Ignacio Walker, excanciller: “El gobierno no tiene que dejarse provocar por Milei”
Para el exministro de Relaciones Exteriores, las declaraciones del presidente argentino son propias de los gobiernos de ultraderecha que han empezado a llegar al poder, y destaca la respuesta de la administración de Gabriel Boric. En esa línea, agrega, el foco debe estar en "mantener estas relaciones bilaterales en el buen pie".
En entrevista con La Tercera, el exministro de Relaciones Exteriores Ignacio Walker (ex-DC) asegura que las declaraciones del presidente argentino, Javier Milei; y de su ministro de Economía, Luis Caputo, son propias de los gobiernos de ultraderecha y liderazgos como Donald Trump, Jair Bolsonaro y José Antonio Kast.
En ese sentido, destaca el actuar de la administración de Gabriel Boric y enfatiza que “no hay que dejarse provocar, hay que mantener estas relaciones bilaterales en el buen pie”.
¿Qué le pareció que el Presidente le haya salido a responder a Milei?
El Presidente Boric salió jugando por arriba, con dignidad, con prestancia, acorde al cargo que detenta como Presidente de la República. Frente a lo que hemos visto al otro lado de la cordillera, creo que era la forma correcta de salir.
¿Cree que fue correcto el tono? Que le haya pedido más “humildad”, por ejemplo.
Es que lo único que no tiene Milei es humildad. Hay que recordar que es parte de una familia política, la llamada ultraderecha, que en su caso representa el anarcocapitalismo, el liberalismo libertario, como él mismo se ha autodefinido, cuyo guaripolo es Donald Trump, quien se ha dedicado durante ocho años en Estados Unidos a agredir y descalificar a sus adversarios. Y desgraciadamente, la escuela del presidente Milei, ahora en boca de su ministro de Economía, pareciera no escapar a este afán con la agravante de que aquí estamos hablando de un país vecino. Entonces, lo que hay aquí es un signo de arrogancia. Esta es una arista de la política de la motosierra que viene a arremeter no sólo contra la inflación, lo que está muy bien, no sólo contra el déficit fiscal crónico de Argentina, lo que está muy bien, pero también con una agresividad que es propia de una actitud de mucha arrogancia.
¿Cómo debe proceder el gobierno? Ya se envió una nota de protesta.
Cualquier reacción tiene que tomar en cuenta que con Argentina hemos tenido los mejores 35 años del último siglo. Desde el gobierno de Raúl Alfonsín en Argentina, hemos tenido los mejores 35 años del último siglo. Y, evidentemente, el gobierno lo que tiene que hacer es lo que está haciendo, con estas declaraciones tranquilas, reflexivas, jugando por arriba. El gobierno no tiene que dejarse provocar por Milei, sino mantener y profundizar la relación bilateral.
¿Un llamado a consulta al embajador sería excesivo?
Yo creo que eso sería precipitar las cosas. Estos incidentes nunca hay que escalarlos. Ahora, esto no se compadece con el gesto de una gran hidalguía que tuvo el Presidente Boric, de asistir al cambio de mando en Argentina, a pesar de las profundas diferencias políticas e ideológicas entre ambos presidentes y ambos gobiernos. El Presidente Boric entiende, y entiende bien, que su tarea como Jefe de Estado es justamente tratar de cultivar una relación construida sobre la base de la cooperación, y no de las eventuales diferencias ideológicas.
Hasta el momento, ¿le ha parecido correcto el actuar del gobierno?
Me ha parecido muy bien y tiene que mantenerse en esta línea. El gobierno argentino, en la propia declaración del ministro Luis Caputo, ya ha nombrado a su embajador en Chile, al citarnos cierto Axel Kaiser, como la persona que lo representa, y como si fuera poco, José Antonio Kast no perdió la oportunidad de solidarizar con sus declaraciones. Esa es la familia política de la que estamos hablando en América Latina y que incluye a Donald Trump, a Nayib Bukele, a Jair Bolsonaro. Entonces, yo creo que no hay que dejarse provocar, hay que mantener estas relaciones bilaterales en el buen pie que han tenido durante 35 años. Esta forma de hacer política, basada en la arrogancia, es justamente lo que caracteriza a esta ultraderecha hoy día en el mundo.
¿Qué se puede hacer con un gobierno que desde el presidente hacia abajo tienen ese tipo de tono?
Hay que seguir trabajando en la agenda bilateral, que es muy intensa y muy provechosa para ambas partes. Lo que son los 12 pasos fronterizos, el comercio, las inversiones. Desgraciadamente ya van varios episodios, como la ausencia del canciller argentino en Roma, supuestamente por una diferencia en el G-20 en Brasil, cuando ahí no hubo ninguna confrontación. Hay, sin duda, una falta de experiencia muy llamativa. Recordemos que el presidente Milei ya sacó a su canciller anterior.
¿Qué tan en jaque están las relaciones diplomáticas?
No, las relaciones no están en jaque. Estos dimes y diretes son cosas que al final quedan ahí. Así que no hay que escalar, no hay que dejarse provocar, pero que quede claro que esta es la forma de hacer política. Esta es la actitud de esta ultraderecha que empieza a gobernar en muchos países de Occidente.
A nivel de relaciones, ¿en qué otra ocasión se ha visto algo similar a lo ocurrido hoy con el gobierno argentino?
Afortunadamente no es la tónica de las relaciones internacionales, es algo muy excepcional, más allá de las diferencias políticas e ideológicas de distintos gobiernos. Hemos tenido, por supuesto, problemas con Venezuela, con Nicaragua, algún malentendido con Perú, pero nada comparable a esto. En este caso, este tipo de declaraciones, de pequeños incidentes, van escalando y, sobre todo, van mostrando una tónica. Esta es una arista de la política de la motosierra y hay que acostumbrarse a que la arrogancia va a ser el tono de estos gobiernos.
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