Los que se reinventan y los que se jubilan de la primera línea política
Son varios los personeros, tanto de Chile Vamos como de la actual oposición, que tras el cambio de mando se alejarán de la política contingente, entre ellos, el propio Presidente Sebastián Piñera. La expresidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselbergue, plantea abrir una consulta psiquiátrica, mientras que el senador Guido Girardi dice que invertirá su tiempo en la ciencia.
Una vez que termine el gobierno son varios los personeros de Chile Vamos que dejarán de estar en la primera línea de la política, partiendo por el Presidente Sebastián Piñera, quien ya le ha transmitido a su entorno que tendrá un rol de bajo perfil. No obstante, seguirá vinculado al mundo público a través de sus fundaciones.
Asimismo, varios de sus actuales ministros se alejarán de la política activa chilena, entre ellos, Hernán Larraín (Justicia), Cecilia Pérez (Deportes) y Andrés Allamand (Cancillería). Éste último, de hecho, asumirá a partir de marzo como Secretario General Iberoamericano (Segib).
Desde que fue nombrado en la cartera de Relaciones Exteriores Allamand, histórico militante RN, mantuvo un bajo perfil en lo político, aunque igual se vinculaba en privado en algunas discusiones de su partido. Ahora, sus posibilidades de involucrarse en política contingente serán menores, puesto el cargo internacional que asumirá lo impide.
Los ministros del comité político, Rodrigo Delgado (Interior), Jaime Bellolio (Segegob) y Juan José Ossa (Segpres), si bien no estarán ya en la primera línea, tienen planes de permanecer en política. En palacio aseguran que todos ellos saben que, una vez que concluya el gobierno, tendrán un rol frente a la defensa “del legado” de Piñera y, por ende, estarán presentes en medios de comunicación.
Delgado, en particular, tiene planes de contribuir a la formación de líderes, mientras que Bellolio espera volver a la academia y también de impulsar la política “desde el territorio”.
Algunos ministros sectoriales como Alfredo Moreno (Obras Públicas) tienen pensado volver al mundo privado. Otros, como Juan Carlos Jobet (Minería y Energía), están evaluando volver a trabajar en alguna universidad.
El jefe del Segundo Piso, Cristián Larroulet, a su vez, dejará la política contingente y también tiene planeado volver a la academia.
Otros personeros iniciaron antes la retirada de la primera línea. Entre ellos el ex titular del Interior Andrés Chadwick (UDI), quien dejó el cargo en medio del estallido social y tuvo que enfrentar una acusación constitucional en su contra que fue aprobada y lo dejó inhabilitado por cinco años para ejercer cargos públicos. Así, el emblemático secretario de Estado de Piñera volvió al mundo privado y a sus labores vinculadas a su profesión de abogado.
Asimismo, el exministro de Defensa, Alberto Espina (RN), tras dejar la cartera, asumió como consejero del Consejo de Defensa del Estado.
Otros ícono del sector que dejará de lado la política es el exalcalde de Las Condes y exabanderado Joaquín Lavín (UDI). Tras su derrota en las primarias presidenciales de Chile Vamos -en julio pasado- optó por volver al mundo académico y ahora ocupará un cargo en el BID.
“Para mí terminó definitivamente el ciclo de la política electoral”, dijo por esos días Lavín en una entrevista. Eso sí, dicen en su entorno, seguirá con atención las discusiones públicas.
Dos de las mujeres fuertes de la derecha también darán un paso al costado de la política activa. Después de perder en las senatoriales de noviembre, la senadora Ena Von Baer, planea volver al mundo privado. En tanto, la expresidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe tiene pensado abrir una consulta psiquiátrica. De cara a ese proyecto, dice un cercano, inició negociaciones con un par de clínicas privadas.
La centroizquierda pierde a “la vieja guardia”
En el próximo periodo que se inicia el 11 de marzo son varios los dirigentes históricos de la centroizquierda que dejarán verse, algunos afectados por el límite a la reelección, otros porque fueron derrotados en la pasada parlamentaria y porque decidieron tomar otros caminos.
Entre la denominada “vieja guardia” se encuentran figuras que fundaron la Concertación y lideraron, en distintos frentes, la transición democrática. Se trata de dirigentes históricos como el actual senador por la Región Metropolitana, Guido Girardi.
El parlamentario, quien fue presidente del PPD entre los años 2000 y 2003, ya tenía decidido no volver a competir por un escaño cuando en 2020 se aprobó la ley que limitó la reelección. El pepedé entró en 1994 al Congreso como diputado y el 2006 dio el salto al Senado, donde cumplirá dos periodos.
“Quiero invertir mi tiempo en la ciencia y los proyectos estratégicos para Chile y la humanidad”, ha dicho el legislador, quien además espera seguir colaborando con el Congreso del Futuro, espacio que él mismo fundó.
En su misma situación se encuentran senadores como Juan Pablo Letelier (PS) y Jorge Pizarro (DC), quienes también dejarán el Senado en los próximos meses. En el caso del socialista, sin embargo, su nombre ha estado sobre la mesa como una opción para presidir su colectividad.
En la Cámara Baja, en tanto, diputados como Víctor Torres (DC), Marcelo Schilling (PS), Fernando Meza (PR), Pepe Auth (Independiente), Carlos Abel Jarpa (PR) son algunos de los legisladores que no pudieron competir nuevamente por el cargo al haber cumplido tres periodos.
Carlos Montes y Carolina Goic, en tanto, sin estar afectados por la normativa, tomaron la decisión de no volver a competir por un escaño en la Cámara Alta. La ex candidata presidencial de la Democracia Cristiana ha señalado que “está cansada de la política de corto plazo” y que buscará contribuir desde la fundación que fundó en Magallanes. El futuro del senador socialista, sin embargo, no es tan claro.
El dirigente -que este año cumplió 32 años como parlamentario- no quiso ser el candidato presidencial de su partido y, de hecho, ya inició formalmente el trámite para su jubilación. Pese a eso, suena entre los socialistas que podría convocar el presidente electo Gabriel Boric a su futuro gabinete.
En el sector también hay figuras que se vieron forzadas a dejar la primera línea por razones políticas. Es el caso del senador por Antofagasta, Alejandro Guillier, quien pese a haber tenido la intención de competir en los comicios pasados optó por renunciar al Partido Progresista -en el que había fichado hace pocos meses- tras enterarse que su fundador, Marco Enríquez-Ominami, competiría en la pasada presidencial, horadando la unidad de la centroizquierda.
Al no cumplir con el requisito de la denominada “Ley Antidíscolos”, el excandidato presidencial no pudo inscribirse bajo el alero de otro partido político, quienes le habían ofrecido en varias ocasiones ser su carta para la senaturía por la Metropolitana.
Un caso similar se dio para el diputado Manuel Monsalve (PS), cuyos cercanos acusaron una vendetta política de la mesa socialista tras su colaboración con la campaña de la exabanderada de ese partido, Paula Narváez. El parlamentario estaba interesado en dar el salto al Senado, sin embargo, su tienda optó por su par Gastón Saavedra, dejándolo fuera de la nómina PS.
El diputado Ricardo Celis (PPD), por su parte, no pudo validar la inscripción de su candidatura a la Cámara Baja, luego de que el Servel asegurara que no cumplió con la documentación requerida. A propósito de su caso, de hecho, se impulsó en el Congreso un proyecto para subsanar la situación de él y otras autoridades. La iniciativa, que se denominó precisamente “Ley Celis”, no prosperó y el diputado no pudo competir. Tras el impasse incluso renunció a su colectividad.
Otra camada de parlamentarios desaparecerán de la primera línea tras perder en sus respectivas elecciones. Ese es el caso de los diputados DC Gabriel Silber y José Miguel Ortiz, quienes no salieron victoriosos al apostar al Senado.
Misma situación enfrentan los diputados que renunciaron a RD y fundaron el Nuevo Trato, como Pablo Vidal y Natalia Castillo, quienes sufrieron una derrota en sus distritos, mientras que los senadores Rabindranath Quinteros (PS) y Adriana Muñoz (PPD) no lograron conseguir un nuevo periodo en la Cámara Alta.
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