La compleja gobernabilidad de Chile Vamos en el Congreso
Pese a la nueva etapa que se buscó inaugurar con el cambio de gabinete, los desmarques oficialistas en iniciativas de La Moneda aún no ceden del todo. El tema preocupa a varios en la coalición, mientras que en la oposición resienten el efecto en las negociaciones con el gobierno.
Indignación. Con esa palabra definen en la oposición el ambiente que se instaló el miércoles pasado en el Senado, cuando luego de que el sector aportara los 10 votos que permitirían a la carta del gobierno llegar a la Suprema, a último minuto la postulación de Raúl Mera se cayera por la ausencia de Manuel José Ossandón (RN).
La molestia fue transmitida al ministro de Justicia, Hernán Larraín, quien había liderado las negociaciones para evitar que se rechazara el nombre del magistrado a causa de la resistencia opositora, sector que anunció desde un inicio que no respaldaría su postulación a propósito del fallo absolutorio que dictó en el emblemático caso de derechos humanos Los Queñes.
El tema era sensible para quienes terminaron respaldando al juez y, por eso, dicen en la centroizquierda, resultaba inaceptable que el gobierno no pudiera asegurar los votos de su propia coalición, terminando ellos pagando el costo político en vano.
No alcanzaron a pasar algunas horas y ese ambiente se tensionó aún más. En el marco del debate por el proyecto de reactivación económica que impulsa Hacienda, el senador Juan Castro (RN) anunció su voto en contra de la iniciativa impulsada por el gobierno, lo que tuvo efectos en la centroizquierda.
“En la mixta yo voté favorable, pero cuando veo que hay senadores como Castro, que dicen que van a votar en contra, entonces le digo al gobierno que tiene que echarse una mirada hacia adentro. No nos pueden pedir a nosotros en la oposición (...) que seamos el fiel de la balanza cuando ni al interior del oficialismo tienen la capacidad de asegurar los apoyos”, sostuvo el PPD Ricardo Lagos Weber, quien terminó rechazando, mientras que su par Jorge Pizarro (DC) se abstuvo.
Ambos episodios reflejan un síntoma que no es aislado en el oficialismo y que, pese al cambio de gabinete y la “nueva etapa” que buscó inaugurar el Presidente Sebastián Piñera, no ha cedido: la dificultad del Ejecutivo de alinear a sus parlamentarios.
“Se ha instalado la tesis del sálvese quien pueda”, dice un senador oficialista, y el problema es que, señalan en Chile Vamos, esas son las situaciones que pueden volver a tensionar la relación de la coalición, echando por tierra los esfuerzos que se han hecho para superar la crisis que desató el que una importante parte de sus parlamentarios respaldara, a contrapelo de su propio gobierno, el retiro del 10% de los fondos previsionales.
La semana pasada se sumaron, además, otras señales que llamaron la atención. Tanto Carmen Gloria Aravena (independiente-RN) como David Sandoval (UDI) respaldaron una iniciativa que busca retener los fondos de AFP de deudores de pensión alimenticia aun cuando estos no hicieran efectivo el retiro, lo que ya había sido calificado como inconstitucional por parte del gobierno.
En la coalición admiten que este tipo de situaciones vuelven a poner en entredicho al comité político liderado por Víctor Pérez. En ese sentido, las mismas fuentes apuntan a que no se entiende que habiendo una reconfiguración del gabinete, donde se buscó precisamente reflejar a todas las sensibilidades del bloque, siga habiendo fuego amigo en el Congreso.
“Después de la crisis que derivó en cambios en las directivas de los partidos y en un cambio de gabinete, donde se incorporaron las distintas sensibilidades políticas, a mi entender, no deberían existir excusas para actuar de una forma distinta a una posición colectiva”, afirma el senador Claudio Alvarado (UDI).
El legislador apunta a un argumento que tanto él como el exministro del Interior Gonzalo Blumel le transmitieron en su momento al Presidente Piñera: que la reestructuración de su equipo no serviría de nada si no hay también un cambio de disposición en la coalición.
Con todo, en el oficialismo aseguran que el problema mayor lo tiene RN, puesto que es en sus bancadas donde ha habido mayores descoordinaciones. Las mismas fuentes dicen que es incomprensible que encabezando la Segpres esté Cristián Monckeberg, quien es militante de ese partido, se den episodios como los de Castro. “¿Cómo le hacen eso a su ministro?”, sostiene un diputado. El presidente interino de RN, Rafael Prohens, se reunirá hoy con la bancada para analizar el asunto.
De hecho, la situación ya fue tema el viernes pasado en una reunión entre el Mandatario y los jefes de bancada de Chile Vamos, donde algunos presentes pidieron no repetir ese tipo de episodios, sobre todo ante el delicado momento que vive la coalición.
El jefe de comité de RN, Rodrigo Galilea, pone un matiz. “Sobre lo que ocurrió esta semana, haría una distinción, porque la situación de la Corte Suprema se debió a una situación involuntaria”, dice aludiendo al problema de salud que habría afectado a Ossandón.
Su par de Evópoli en la Cámara, Luciano Cruz-Coke, señala que se trata de “casos excepcionales” y que “hay a quienes les cuesta más sostener una posición (...). Hay que hacerlos sentir más seguros, dedicarles más tiempo”.
En Chile Vamos aseguran que el fenómeno también responde a un contexto más global. Tras el estallido social y con una pandemia latente, dicen algunos, el ambiente se hace más propicio para que surjan “díscolos” o descuelgues. Asimismo, el hecho de que el gobierno siga con una baja aprobación.
“Acá hay que tener cierta disciplina interna (...). No puede haber derechos sin deberes”, subraya la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe.
Con todo, en el sector están confiados en que el “nuevo trato” que se comienza a delinear con La Moneda dejará atrás la compleja gobernabilidad en el Congreso. En ese sentido, aseguran que es clave que exista plena coordinación y que, a diferencia de lo ocurrido con el 10%, el Ejecutivo llegue con propuestas oportunas. “Esto se soluciona construyendo las agendas juntos”, dice el jefe de los diputados de RN, Sebastián Torrealba.
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