no sólo ratificó en las recientes elecciones internas su influencia, sino que también fortaleció la posibilidad de una nueva candidatura presidencial, pese a su compleja situación judicial. De paso, sofocaron a la disidencia, que en los últimos meses había logrado instalar la idea de una fractura profunda en el PC.

Carmona y Figueroa durante el comité central que partió el viernes 31 de enero y concluyó el 1 de febrero. Foto: Prensa PC.

Una tensa jornada que terminó de madrugada

La aprobación de la nueva comisión política (CP) por 43 votos a favor, 15 en contra y dos abstenciones fue antecedida por un tenso debate, con momentos muy álgidos que, como en la tradición comunista, ha demorado en salir a la luz pública.

En la discusión la disidencia enrostró a Carmona no sólo la falta de argumentos para excluir a Barraza, sino también la incorporación de dirigentes ligados a la burocracia interna del partido que habían obtenido las peores votaciones individuales en el comité central. Entre ellos, Daniel Garrido, jefe de gabinete de Carmona; Guillermo Salinas, antiguo dirigente sindical y esposo de Bárbara Figueroa; Javier Albornoz, exencargado de las alicaídas finanzas del PC, y Juan Andrés Lagos, exasesor del Ministerio del Interior y blanco de críticas por sus actuaciones políticas.

El denominador de todos ellos es su cercanía al timonel comunista, pero también a Jadue, quien esa tarde se conectó a la reunión desde su casa (se encuentra con arresto domiciliario) a través de Zoom.

Desde el estrado -con la bandera chilena y la roja del PC con la hoz y el martillo de fondo-, la secretaria general justificó los movimientos al señalar que al consultar las bases sobre quién debía salir de la comisión política, el nombre de Barraza había sido uno de los mencionados y que se había buscado incorporar a líderes sindicales, que es la raíz histórica de la tienda

Partícipes del debate cuentan que uno de los momentos más álgidos de la discusión fue cuando el dirigente sindical Carlos Insunza enrostró a la directiva la ausencia de elementos objetivos -y pruebas- que justificaran la salida de Barraza.

Lo cierto -aseguran las mismas fuentes- es que el sacrificio del exministro fue más bien un daño colateral y que el plan original de los partidarios de Carmona y Jadue era dejar fuera de la CP a la ministra Vallejo y -una vez desechada esa intención al no tener respaldos- se buscó marginar a la presidenta de la Cámara de Diputados, pero tampoco había agua en la piscina.

Barraza fue la tercera -y exitosa- opción.

El diseño resintió el ánimo de la disidencia y el tellierismo, sobre todo porque algunos de sus miembros guardaron silencio en ese debate y se cuadraron sorpresivamente con la postura oficial.

En el tercer trimestre de 2024, Carmona evitó enfrentar al gobierno, como lo había hecho en diversos temas,

Carmona se toma el partido

La facilidad con que la dupla Carmona-Figueroa fue reelecta y la ausencia de una contraparte que cuestionara la forma en que se llevó a cabo la renovación de sus autoridades eran un escenario impensado hace menos de un año.

“Hace falta Teillier, su conducción colectiva e inclusiva (…), sin perderse en conflictos secundarios”, señalaba el senador Núñez en julio pasado, en momentos en que los sucesivos encontrones de Carmona con La Moneda ponían en cuestión su liderazgo. La disidencia también le reprochaba a Carmona haber impuesto la tesis de una persecución judicial al exedil recoletano, exponiendo la imagen de la colectividad.

Explicaciones hay varias sobre el nuevo escenario.

Primero, Carmona demostró su larga experiencia política haciendo, durante el segundo semestre, un giro político y comunicacional. El histórico dirigente y secretario de Gladys Marín evitó enfrentar al gobierno y comenzó a aparecer en los medios de comunicación con un tono más moderado y pedagógico. Juan Andrés Lagos, en tanto, se sumergió y empezó a hacer trabajo en las bases.

Mientras tanto, los líderes de la “nueva generación” se encontraban abocados a sus tareas en el gobierno y en el Parlamento, lo cual los desconectó del trabajo partidario durante los meses claves de la campaña interna.

Vallejo privilegió su vocería del gobierno y su prenatal (su hijo nació el 5 de febrero); Jara se abocó ciento por ciento en sacar adelante la reforma previsional (aprobada el 28 de enero), Cariola se enfocó en la presidencia de la Cámara Baja y Hassler, en su fallida reelección.

En este cuadro, muchos apostaban a que el senador Núñez asumiera el liderazgo de la disidencia, lo cual no sucedió .

Otro elemento fue que el oficialismo fue hábil -reconocen desde la disidencia- en incorporar a cuadros jóvenes a la CP -entre ellos Óscar Aroca, jefe de gabinete del ministro Nicolás Cataldo y la exconcejala de San Miguel, Rebeca Gaete.

La clave -sin embargo- fue la alianza de Carmona con Jadue y su círculo incondicional. Un pacto que -dicen en el PC- el exalcalde cobrará caro este año y que tiene un claro precio: la carrera presidencial.

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