“En 30 años, Chile progresó”: la carta del expresidente Lagos a la Convención Constitucional
En una misiva dirigida a la mesa del órgano redactor, el exMandatario enumeró los logros alcanzados en materia socioeconómica por los gobiernos de la transición, los que calificó como un "campamento base" para poder avanzar hacia las demandas actuales de la población. "El mundo se ha vuelto más complejo y globalizado y nos plantea otras urgencias", reconoció en el texto quien gobernara el país entre 2000 y 2006.
En una carta de ocho carillas enviada a la mesa de la Convención Constitucional, el expresidente Ricardo Lagos valoró el proceso que se registra al interior del órgano redactor en la elaboración de una nueva Constitución, aunque cuestionó las críticas que se han realizado al interior del organismo a los gobiernos que dirigieron el país tras el retorno a la democracia.
En el texto, que fue entregado este miércoles 4 de mayo y que firma junto a su exjefe de gabinete, Enrique Paris Horvitz, el exmandatario explica “hemos seguido con atención los importantes e interesantes debates que tienen lugar en la Convención Constituyente. En algunas ocasiones hemos tomado conocimiento de afirmaciones que atañen al periodo presidencial que me tocó presidir y (...) queremos hacerles llegar este texto que podría enriquecer el debate”.
“Sin duda las actas emanadas de esa Convención Constituyente serán un documento histórico de gran importancia y por ello quisiera que este texto sirva como la exposición de algunos de los actores involucrados en las decisiones de la época”, añade quien gobernara el país entre 2000 y 2006.
En la misiva, que el expresidente recomienda hacer llegar a todos los convencionales constituyentes, Lagos repasa los logros alcanzados en materia social y económica desde el gobierno de Patricio Aylwin hasta la segunda administración de Sebastián Piñera, junto a las dificultades que debieron enfrentar.
Sobre la mirada actual a los gobiernos de la transición, explicó que “nos encontramos como un grupo de andinistas que llega desde el campamento base a un campamento más alto, con dificultades nuevas, pero más cerca de la cima. El mundo se ha vuelto más complejo y globalizado y nos plantea otras urgencias, las de una sociedad cuyos miembros son más exigente en el ejercicio de sus derechos y las generaciones nacidas en democracia buscan expandirla a nuevas esferas de la vida social”, expresa en el texto el exjefe de Estado.
Agrega que “lo avanzado en las últimas décadas no tiene, como siempre sucede en la historia, una mirada ecuánime y valorativa de quienes están hoy mejor que antes, eso se da por adquirido, la mirada es más bien crítica y se dirige hacia lo que aún no se ha conseguido y la percepción subjetiva del bienestar es menor a las cifras objetivas del desarrollo social”.
No obstante, reconoce que “los buenos indicadores socioeconómicos esconden sin embargo una realidad que remece las conciencias y constriñe nuestras aspiraciones de alcanzar el desarrollo, porque en Chile la mayoría de estos avances no se distribuyen con justicia”. En este sentido, destacó que “la desigualdad ha sido uno de los rasgos distintivos de Chile y América Latina a lo largo de su historia a partir del período colonial, pese a los avances lentos pero persistentes de las últimas décadas continúa siendo un lastre del cual el país no parece poder desprenderse”.
Sin embargo, Lagos destaca que “en 30 años, Chile progresó y fuimos capaces de crear bases sólidas que permiten avanzar al desarrollo. Sin embargo es preciso reconocer que la fuerza propulsiva de los primeros 18 años se debilitó paulatinamente en los años posteriores haciendo más lentos los avances y generando un choque con las expectativas ciudadanas, malestar por la despreocupación de los responsables gubernamentales por su dignidad, sus derechos y su calidad de vida. Y un sentimiento de injusticia creciente por cómo se distribuían los frutos del crecimiento”.
El expresidente concluye señalando que “la profundización de la democracia es sin lugar a dudas el camino para recuperar, ante los nuevos desafíos, el impulso propulsivo que Chile requiere en esta nueva etapa, de un desarrollo económico que debe integrar las demás dimensiones de la vida social”.
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