Leonardo Cubillos, presidente del Partido Radical: “Si alguien ve que está siendo una complejidad en un proyecto político, tiene que dar un paso al costado”

leonardo cubillos

El timonel diagnostica que el gobierno “peca” de no comunicar bien su trabajo y que tanto Miguel Crispi como Carlos Montes debiesen presentar su renuncia si es que se consideran un “elemento entorpecedor de la gestión gubernamental”. De todas formas, se mantiene optimista con respecto al nuevo tiempo que se viene para el Ejecutivo tras el referéndum.


Aquellas autoridades de confianza del Presidente que no estén a la altura del llamado que les hizo (…), digan que están fallando, que se necesita nueva fuerza”. Ese es el mensaje que transmite a la alianza de gobierno del Presidente Gabriel Boric el líder del Partido Radical, Leonardo Cubillos.

Aunque asegura que no se refiere específicamente ni al ministro Carlos Montes (Partido Socialista) ni al jefe de asesores de Presidencia, Miguel Crispi (Revolución Democrática), sus declaraciones se dan precisamente en un momento en que ambos son cuestionados, tanto por la oposición como por algunas voces oficialistas, por su vinculación al caso convenios. Tras el plebiscito, para Cubillos el foco del gobierno debe estar puesto en la gestión. “Cómo se hace y con qué equipo, eso lo determina el Presidente”, advierte.

Han pasado cuatro años desde el acuerdo del 15 de noviembre y no tenemos una nueva Constitución. ¿Fue tiempo perdido?

El objetivo no se logró, pero yo creo que es un tiempo ganado. Hoy le queda claro a los sectores que polarizan la política que la gente lo que está pidiendo es llegar a acuerdos, a políticas de Estado, para tener una efectiva respuesta a las necesidades sociales manifestadas en el estallido.

¿Era necesario pasar por dos procesos constituyentes para entender eso?

Las instancias donde se llega a acuerdos a veces se ciegan en polarizaciones, se enamoran de sus proyectos, se enamoran de sus ideales particulares y no se dan cuenta de que hemos perdido la conexión con la ciudadanía. Esto es un diagnóstico de todos los partidos políticos.

¿Cómo proyecta a la clase política tras el plebiscito?

Hay que revivir el espíritu del 15 de noviembre, que estaba puesto en resolver las necesidades de la gente. Estaba enfocado en la creación de una nueva Constitución y eso ya no fue, pero el espíritu sigue vigente y tiene que mantenerse.

¿El Presidente está dispuesto a llegar a acuerdos? A ratos, sus declaraciones terminan por crispar más el ambiente con la oposición.

Yo creo que el Presidente está en el carro de los acuerdos. Quizás antes ha habido errores de ambos lados. Espero que se cierren las puertas a esos errores y avancemos en este objetivo estratégico.

¿Considera que hay cierto triunfalismo por parte del Presidente Boric? En el comité político del lunes les transmitió felicitaciones por la campaña.

Más que eso, nos felicitó por la forma en que llevamos la campaña, que es justamente apuntando a las líneas de unidad.

Pero pasa también porque se consiguió el objetivo.

Claro. Si no, hoy no estaríamos sacando esas cuentas alegres.

Entonces, ¿hay cierto triunfalismo? En el sentido de permanecer más rígido en sus posturas, descartar cambios de gabinete.

Es que un cambio de gabinete o en el Segundo Piso no apunta a las necesidades de la gente. Hoy lo que se tiene que impulsar es una metodología de acción destinada a saber leer adecuadamente cuáles son las necesidades más urgentes de la gente. Yo creo que ya lo tienen claro (en el gobierno). Y, segundo, responder efectivamente a la gente, saliendo mucho a terreno. El gobierno, en varias áreas, realiza cosas y se peca en que nuestras autoridades no las comunican bien. Estamos a un paso de tecnocratizar el gobierno. Nos estamos preocupando mucho de lo técnico y no estamos ahondando en lo político. Hay que combinar esas dos cosas.

¿A quién culpa de eso?

A autoridades que no salen al territorio, que han perdido la conexión con la ciudadanía, que sabiendo que no están siendo un aporte, aun siendo de confianza el presidente, no son capaces de dar un paso al costado en virtud de los proyectos colectivos. Y no estoy diciendo a nadie en específico. Que se ponga el sombrero el que sea.

¿Le cabe el sombrero a Miguel Crispi?

Él tiene que valorarlo en su conciencia. Y Montes. Muchos otros también. No me refiero a personas.

En el fondo, ¿todos quienes entorpezcan la agenda del gobierno tienen que salir?

Hay harta gente que tiene harta experiencia política, y uno se da cuenta. Si alguien ve que está siendo una complejidad en su función a un proyecto político, tiene que darse un examen de conciencia y decir que el proyecto colectivo es más importante. Y tiene que dar un paso al costado.

¿Eso es más relevante que el término de una carrera política?

Más que los proyectos personales. Eso es a lo que me refiero. Aquí hay un proyecto político. Si los partidos nos hemos embarcado en este proyecto, lo que tenemos que hacer es cuidarlo.

¿Se refiere a Carlos Montes?

Yo digo una premisa, no me refiero a casos específicos. Aquellas autoridades de confianza del Presidente de la República que no estén a la altura del llamado que les hizo o vean que su acción no está llegando a los parámetros que el Presidente le ha pedido, antes de esperar la resolución del Presidente, facilítenle la pega y digan que están fallando, que se necesita nueva fuerza, nueva energía.

En resumen, al gobierno le falta mejorar la gestión.

Hoy, posplebiscito, hay que enfocar la gestión fuertemente en responder a la gente, en sus necesidades y en poder lograr refrendar el proyecto político del gobierno. Para eso, tiene que cambiar el foco de la gestión. Pero eso lo determina el Presidente. Cómo lo hace y con qué equipo, lo determina él.

¿No considera que el Socialismo Democrático pueda pedir salidas? El Frente Amplio ha sido cauto en eso.

En mi partido nunca hemos pedido la salida de alguien.

Esta semana usted dijo que Crispi se convirtió en un problema…

Sí, pero en esa manera lo dije.

¿Se podría decir lo mismo de Montes?

Cada autoridad, incluso Crispi y Montes, si creen que son un elemento entorpecedor de la gestión gubernamental, antes de esperar la resolución del Presidente, deberían presentar su renuncia.

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