Guillermo Teillier: "El PC no ha tomado aún la decisión de mantenerse en este pacto administrativo"

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El timonel comunista manifiesta su molestia con sectores de la DC y el PR y sostiene que si no hay acuerdos legislativos básicos, no suscribirán una alianza para liderar la mesa de la Cámara y comisiones.


Como una crisis que se puede profundizar. Así el presidente del Partido Comunista, diputado Guillermo Teillier, define la situación que atraviesa la oposición luego de que el Frente Amplio pusiera en duda respetar el acuerdo administrativo que permitiría a la centroizquierda liderar la mesa de la Cámara y las distintas comisiones. No obstante, el líder comunista va más allá y dice que su propio partido no respaldará el pacto si es que no hay objetivos legislativos comunes. "Es complejo decir que vamos a respetar el acuerdo administrativo si no vemos garantías", plantea.

¿Qué le parece la situación que vive la oposición y la postura del Frente Amplio de poner en duda el pacto de administración?

La oposición no unida no es una novedad, estamos así hace un año, desde la derrota electoral. No ha habido posibilidad de llegar a un acuerdo con objetivos comunes. Se supone que es un acuerdo administrativo de la oposición para actuar como oposición, pero en los hechos eso no ha sido así.

¿Por qué se produce esta crisis?

Se veía venir, porque no hubo un acuerdo político en el momento que se hizo este pacto. No se planteó ningún objetivo legislativo ni cuáles serían los temas más importantes. Esa incertidumbre es la que ha provocado la crisis.

¿Qué consecuencias puede tener esta situación?

Que esto dificulte llegar a acuerdos hacia adelante, incluyendo los electorales. Se aleja la posibilidad de tener acuerdos puramente electorales, sin un compromiso en relación a objetivos concretos. La gente ya no quiere esto, esta misma crisis nos dice que eso no es lo mejor, no es factible.

Entonces, ¿cómo se va a solucionar?

En realidad, no lo sé. Aquí habría que ver qué voluntad política existe para que los que están más conflictuados recapaciten y se pueda llegar a un nuevo acuerdo, aunque sea administrativo, pero con ciertos objetivos legislativos.

Pero a usted, ¿qué le parece el actuar de la DC y del PR, que finalmente con sus votaciones desencadenan el enojo del FA?

No sé como están las cosas en esos partidos. En la DC hay una división, hay algunos que votan con el gobierno indefectiblemente. En el PR vemos lo mismo, dos o tres diputados que están absolutamente condicionados por lo que diga el gobierno.

¿Usted siente que la DC se pasó a la vereda del piñerismo?

El cuidado que tendría es de no meter a todos dentro de un saco.

Entonces, ¿no siente que la DC ha actuado más como un partido oficialista que de oposición?

Es un adjetivo fuerte, pero en algunos aspectos sí la DC ha actuado como un partido oficialista, pero tampoco podemos decir que la DC ha estado volcada totalmente a apoyar al gobierno, porque no ha sido así. Sí han surgido hechos que pueden causar esta impresión, pero no podría decir que es un partido que ya se pasó para la derecha.

El "pirquineo" de votos del que se habla le está funcionando al gobierno. ¿Cuál es el llamado que les hace a esos partidos?

Que recapaciten respecto de esa actitud. Decir, por ejemplo, que de ninguna manera van a hacer un acuerdo con la derecha, pero en los hechos, al votar por la derecha, están en eso.

En la DC aseguran que los proyectos se tienen que ver en su mérito, ¿no es lo que corresponde?

Lo que yo reclamo es que ese análisis se haga con toda la oposición. La DC no ha desalojado el que ellos en un año más puedan conversar respecto de pactos electorales o acuerdos. Yo digo que va a ser un poco tarde en un año más. Estamos de acuerdo con que cada ley hay que verla en su mérito, por cierto, pero veamos primero la diferencia y acuerdos entre nosotros. No salgamos solos a pactar porque creemos que con eso vamos a marcar camino propio o vamos recuperar votación.

Para entender, usted ha dicho que nunca fue un pacto político. ¿Por qué podría definir tanto este acuerdo?

Lo que pasa es que podría entenderse esto como un rompimiento de las lealtades y para el futuro sea difícil recomponerlas. Tampoco es que nos vayamos a morir por eso y nos vayamos a cortar las venas, porque en el periodo pasado de Piñera no estuvimos en la mesa ni presidimos ninguna comisión.

Entonces, ¿en el PC están por mantener este acuerdo administrativo? ¿Lo van a respetar?

De acuerdo a como se den las cosas, lo vamos a estudiar. El PC no ha tomado decisión todavía de mantenerse en el pacto administrativo, pero a priori es complejo decir que vamos a respetar el acuerdo administrativo si no vemos garantías de que va a haber un cambio y que se va a tratar de superar esta crisis.

Usted habla ahora de un pacto con ciertos acuerdos legislativos. ¿En qué puntos?

Por lo menos en aquellos proyectos que son los más importantes: la reforma tributaria, reforma laboral, tema de pensiones, está admisión justa y otros proyectos. En la ley de migraciones hubo un acuerdo y se transgredió el acuerdo que era del conjunto de la oposición, eso es lo complejo. Si tenemos un acuerdo sobre reforma tributaria, ¿lo vamos a respetar? O sea, hay que entregar cierta garantía de que sí.

¿La oposición fragmentada, le está entregando terreno a la derecha?

El gobierno de Piñera no termina bien el año legislativo. Me da la impresión de que empezó bien, haciendo un buen uso de esta táctica de las comisiones nacionales, nombrando a dedo a las personas y logró llevar a gente de la oposición, y a lo mejor ese esfuerzo le significó llevar algunos votos a su favor. Lo paradójico es que, a pesar de esto, el gobierno ha retrocedido en las encuestas y está perdiendo la confianza de la opinión pública. Ha cometido errores tan manifiestos como lo del negacionismo, lo de La Araucanía, lo del proyecto que cambia la Ley de Inclusión. Todo esto lo está haciendo terminar mal, pero nosotros no hemos aprovechado esta situación. Y ¿quién lo puede aprovechar? Alguien que está en la ultraderecha.

¿La irrupción de José Antonio Kast es responsabilidad del gobierno o de la izquierda?

Es responsabilidad del gobierno, porque al no cumplir sus promesas le está abriendo paso a alguien que dice que sí va a cumplir. Pero también de nosotros, porque no hemos sido capaces de decirle a la ciudadanía: "este es el proyecto que Chile necesita". Le estamos dando carta blanca a Kast, quien puede llegar a dirigir el país.

¿Es un problema de los temas que está ofreciendo su sector?

También. El problema es que no tenemos unidad de propósitos. No nos hemos sentado a conversar los presidentes de los partidos. En el gobierno pasado de Piñera nos sentamos a hablar de la reformas que había que hacer. Ahora no tenemos absolutamente nada y, al contrario, si seguimos como vamos, vamos a retroceder en la reformas que logramos hacer, porque Piñera está dispuesto a desmantelar mucho de lo que hicimos.

¿Cuáles son los plazos para al menos una unidad de propósito?

Es ahora. Algunos dicen que queda un año, pero en un año más vamos a estar a pocos meses de las elecciones y ahí no hay tiempo de hacer ni programas ni tener objetivos muy concretos, y esos comicios son clave para la presidencial.

¿Cómo se deben articular? ¿En una nueva coalición?

Es necesaria la unidad de toda la oposición. Para eso tienen que haber conversaciones muy abiertas, con criterios muy flexibles, de escucharnos todos, de poner todos los planteamientos sobre la mesa y sacar la esencia de los que nos une, de lo que el país necesita y podría estar esperando de nosotros.

En otro tema, ¿cómo evalúa los dichos de Marisela Santibáñez sobre Jaime Guzmán en la Fiesta de los Abrazos que organiza el PC?

Fue un error de Marisela, ella misma lo reconoció. Nos mandó disculpas muy explícitas por haber dicho eso. Además, ha tratado de explicar qué fue lo que realmente quiso decir, pero ya pidió también disculpas públicas a la familia.

¿Usted comparte los dichos?

No lo he compartido en ningún momento, de ninguna manera. Condenamos en su momento y hemos seguido condenando el crimen de Guzmán, y no hemos cambiado ningún ápice esa posición. No solo porque ya no era el momento de hacer esas cosas. Se estaba recién recomponiendo la democracia, era muy complejo, peligroso incluso, y además que, de alguna manera, nos comprometía, porque todos iban a mirarnos, la gente no distingue mucho y se iban a encargar de arrinconarnos, y creo que todavía lo pretenden, pero siempre nuestra posición ha sido clara.

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