La soterrada tensión entre bancadas en el debut del Consejo Constitucional

Un Consejo Constitucional integrado por seis bancadas. Esa es la organización administrativa que tiene el órgano redactor de 50 consejeros. Así lo decidieron los partidos que consiguieron un escaño en el organismo. Justo antes de instalarse, las distintas colectividades anunciaron de qué manera se iban a distribuir.

El grupo más grande es el de los republicanos, con 22 consejeros, cuyo delegado es Luis Silva. Luego viene la bancada del PS, liderada por Alejandro Köhler (independiente-PS); el grupo de RD e independientes, con Julio Ñanco (RD) como delegado; el comité de la UDI, cuya cabeza es Arturo Phillips (Ind.-UDI); el de RN y Evópoli, con Pilar Cuevas (RN) de personera y, finalmente, la de CS y el PC, con la consejera María Pardo (CS) como su representante.

Pese a que el Consejo es pequeño y solo ocho partidos consiguieron representación, a casi tres semanas desde la instalación del órgano, ya han empezado a aparecer las primeras tensiones entre las distintas bancadas.

El oficialismo vive sus propios dramas. La izquierda se ha tenido que acostumbrar a ser minoría. Sus tres bancadas solo suman 17 escaños. Por lo mismo, el sector ha dicho que lo más importante es actuar con unidad.

Los primeros roces estuvieron radicados en el PC y CS. Al momento de conformar esa bancada, los dos consejeros comunistas intentaron que uno de ellos fuera el delegado, pero CS impuso su mayoría y se quedó con el cupo que hoy desempeña la consejera Pardo. En esa ocasión, los comunistas reclamaron que los partidos debían ser generosos y compartir los espacios para lograr la unidad.

La segunda tensión se dio cuando el oficialismo discutía si era necesario designar a un vocero. En un momento, comentan fuentes del sector, estuvo sobre la mesa instalar una vocería paritaria, es decir, un consejero hombre y una consejera mujer. El objetivo era unificar el discurso y hacer frente a la mayoría de derecha. Dado que los socialistas tienen su espacio de representación con Aldo Valle (Ind.-PS), como vicepresidente de la mesa directiva, la idea era que los voceros fueran de RD y CS.

Sin embargo, los consejeros comunistas pusieron reparos. Fuentes del sector comentan que intentaron que a su partido le tocara una vocería o que, en su defecto, fueran cargos rotativos. Ante la negativa del resto, se propuso someter el tema a votación. No obstante, algunos deslizaron que más que consultar la opinión de cada consejero, había que tener presente la cantidad de votos que sacó cada representante. Esto, debido a que la consejera comunista Karen Araya arrastró una gran votación, sumando casi 500 mil votos en la Región Metropolitana. De esta manera, el PC pesaría más.

Todo el asunto quedó en nada. Pese a que fuentes de la izquierda desdramatizan el tema e incluso dicen que nunca fue conversado formalmente, otras voces confirman que el intento por instalar una vocería, hasta el momento, quedó frustrado. Las mismas fuentes comentan que la idea se desechó, ya que se consideró que era preferible contar con libertad para que los consejeros realicen sus propias intervenciones y puntos de prensa.

En la derecha también han surgido algunas tensiones. A diferencia de la izquierda, la oposición cuenta con la calma de ser la mayoría. El Partido Republicano y Chile Vamos controlan 33 de los 50 consejeros, por lo tanto, saben que sus ideas podrán ser representadas en el texto final.

Despejado ese punto, al interior de Chile Vamos ya se han evidenciado los primeros focos de conflicto. En la bancada de RN y Evópoli resienten que la UDI esté en mayor sintonía con los republicanos. Aquí las miradas apuntan directamente al representante Arturo Phillips.

Fuentes del sector lo señalan como un consejero que está orientado “más hacia la derecha” y que en varios temas suele encontrar más puntos en común con republicanos que con sus socios de coalición. Phillips es visto como una de las cartas fuertes del gremialismo y en estas semanas ha ejercido su peso interno.

De hecho, fuentes del Consejo comentan que, al momento de negociar la integración de cada bancada, la UDI transmitió a republicanos que había que evitar tener que depender de los consejeros de RN y Evópoli para conseguir los 3/5 en las comisiones. Los cinco consejeros de RN tienen perfiles más liberales, cercanos al centro político y a Gloria Hutt, la única representante de Evópoli. Por lo tanto, podrían transformarse en votos bisagras para el oficialismo.

La figura de Phillips no solo ha provocado tensiones con RN, sino que también con republicanos. En esa misma negociación, el delegado de la UDI resintió la forma en como el consejero Antonio Barchiesi (republicano) llevó las tratativas. El consejero de La Araucanía no quedó conforme con lo que, a su juicio, fue un excesivo protagonismo que se le dio a Hutt.

Fuentes del sector comentan que la exministra puso en duda, en un principio, su voto para aprobar la carta republicana para presidir la mesa directiva. Hutt había estado, hasta último minuto, viendo la opción de hacer un punto político y levantar otra carta de Chile Vamos. Ante esa posibilidad, Barchiesi realizó gestiones para asegurar su voto. Según algunos UDI, esas tratativas explican por qué Hutt se mantuvo en la comisión de Sistema político.

Fue justamente esa instancia la que trabó la negociación con el oficialismo, ya que inicialmente Barchiesi le ofreció solo tres cupos de los 12 a la izquierda. El oficialismo pidió uno más y finalmente Hutt logró mantenerse ahí, mientras que RN perdió su espacio. La delegada Pilar Cuevas tuvo que moverse a Derechos sociales.