La batalla valórica que acecha a RN
La directiva ha buscado contener un enfrentamiento entre los liberales y conservadores que conviven al interior del partido, apelando a respetar la diversidad que tendrá la bancada de diputados más numerosa del Congreso desde el 11 de marzo. Esa característica, sin embargo, es vista internamente también como una amenaza, cuyas primeras señales se produjeron en los últimos días.
A la casa de Carlos Larraín, en el sector de San Damián, llegaron el 23 de noviembre, días después de la elección parlamentaria y presidencial, un grupo de diputados y senadores electos de Renovación Nacional. El vicepresidente del partido sostuvo con ellos un encuentro de camaradería, en el que, sin embargo, también aprovechó de entregarles varios mensajes sobre la necesidad de defender durante los próximos cuatro años en el Congreso ciertos principios y valores. Entre otras cosas, el ex timonel les transmitió que deben "defender la Constitución" y "batallar" para restablecer la libertad de enseñanza, junto con señalarles que la religión tiene un papel central en la vida social.
Larraín entregó ese mensaje ante los parlamentarios electos Rafael Prohens, Catalina del Real, Eduardo Durán, Diego Schalper, Francesca Muñoz y Cristóbal Urruticoechea, entre otros. Sin embargo, el mismo discurso les transmitió después a todos los actuales y futuros parlamentarios de RN a principios de enero en el hotel Plaza El Bosque, durante un encuentro partidario; y también a los presidentes regionales en una cita hace algunos días. En esas ocasiones, además, planteó que ahora se vivirá un período que calificó como de "sarampión político", aludiendo a la importancia de la política más que la gestión, y que, en ese contexto, los primeros 18 meses serán clave para lograr resultados notorios.
Con sus palabras, además de apuntar al papel de Chile Vamos y del gobierno de Sebastián Piñera a partir del 11 de marzo, el ex senador terminaría adelantándose a lo que comenzó a ocurrir semanas después en RN: una pugna silenciosa y contenida al interior de la que será la bancada de diputados más numerosa, con 36 representantes.
El 1 de febrero, luego que La Tercera difundiera un documento firmado por un grupo liberal de RN, encabezados por la diputada Marcela Sabat y suscrito por parlamentarios electos como Sebastián Torrealba, Andrés Longton, José Miguel Castro y Aracely Leuquén, el secretario general de RN, Mario Desbordes, recibió varios llamados telefónicos de los parlamentarios electos del sector más conservador del partido.
En concreto, se contactaron para manifestarle su preocupación por la iniciativa encabezada por Sabat, en la que se planteaba la necesidad de "impulsar una propuesta que trascienda ciertos fundamentalismos religiosos". La idea del sector conservador era salir a enfrentar y cuestionar la ofensiva públicamente.
Pero el dirigente logró contener la arremetida y neutralizar un enfrentamiento entre dos facciones del partido, recalcándoles la necesidad de respetar las distintas visiones que convivirán en la bancada. Esto, cuando aún Chile Vamos no se convierte oficialmente en coalición de gobierno y considerando que uno de los objetivos que se han planteado en el sector y en el equipo del presidente electo es evitar, precisamente, los conflictos que se vivieron durante la primera administración de Piñera.
Pero, de todas maneras, surgieron críticas, aunque desde fuera del partido. El diputado ex UDI José Antonio Kast calificó ayer a través de Twitter el documento liberal de RN que impulsó Sabat como "un engaño a las personas que votaron por ellos hace tres meses". Y agregó: "¿Por qué no lo firmaron antes de las elecciones? ¿Por qué se colgaron de Sebastián Piñera que opina todo lo contrario en estas materias?".
En RN identifican, al menos, cuatro grupos internos: los liberales (representados en Sabat y cerca de seis futuros legisladores); los vinculados al mundo evangélico (Eduardo Durán, Leonidas Romero y Francesca Muñoz); los católicos (como Ximena Ossandón y Camila Flores); y los conservadores, entre los que figuran varios de los que asistieron en noviembre a la casa de Larraín.
En ese contexto, la directiva de RN ha realizado gestiones para evitar una confrontación. Así, Desbordes -principal carta para reemplazar a Cristián Monckeberg en la presidencia de RN en el próximo período- pidió a los dirigentes y parlamentarios de la colectividad, a principios de enero en el encuentro partidario realizado en el hotel Plaza El Bosque, que se debe respetar la diversidad que tendrá la colectividad. Además, les recalcó la necesidad de que ese factor se transforme en un atributo del partido.
De todas maneras, en la colectividad ven que esa característica es, al mismo tiempo, un riesgo que podría desencadenar en conflictos. Y las primeras señales surgieron con el documento liberal de RN, pero también con dos declaraciones que han generado molestia interna: los dichos del diputado electo Sebastián Torrealba sobre avanzar en materia de eutanasia y las declaraciones formuladas ayer por la diputada electa Camila Flores, quien señaló ser partidaria de reponer la pena de muerte, algo que hasta ahora sólo habían impulsado desde el sector más conservador de la UDI.
"De lo que hablamos nosotros es de la protección férrea y potente del derecho a la vida del que está por nacer, no del derecho de aquellos que ya nacieron", dijo en una entrevista a El Mercurio de Valparaíso, cuyo contenido le informó con antelación a Desbordes. El dirigente, alertado de las declaraciones que aparecerían en esa entrevista, le manifestó su desacuerdo, aunque le dijo que no podía evitar que ella entregara su opinión. Pero a esas declaraciones Flores sumaría después otro elemento: la posibilidad de implementar la "castración física" (no química) para violadores.
Varios en la colectividad alertan -además del hecho de que se impulsen medidas de ese tipo- sobre la incoherencia con la declaración de principios de RN, que señala que "la vida y la dignidad humana merecen pleno respeto, desde la concepción hasta la muerte natural".
La nueva declaración de principios del partido fue aprobada el 22 de enero de 2014, tras un debate interno en el que -recuerdan en la colectividad- hubo quienes pidieron explicitar en el texto que el matrimonio sólo debe ser entre un hombre y una mujer, algo que finalmente no fue incorporado por falta de respaldo interno, pero que ya reflejaba el resurgimiento de la histórica disputa entre conservadores y liberales que hoy se busca mantener controlada al interior de RN.
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