Jeannette Jara: “Hubo mucha frustración por no poder terminar con las AFP y lo entiendo: a mí me costó convencerme”
La exministra del Trabajo y otrora negociadora de la reforma previsional del gobierno sostiene que al no tener mayorías hay que optar por avanzar en lugar de solo “enamorarse” de sus propias ideas. Estas son las definiciones de la carta comunista a La Moneda.
Eran cerca de las 11 de la noche en Chile del sábado 5 de abril cuando -casi al otro lado del mundo- el Presidente Gabriel Boric recibió una llamada durante una escala de su regreso al país proveniente de una gira en India. Al otro lado de la línea, la entonces ministra del Trabajo, Jeannette Jara, le comunicaba que el pleno del comité central la había proclamado como abanderada. El diálogo marcó el término de su permanencia en el gabinete.
“Fue una conversación emocionante. Me voy muy agradecida de haber aportado al gobierno del Presidente Boric y me voy tranquila, porque siento que cumplí con la tarea que fui a desarrollar allá”, dice en una de las oficinas del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz, que la ha acogido en esta primera fase como abanderada.
El proceso de proclamación en el PC se observó complejo, dilatado. ¿Cómo lo vio?
En el Partido Comunista, antes que discutir los nombres, lo que hicimos en el colectivo fue discutir ideas, y eso parece que no se entendía mucho hacia afuera. No solo estaba mi nombre, estaba también el de Daniel Jadue, el de Bárbara Figueroa y el de otras personas. Hubo varias razones, entre otras, porque Daniel había sido nuestro último candidato. No es usual en el PC llevar candidatos a la Presidencia, de hecho, han sido súper pocas personas las que han tenido esta responsabilidad. Y, en mi caso, soy la segunda mujer que lo hace después de Gladys Marín. Entonces, lo veo como un proceso que es más bien habitual dentro de cómo se comporta el PC.
¿Cuándo decidió ser candidata? ¿Le entusiasma o es solo un tema de disciplina?
Es cierto, hay mucho de disciplina. De disciplina en términos de estar contribuyendo a un proyecto colectivo. Pero esto, sin ganas, no funciona. Las ganas las tenía, pero me las reservaba internamente, porque no quería que se tomara como una presión de ningún tipo a mis compañeros para que me eligieran. Y las tenía porque me he ido convenciendo, en el ejercicio de este cargo ahora, y antes como dirigente social, que se pueden hacer cambios. Y que esos cambios no necesariamente son lo abrupto que uno quisiera, pero como proceso gradual igualmente se puede avanzar. Y creo que en eso puedo hacer una contribución importante al país. Eso me llevó a convencerme.
¿Cuándo lo empezó a hablar con el Presidente? La salida de dos ministras generaba un ruido en el rumbo del gobierno...
Lo hablamos. Siempre se echaba un poco como a la talla. No sé si se acuerdan, pero a veces incluso el Presidente lo había manifestado y yo decía: ‘Pero, ¿por qué hace eso?‘. Pero fue muy inminente la conversación con él, porque en la cultura de la militancia PC no se había dado este debate.
¿Qué hizo inclinar la balanza en su partido para nominarla como candidata?
Hay distintas consideraciones, pero prefiero pensar en que era el minuto en que me correspondía asumir esta responsabilidad. Me gusta mucho pensar en una idea, en una correlación de fuerzas amplias que nos permita ganar, disputar y no solo hacer una campaña testimonial. Y contar con una lista unitaria a las parlamentarias.
¿Ser ministra de Boric fue una suerte de ripio para ser la carta del PC? En su partido hay gente que planteaba posturas más radicales a las de este gobierno...
Hay una confluencia de ideas bien complejas. Mucha parte de la militancia quiere avanzar más rápidamente y con temas más profundos, pero, por otro lado, formamos parte de una alianza política más amplia, porque cuando uno se queda solo muy enamorado de sus propias ideas y no hay mayoría social y política, lo que hace es que no avanza nada. Nuestra responsabilidad como integrantes del gobierno, como comunistas en el gobierno, era hacer avanzar, ¿cierto?, y apoyar al gobierno del Presidente Boric. Desde hace mucho tiempo hay una cosa bien institucional en el PC en torno a construir alianzas que sean de mayoría. Y a veces hay opiniones, yo diría, de algunas personas que todavía tienen una vocación más identitaria de quedarse con la bandera intacta hasta el final, que también es muy legítimo, pero que a mi entender no cumple con uno de los principales objetivos de quienes estamos en política, que es cambiar las condiciones materiales y objetivas de vida de las personas.
A usted dentro del partido le decían que incluso era socialdemócrata...
Sí, y más cosas todavía. Pero ¿sabe?, la política es así. Y entiendo, porque todo esto se debió mucho al calor del debate de pensiones, en que hubo mucha, yo diría, frustración por no poder terminar con las AFP, frustración que yo también, y dolor que yo también experimenté, así es que los entiendo: hasta a mí me costó convencerme.
Daniel Jadue tendría esta vocación más identitaria. ¿Alguna vez conversaron el tema presidencial?
No, no conversamos de este tema. Nosotros somos compañeros del mismo partido, desde las Juventudes Comunistas, pero nunca fuimos muy cercanos, entre otras cosas, porque cuando uno está en la JJ.CC. está generalmente en el mundo estudiantil. Estudiamos en colegios distintos; después en el mundo universitario estudiamos en universidades distintas, entonces, no hay tanta confluencia. Y después nos encontramos muy de adultos, hace poco, cuando yo fui candidata a alcaldesa y él fue a apoyarme en un par de ocasiones a la comuna. Y bueno, somos compañeros en el comité central del partido.
¿Observa usted que hay dos almas en el PC?
Hay una discusión de mucha variedad, amplitud, que se expresa luego en una pura opinión. A mí me da la impresión de que siempre han pensado que los comunistas pensamos todos iguales, y la verdad es que somos bastante diversos, pero practicamos esa diversidad hacia adentro y, hacia afuera, lo que llamamos la unidad en la acción. Más que dos visiones hay muchas visiones. Somos bien diversos entre nosotros, pero nos une un objetivo común. Y en ese objetivo común que, por cierto, es más justicia social, igualdad y mejorar la vida de las personas, lo que hacemos es confluir en tácticas, en formas de avanzar en lo que concordamos. A veces a algunos les cuesta más acoplarse a ellas y a veces menos.
¿Se siente lejana a los planteamientos de Jadue? Él respalda a Maduro, pidió retirar la reforma previsional y dijo que Boric propinó un daño brutal a la familia Allende...
Cuando uno es parte de un colectivo debiera estar con esas ideas que son las que por mayoría se adoptan. Cuando a uno le toca cumplir ciertas responsabilidades, también tiene que cumplirlas en función de las atribuciones que tiene. Entonces, por más que a mí como ministra me hubiera gustado eventualmente tener una opinión distinta respecto de una materia del Ejecutivo, no habría podido hacer eso en ningún caso, porque no corresponde.
¿No fueron desilusionantes para usted los giros de la administración Boric? Las hegemonías políticas cambiaron, los énfasis cambiaron...
Entiendo la política como una cosa dinámica. Y entiendo que más que querer muchas veces cambiar, porque no te queda otra, a veces hay convencimiento de que las cosas debían hacerse de una forma distinta de las que se pensaron originalmente. Esa utilidad es necesaria en política. Y sobre lo que no se logró avanzar, claro, uno siempre se queda con un dolor, pero todavía a ellos les queda un año de gobierno. Yo ahora me voy a preocupar de los siguientes cuatro años.
¿Le parece que la incorporación del Socialismo Democrático fue virtuoso o no?
Sí, claro que sí. Creo que han hecho un aporte muy importante. Primero, porque hay que construir mayorías para poder hacer cambios. Y, segundo, porque sin duda ellos tienen una experiencia que complementó la fuerza y la efectividad en la transición hacia el poder que llevaban por otro lado quienes estaban en el Frente Amplio. Para ser sincera, una igual tiene diferencias, matices, hay tensiones y a veces hasta discusiones. Pero así es la política, entonces yo no lo dramatizo. Si no, me dedicaría a tejer viendo tele en mi casa.
¿Va a cambiar mucho la postura de la ministra Jeannette Jara respecto de la candidata Jeannette Jara, en la lógica de que ahora tiene que representar con nitidez las propuestas del PC?
Francamente, no. La verdad es que yo he tenido la posibilidad, a mis 50 años, de poder decir, en casi en todos los espacios en que he estado, lo que pienso y ser consistente con lo que creo y con lo que ha sido mi vida. No lo veo como algo rupturista. En general, lo que veo de las cosas que hicimos en el gobierno, a mí me habría gustado en algunas profundizar más los cambios, hacer algunas cosas distintas, pero en general todo el tema más de principios, más básicos, los comparto plenamente. Comparto la mayoría de los elementos que se han planteado en este gobierno, casi todos. En el gobierno anterior de la Presidenta Bachelet compartía más lo que se planteaba en un sector del gobierno que en otro. Ahí tenía más conflicto, pero igual actué con lealtad, porque es lo que me correspondía en ese minuto.
¿Puede un comunista llegar a la Presidencia de la República?
Claro que sí. La pregunta es ¿por qué nos hacemos esa pregunta respecto de un comunista o una comunista y no respecto de gente que defiende regímenes como el de Augusto Pinochet en este propio país.
Esa pregunta se ha hecho antes con Ricardo Lagos, sobre si un socialista podía llegar a La Moneda, y con Michelle Bachelet, si una mujer podía llegar a ser Presidenta. Pero con el PC hay fantasmas atávicos. ¿Observa usted un anticomunismo?
Sí, cada vez menos, y hoy día a lo mejor un poquito más, porque estamos en periodo electoral. Cuando entramos a la Nueva Mayoría se preguntaban si podíamos ser ministros o subsecretarios o incluso estar en La Moneda. Hay que recordar que no había un ministro en La Moneda desde hacía 40 y tantos años en ese tiempo. Y creo que no está nada vetado.
En un abanico de candidatos oficialistas, usted plantea como parte de su activo venir de un mundo que es distinto. El otro mundo que usted describe es el mundo de Gonzalo Winter, de Carolina Tohá...
Creo que es el mundo de casi todos quienes han estado en política hasta ahora. O sea, no lo circunscribo a mis dos compañeros de coalición, porque sería muy injusto. En realidad todos vienen de los mismos sectores, súper válido por ellos, pero creo que ahora también los otros sectores, que además son la mayoría del país, deben tener un espacio. Es hora de que los sectores populares también puedan estar a cargo de los liderazgos importantes del país. Ahí hay muchas capacidades y esa es la mayoría de la población. Hay que atreverse. Yo no vengo de la élite. Creo que es un importante plus que tengo respecto de cualquier otra candidatura. Y, por otro lado, en mi caso, además, porque me gusta poder representar y conectar con las mayorías populares, que es algo que ha estado muy ausente en la política chilena, construyéndose una política más desde quienes han estudiado, se han formado en los mismos lugares y han pertenecido a los mismos sectores. Hoy día hace falta gente que tenga los pies en la tierra, que tenga cierto sentido, no solamente de cómo vive la gente común, porque lo ha leído en un diario o en un libro, sino que también lo haya experimentado.
En el gobierno de Ricardo Lagos se enfrentaron Michelle Bachelet y Soledad Alvear. ¿Cómo observa la competencia entre usted y Tohá, dos ministras de Boric?
La veo bien entretenida. Si la circunscribimos al rol de las dos exministras creo que va a ser interesante, porque tenemos muchos puntos en común, pero también tenemos algunos temas en los que nos vamos a ir diferenciando necesariamente.
¿En cuáles?
Eso lo vamos a dejar para los debates.
Pero, por ejemplo, en seguridad...
Se hicieron esfuerzos importantes. Todo lo que se puso sobre la posibilidad de avanzar se logró, en buena medida también en parte al mérito de la exministra y al liderazgo, por cierto, del Presidente. Pero de que falta, es evidente. Y en eso habrá que hacer más esfuerzos y habrá que invertir más en inteligencia policial, habrá que invertir más en resguardos, sobre todo de espacios públicos, más carabineros, creo que es muy necesario, sobre todo en las poblaciones.
¿Y cómo se va a desmarcar del gobierno de Boric?
Yo voy a ser candidata a la Presidencia de Chile; no del gobierno del Presidente Boric ni del Partido Comunista. En estos últimos días hemos estado recogiendo la reflexión que se ha hecho en distintos sectores de la izquierda, incluido mi partido, para proponer, en primer lugar, una gobernabilidad que haga posibles las transformaciones. La condición base para poder hacer cambios requiere tener una experiencia que permita que el país siga funcionando. En segundo lugar, como eje de mi gobierno, va a estar el crecimiento, y tengo varias medidas ahí, las que he estado considerando con los equipos económicos, para que los sectores empresariales puedan tener también un despegue económico, pero con la perspectiva de que se genere trabajo decente y que ese crecimiento económico llegue a todas las mesas de los chilenos. Y lo tercero tiene que ver con cambios que son, yo diría, más estructurales, pero que tienen mucho que ver con la correlación de fuerzas políticas y sociales que se conformen. En ese contexto, para nosotros nunca va a dejar de ser una bandera importante el fin de las AFP y la introducción de instituciones de la seguridad social en el sistema de pensiones. Pero para eso requerimos ganar la primaria, ganar la presidencial y un Parlamento. De testimonios no se vive, de testimonios sólo se queda conforme el que planta su bandera y la deja ahí parada.
¿Y la posibilidad de abrir un nuevo proceso constituyente?
En este caso, la urgencia y las prioridades del país son la principal propuesta que vamos a presentar y tiene que ver con los ejes que mencionaba, pero no se renuncia nunca a los horizontes que tienen que ver con cambios más estructurales, como por ejemplo pensar en una Constitución que tenga un enfoque de un Estado de derechos sociales o un Estado social y democrático de derechos. Pero eso requiere de una fuerza social y política y venimos recién saliendo de dos procesos constituyentes que no han sido menores.
¿Cómo va a enfrentar los temores ante un sistema más estatista o que se ahuyente la inversión privada?
A Lagos le decían lo mismo. Así lo despejo:con la experiencia. Cuando Lagos iba a ser candidato realmente era brutal la propaganda y miren lo que pasó. De hecho, algunos desde la propia izquierda le critican al expresidente un montón de cosas.
Que era el regalón de los empresarios...
Claro. Yo lo que les puedo decir a los empresarios del país, que hemos tenido una relación fluida en este tiempo, que en algunas cosas hemos podido avanzar bastante bien, que en otras no nos encontramos y seguramente no nos vamos a encontrar, como opiniones distintas, pero que eso no evita que podamos construir todos juntos un futuro para este país, con un criterio de equidad, de trabajo decente y, como señalaba, con la centralidad en materia de los salarios. Creo que realmente, cuando alguna vez como ministra del Trabajo señalé una frase -que después muchos economistas salieron a retrucar-, que era que hay que pagar mejor, sigo creyendo que es una realidad. Si no es cosa de ver cómo está distribuido el salario en nuestro país, muy pegado al salario mínimo. Y veremos, por cierto, las condiciones de la economía que tienen que darse. Ahora estamos viviendo este tema de la guerra arancelaria. Pero espacio de diálogo va a haber y los empresarios, al menos, lo saben y me conocen.
¿Y en el tema de la seguridad, qué plantea?, haciéndose cargo del poco respaldo que tuvo esa agenda por la bancada PC.
Tras la pandemia quedaron expuestos un conjunto de fenómenos en materia delictual que no eran conocidos en nuestro país. Y, en ese contexto, la izquierda también hizo un tránsito en esta materia. Pues si al principio se minimizaron los efectos que podía provocar este tema, eso ya está resuelto hace rato. Yo lo veo desde la siguiente perspectiva. Los sectores donde hay menos carabineros son generalmente los sectores más populares. Y si a la gente de izquierda nos interesa poder representar a esos sectores, ellos deben estar en nuestra primera línea de preocupación.
El estado de excepción en La Araucanía no siempre ha contado con los votos PC, ¿usted lo mantendría?
Hay que ir desescalándolo junto con otras medidas. Por la siguiente razón, porque ha dado resultados en materia de poder generar una baja en el nivel de conflictividad. Pero los estados de excepción no pueden ser la regla general, porque dejan de ser excepcionales. Pero eso es algo paulatino que se tiene que ir haciendo en el tiempo.
¿Va a aplicar mano dura contra la delincuencia, como lo plantean los candidatos que representan a la derecha?
Es que me da mucha curiosidad esto de la mano dura. Es como hashtag ‘mano dura’. ¿Qué significa? ¿Qué quieren decir con eso? ¿Cuáles son las medidas? ¿Construir cárceles en el desierto? Les aviso que ya se están construyendo. ¿Hacer más formación de policías? Les aviso que también está pasando. Incluso, en el control de las fronteras algunos candidatos de la derecha han propuesto hacerle un muro a Chile. ¿Con qué recursos van a construir ese muro? ¿Y de qué tamaño y grosor va a ser? La verdad es que hay que pensar en propuestas realistas y no solo tirar ideas que sean para TikTok.
¿Y cuál es su reflexión respecto del rol de los privados?
Muy relevante. Siempre se habla de la alianza público-privada para desarrollar el país. Y yo más que desde el diálogo, quiero decir que viví en carne propia la relación con los empresarios y con los trabajadores a través de todas las medidas que pudimos impulsar en conjunto. Cumplen un rol muy importante. Pero todo esto se tiene que dar en un contexto en el cual se respete la regla, se respeten los derechos de las personas, se otorguen los servicios a precio justo, y en aquellas áreas que son tan sensibles como las de los servicios básicos -tras lo vivido con los apagones- pueda generarse, yo diría, la debida institucionalidad que permita que las cosas funcionen bien.
¿Por qué se debería votar por usted y no por otro candidato oficialista en la primaria?
Tengo harto respeto por mis compañeros de primarias, tanto por Gonzalo como por Carolina, y ojalá que otros se puedan integrar también. Pero tenemos características y trayectorias distintas que proyectan un sueño distinto para Chile. En mi caso, sacar adelante acuerdos, contra viento y marea, sin pasar por arriba de nadie, sino que buscando puntos que nos permitieran avanzar, sin renunciar a nuestros principios, sin dejar de avanzar. Y creo que, además, es importante que, como lo señalaba con anterioridad, que personas que vienen del origen del que yo vengo puedan también ejercer liderazgo en el país. Somos la mayoría de la población y el liderazgo ha estado solamente instalado en algunos sectores sociales. Creo que es hora de que quienes venimos de los sectores más populares también podamos hacer política en la primera línea y construir la gobernabilidad del país con sentido de realidad, de lo que se vive en el día a día en cada casa.
¿Y qué le pasa cuando se la compara tanto con Michelle Bachelet?
No me había dado cuenta y pensaba que me estaban agarrando pa’l leseo. Y, después, me empecé a fijar y cada día me encuentro más parecida. Incluso, en cómo nos vestimos, en algunos gestos, en la forma de hablar. Es un honor, pero no sé si a los hombres les dirían lo mismo. ¿No será que no nos están mirando a cada uno en su propia identidad? D
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