Heraldo Muñoz y opción presidencial: "Nunca planifiqué presidir un partido, y aquí estoy, por tanto, no puedo descartar nada"

Excanciller asegura que, si bien no es su ambición ser Presidente de la República, si llega a tomar la decisión de iniciar una carrera a La Moneda, apoyado por el PPD, lo hará con convicción. "Cuando asumo un desafío, lo hago en serio", dice.


Una visión más bien crítica tiene el presidente del PPD y excanciller, Heraldo Muñoz, respecto del actuar del gobierno de Sebastián Piñera frente a la crisis que atraviesa Venezuela. "Ha escogido enfatizar los gestos simbólicos, en vez de privilegiar una política proactiva de ayudar a generar un entendimiento", dice. No obstante, y a pesar de que la mesa directiva de su partido, que encabeza, no había sido tan directa, el exministro plantea frente al gobierno de Nicolás Maduro que "sin duda estamos ante un régimen autoritario o dictatorial".

Muñoz, en medio de sus vacaciones, también se da tiempo para responder respecto de supuestos intereses presidenciales. Y si bien, el dirigente asegura que no está dentro de sus aspiraciones llegar al sillón de La Moneda, sostiene que "el futuro a veces depara desafíos inesperados", por lo que no puede descartar convertirse en un candidato si cuenta con el respaldo de su partido y de la ciudadanía.

¿Cómo se sale de la crisis que está viviendo Venezuela?

La única manera viable de salida democrática a la crisis venezolana es una salida pactada que implique elecciones libres y transparentes en un plazo razonable. Eso requiere ejercer juiciosamente la diplomacia y la política. Negociar con Nicolás Maduro no será fácil, aunque el escenario ahora le es más adverso, pues el régimen se ha ido debilitando, la presión internacional es inédita, y el fraccionamiento de la oposición se ha reducido alrededor del apoyo a Juan Guaidó. El peligro lo veo en la amenaza externa del uso de la fuerza, alternativa que sería inaceptable desde la perspectiva del derecho internacional, y en una espiral de violencia, que percibo la mayoría de los venezolanos no desea.

¿Cómo evalúa la actuación del gobierno de Sebastián Piñera?

El gobierno de Piñera con Venezuela ha escogido enfatizar los gestos simbólicos, en vez de privilegiar una política proactiva de ayudar a generar un entendimiento para la salida democrática.

Pero, ¿alinearse con el Grupo de Lima y reconocer a Juan Guaidó no ha sido una buena estrategia de La Moneda?

Estar activamente con el Grupo de Lima ha sido importante. El reconocimiento de Guaidó ha sido un gesto simbólico que, sin embargo, no va al fondo del problema que es cómo ayudar a viabilizar una salida democrática negociada. Por eso, no hay que descartar ninguna iniciativa de negociación que genere apoyo de los propios venezolanos. Optar por el mero discurso es renunciar a la diplomacia.

¿La izquierda chilena tiene parte de responsabilidad al no haber sido claro para enfrentar a Maduro?

Cada cual debe responder por sus dichos y actos. La izquierda o el progresismo al cual yo pertenezco ha sido claro desde un inicio al haber condenado sin ambages el régimen de Maduro y las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.

¿Usted considera que el gobierno de Maduro es una dictadura?

Sin duda estamos ante un régimen autoritario o dictatorial. Lo concreto es que en Venezuela no existen los fundamentos de la democracia establecidos en la Carta Democrática Interamericana. Como bien dijo el Presidente del gobierno español Pedro Sánchez, al referirse a Maduro: quien contrapone socialismo y libertad, y responde con balas y prisión a las ansias de libertad no es socialista, sino que se trata de un tirano.

¿Usted cree que la expresidenta Michelle Bachelet, como alta comisionada de los DDHH debería involucrarse más en la crisis en Venezuela?

La alta comisionada debe ir a Venezuela en las condiciones y el momento oportuno, y realizar su labor en favor de los derechos humanos de una manera eficaz. Su predecesor consignó las violaciones de los derechos humanos en Venezuela; pero, pese a sus buenas intenciones, no pudo visitar el país ni generar avances. El desafío está en cómo hablar de manera veraz en defensa de los derechos humanos y obtener resultados.

Hablando de la expresidenta, usted recibió críticas por publicar en su Twitter una caricatura de la vocera Cecilia Pérez en que se hacía referencia a las permanentes cuestionamientos a Michelle Bachelet, ¿está arrepentido?

A pesar de las críticas, de hecho recibí más apoyos. Quizás porque la gente no comparte la constante falta de respeto del gobierno hacia la figura y legado de la primera mujer dos veces Presidenta de la República, que fue lo que quise relevar. No tengo absolutamente nada contra la ministra Pérez, sino contra el doble discurso oficialista. Y muchos saben que mi estilo es de serena firmeza, respetuoso. Por eso, ni siquiera caí en descalificaciones con Evo Morales cuando me insultaba personalmente, así como al pueblo de Chile.

También ocupó páginas de la prensa con el hecho de que en una entrevista radial haya sostenido que si su nombre concitaba interés ciudadano no podía descartar ser candidato presidencial, ¿cuáles son los reales alcances de esa frase?

He dicho que no soy precandidato, y menos candidato presidencial. He agregado que primero hay que prestar atención a la ciudadanía en vez de andar ofreciéndose para cargos. Tenemos que generar propuestas y confianza antes que postular candidatos. Claro, el futuro a veces depara desafíos inesperados. Nunca planifiqué estar presidiendo un partido político, y aquí estoy, por tanto, no puedo descartar nada. Pero si me declaro disponible -o decline-, lo haré de manera inequívoca y sin margen a interpretaciones.

Pero, ¿usted quisiera ser candidato presidencial?

Nunca ha sido mi ambición. Para el escenario de postular tendría que considerar el apoyo de mi partido y, más importante, de un segmento significativo de la ciudadanía. En todo caso, cuando asumo un desafío, lo hago en serio.

¿Cómo se soluciona el conflicto que hoy vive la oposición, en que incluso está en cuestión el pacto administrativo de la Cámara?

Los acuerdos pactados deben ser respetados. Más aún cuando se trató de un acuerdo administrativo.

Pero, ¿está de acuerdo con buscar mínimos comunes, o acuerdos legislativos antes de firmar acuerdos administrativos, como se pide desde el Partido Comunista y el Frente Amplio?

Sí, coincido en que conviene procurar posiciones comunes de la oposición sobre materias tan importantes como la reforma previsional, el proyecto laboral, la defensa de la ley de inclusión educacional, y la reforma tributaria. En cuanto a esto último, fue muy importante el consenso generado sobre ocho principios suscrito desde la DC hasta el FA en la Comisión de Hacienda de la Cámara.

¿Usted cree que la Democracia Cristiana y el Partido Radical han cometido errores al votar tantos proyectos en línea con el Ejecutivo? ¿Algunos plantean que hasta desconociendo acuerdos?

No han sido las bancadas completas, sino algunos parlamentarios. Hay muchos proyectos del gobierno que la oposición ha votado favorablemente y, de hecho, hemos estado dispuestos al diálogo con el gobierno. El proyecto de migraciones fue el que causó más polémica y a veces se dan esas discrepancias, que habría que prevenir.

¿Esto puede perjudicar posibles alianzas políticas y electorales? Por ejemplo, de cara a las próximas elecciones de gobernadores y alcaldes.

Por cierto hay que evitar todo aquello que signifique impedimentos para la unidad opositora, o al menos para alianzas electorales con miras a las municipales y elecciones de gobernadores regionales.

¿Se puede volver a ser gobierno con este nivel de fragmentación de la oposición?

Veo complejo un panorama donde se mantiene el nivel actual de fragmentación. Para ser gobierno tiene que existir una vocación de mayorías en el mundo progresista y una propuesta de cambio tranquilo, con gobernabilidad. Pero aun ese escenario está distante.

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