Jaime Quintana (PPD): “Si Bachelet llega a ser la candidata, es porque tenemos una dificultad de renovación de rostros del progresismo”
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El presidente del PPD aborda el escenario presidencial del oficialismo y reconoce que si la exmandataria cambia de opinión se modifica el escenario para el sector, pero advierte que debería ser una decisión colectiva. Eso sí, dice que, de todas formas, deberían realizarse primarias. El senador, además, hace un balance del último año de gobierno: “Los problemas de gestión han persistido, no ha habido lecciones aprendidas”.
Está convencido de que la ministra del Interior, Carolina Tohá, tiene margen para crecer en la adhesión ciudadana para una eventual candidatura presidencial, y que eso ocurrirá una vez que empiece a dar a conocer qué propone para el país. El senador y presidente del PPD, Jaime Quintana, afirma que ha hablado con ella en los últimos días y que están a la espera de que tome una decisión sobre si será o no abanderada.
Por lo mismo, dice que es prematuro sepultar la idea de tener liderazgos nuevos para la carrera presidencial y que, en caso de que la expresidenta Michelle Bachelet cambie de opinión y quiera ser la carta del oficialismo, significaría que tienen un problema estructural como sector:no tienen capacidad de renovar liderazgos.
Ya casi en el último año de gobierno, ¿con qué sensación se queda?
Como muchos, pensaba que este gobierno no iba a terminar bien. Pero vemos que los 30 puntos se mantienen inalterables. Se han sorteado crisis muy severas, como el caso Monsalve, la situación de la casa de Allende (...). Se han enfrentado con éxito temas legislativos, se ha cumplido una parte importante de la agenda. El gobierno va a tener un balance que exhibir. Pero también, por supuesto, algunos déficits y temas complejos que no se han manejado bien.
El gobierno ha tenido que abandonar varias de sus banderas. Puede entenderse como un fracaso de las ideas de origen. ¿Cuál es su lectura?
Las ideas que se pensaron en su momento no son las que están saliendo. Muchas de ellas quedaron en el camino por falta de realismo.
¿Cree que fue difícil el tránsito para tener más “realismo”?
La inflexión se produce después de los procesos constitucionales, sin duda. En el año y medio del gobierno, claramente hubo una inflexión. Y, además, una actitud del Presidente muy favorable a la escucha y hacerse cargo de problemas nuevos.
Con un déficit y una deuda mayores de lo esperado, casos de corrupción, una reconstrucción incompleta, algunos dirían que el balance es negativo. ¿Usted no?
Los temas de gestión claramente han persistido. Más bien en lo sectorial, yo siempre lo he dicho. No son temas del comité político, son temas más bien sectoriales.
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Se ha mantenido a ministros sectoriales muy cuestionados. Por ejemplo, Fernández, por la compraventa; Montes, por la reconstrucción. ¿Ha faltado dureza?
Y puede haber otros sectores más con muchas dificultades. Agricultura tiene muchas. Pero yo separaría los temas. El caso de Allende es emblemático, porque ocurre en el último año del gobierno, cuando uno hubiese pensado que había más lecciones aprendidas. Lo complejo de ese caso es que muestra que no se aprendió la lección. Faltó rigurosidad, experiencia, y ese es un problema de este gobierno: la falta de experiencia en un gobierno en donde el núcleo de poder se mantiene inalterable. Ha habido cambios, pero creo que el núcleo de poder es el mismo de 2021.
¿Se refiere al Segundo Piso?
Es más que el Segundo Piso. No hay un sistema nervioso central, como uno lo llamaba en los tiempos de la Concertación. Yo lo personificaba en Belisario Velasco.
Parte del núcleo de poder es Miguel Crispi. ¿Es de la idea de que hay que removerlo?
Los problemas que el gobierno ha tenido van mucho más allá de Crispi. Él no toma las decisiones importantes. El núcleo de poder está en todos los ministerios, no está solo en el Segundo Piso. Si Crispi fuera un ministro, entiendo, habría problemas. Pero no vemos que sacando a Crispi se nos resuelvan los problemas que mantiene el gobierno.
¿Cómo lo corregiría, entonces?
A esta altura estamos hablando de las cosas que ya no cambiaron. Por eso yo decía, a propósito del caso Allende, que lo más complejo es que ocurre el último año. Si hubiera ocurrido el segundo año, se corrigen los errores, pero esto muestra que no se han corregido los errores, que no se han aprendido lecciones, que no ha habido rigurosidad suficiente.
¿Puede afectar la gestión de cara a las presidenciales?
Afecta, por supuesto. Pero son ciclos distintos y van a depender mucho del liderazgo que se presente por el oficialismo a la primera vuelta.
El PS reaccionó con dureza a la invitación que hizo la comisión política de su partido de tener a Tohá como candidata común. ¿Mantiene la idea?
Sí, evidentemente. Así lo hemos hecho siempre. Desde la elección del 89 en adelante, el PS y el PPD nunca han ido separados. Por eso no entendí por qué esa reacción frente a una decisión nuestra, dado que, además, yo una semana antes le había dicho lo mismo a la presidenta del PS.
En el PS creen que esa arremetida generó que se volviera a instalar con fuerza el nombre de Bachelet. Terminaron provocando el efecto contrario al que querían, ¿no?
No, no creo, porque la expresidenta Bachelet también ha dado entrevistas y uno puede suponer un camino u otro. Lo de Lula puede parecer anecdótico, pero finalmente es un elemento que va a dar que hablar.
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El PS tiene una reunión pendiente con ella. Si Bachelet dice que sí, ¿cuánto cambia el escenario?
Esperaría que eso no se diera así, en la sede de un partido. Si finalmente la presidenta tomara una decisión como esa, tendría que ser con el conglomerado en su conjunto. Y sí, cambian las cosas. Pero lo que no cambia es que la mayoría de los partidos ha resuelto su instancia interna: es absolutamente indispensable realizar primarias.
¿Entonces es partidario de primarias con o sin Bachelet, en cualquiera de los dos casos?
Las primarias son un turbocompresor que permite aumentar la potencia para las candidaturas de nuestro sector, sobre todo cuando hay una derecha bastante avanzada. Decir que vamos a desahuciar la primaria tan livianamente parece poco responsable. Tendría que haber una muy buena razón para decir que no se hace primaria. Pero eso habrá que discutirlo en su momento. Bachelet es un liderazgo transversal, entonces habrá que ver si la lectura es distinta en ese momento. Estoy seguro de que Bachelet, que apoyó esos procesos, no va a estar por desahuciar.
¿Usted no ha hablado con la expresidenta?
No, últimamente no.
¿Por qué insisten en empujar a Tohá, si marca tres puntos en las encuestas? En contraste, Bachelet crece.
Porque es demasiado prematuro de lo que van a ser las definiciones políticas. No me cabe ninguna duda que los números van a cambiar.
¿Qué le hace pensar que va a mejorar en las encuestas?
Es que hoy día Tohá no ha dicho qué es lo que propone en materia de salud, en materia de seguridad.
Pero Bachelet tampoco tiene propuesta, incluso ha descartado una candidatura, y, sin embargo, marca.
Porque fue dos veces presidenta, porque tiene un cariño y una evaluación que son muy transversales. Ella figura por eso, por su trayectoria.
La ministra Tohá dijo que a la vuelta de vacaciones iba a tomar una decisión, es decir, en marzo. ¿De qué depende esa decisión?
Es personal. Bueno, ella ha dicho que no es personal, pero también hay un componente personal. Entonces ella tendrá que evaluar esto.
¿Ha conversado con ella sobre cuáles van a ser los criterios para tomar una decisión?
No conozco sus criterios. Creo que es una decisión de ella que, como ha señalado, no está tomada. Tiene un componente personal, pero también un componente colectivo.
¿Ha conversado con ella durante este último tiempo?
He conversado en el último tiempo con ella en distintas materias.
¿Que suba en las encuestas es un factor para tomar la decisión?
Yo no creo que el factor de la encuesta sea determinante, porque cualquier persona medianamente estudiosa de las estadísticas sabe que estos números no tienen nada que ver con los que vamos a tener en junio.
¿Sería un fracaso para el Socialismo Democrático que Bachelet sea candidata por tercera vez?
La expresidenta Bachelet ha empujado la renovación en sus distintos gobiernos. La renovación ha sido un tema para todos y yo creo que es parte de la conversación finalmente que se dé ahora.
¿Sería una contradicción que acepte una tercera candidatura?
Si eso pasa es porque, efectivamente, tenemos un problema estructural. Ella siempre ha cuidado la unidad del mundo progresista, entonces, si finalmente tomara esa decisión, creo yo, es porque se advierte que no queda otro camino. Pero es muy prematuro para decir que esto no prendió o que otros liderazgos no van a crecer. Estos liderazgos no entran a la cancha todavía.
¿Pero lo lee como un fracaso del progresismo si es que termina siendo ella la candidata?
Podría ser una lectura. Si Bachelet llega a ser la candidata es porque tenemos una dificultad importante en la renovación de rostros del progresismo, sin duda.
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