María José Cumplido, Fundación Iguales: “Es momento de que el gobierno se ponga los pantalones y comience a materializar las promesas de campaña”
En un momento en que la nueva directora de la entidad define como "complejo", donde las promesas del Presidente Gabriel Boric no han tenido avance en 12 meses de administración, recalca que han definido sus límites para que ese programa de gobierno se cumpla con el fin de "proteger, prevenir y sancionar actos de discriminación".
María José Cumplido (35) lleva poco menos de un mes instalada en las dependencias de Fundación Iguales como su nueva directora, pero dice tener claro cuáles son los desafíos que enfrentará durante los próximos años. Y entre ellos está, por supuesto, buscar que el gobierno cumpla las promesas respecto a los derechos de las diversidades sexuales y de género, que en los últimos doce meses, acusa, “no han tenido avance”.
En su primera cuenta pública -en junio de 2022-, el Presidente Gabriel Boric destacó proyectos importantes para la diversidad sexual y de género, como un programa de acompañamiento a la Identidad de Género en servicios de salud, ingresar un proyecto para que Chile tenga una Política Nacional de Educación Sexual Integral para todos los niveles de enseñanza y promover la “Ley José Matías”, entre otros. “Hay una deuda con la comunidad que no se ha zanjado. ¿La razón? No la conocemos”, expresa la historiadora y escritora.
Frente a este escenario, la directora sostiene que estos elementos serán su “hoja de ruta” para echar a andar la nueva administración de la fundación formada en 2011. Así también lo es el impulsar pronto la reforma a la Ley Antidiscriminación (Ley Zamudio), que actualmente se encuentra paralizada en la Comisión de Derechos Humanos (DD.HH.) en el Senado. Creada en 2012, la legislación le entregó a Chile un avance sustantivo en materia de derechos para las disidencias sexuales. No obstante, en la actualidad, estos se han tornado insuficientes al no contemplar una institucionalidad antidiscriminación.
Entre los principales puntos a incluir en la legislación se encuentra el aumento de las penas, indemnización a las víctimas y la mejora de condiciones para que las personas puedan solicitar agravantes en los delitos con componentes históricos. “Esas son nuestras prioridades y ahí están esas leyes que queremos e instamos a que se les tome importancia”, recalca.
¿Cuáles han sido los topes de avance para la Ley Antidiscriminación que se encuentra en el Senado?
-No tiene urgencia. Creo que ha habido por parte del Partido Republicano un deseo de que no salga, a través de poner 100 indicaciones que hay que discutir, para retrasar la discusión, y ante eso es una comisión compleja. Pero lo necesario es que se ponga urgencia para ir tramitándola rápido y que salga de ahí.
El gobierno también se ha autodefinido como “feminista” y uno con eso pensaría que esto ayudaría a poner en práctica las demandas de las disidencias...
-Sí. Creo que durante estos 12 meses se podría haber avanzado. Eso es lo que nos llama la atención. Esperamos que este año eso se concrete. Uno de los ejes del feminismo es justamente luchar por la igualdad ante la ley y la no discriminación y el fin de la violencia. Es hora de que se cumplan las promesas y que incluso, como dice el Presidente, habite ese espacio del feminismo.
¿Este sello feminista se ha visto materializado en otras cosas?
-Este gobierno y esta generación tienen conocimiento y prácticas feministas. Se ha visto en el registro nacional de deudores de pensiones. Evidentemente hay un sello feminista, pero eso debe extenderse y el feminismo no es algo de un proyecto de ley o no, sino que es una cultura. Por lo tanto es algo que se tiene y debe ejercer todos los días.
El Presidente Gabriel Boric prometió la implementación de una educación sexual integral. ¿Cómo ve lo que se ha hecho al respecto?
-No se ha avanzado. Creo que se han hecho ya muchos diagnósticos y ese tiempo ya pasó. Es momento de que el gobierno se ponga los pantalones y comience a materializar todas esas promesas de campaña y saque adelante esta institucionalidad antidiscriminación para proteger, prevenir y sancionar esos actos.
¿Por qué cree que esas promesas no han tenido avance?
-No lo sé. Es difícil. Pero tampoco resulta extraño que no se haya avanzado. Creo que quizás se ha tomado demasiado tiempo en los diagnósticos, pero ya no podemos seguir esperando.
Fundación Iguales es parte de la mesa gubernamental e interministerial del gobierno. ¿Cómo buscan actuar para que estos temas vuelvan a estar en la discusión?
-Nosotros trabajamos con muchos ministerios: Justicia, Segpres, Segegob; participamos en la mesa del gabinete de Irina Karamanos; nos hemos juntado con parlamentarios de todos los sectores; el martes estuvimos en el Congreso y hace mucho que tenemos un trabajo en conjunto con las instituciones y eso seguirá así. Eso es importante. Nosotros no sólo potenciamos o intentamos que la ley avance, sino que también la vamos monitoreando y fiscalizamos su implementación. Eso es algo superimportante porque la ley no es sólo algo escrito en papel, sino que tiene que verse todos los días.
Dentro de ese espacio, ¿de qué manera intentan ponerles urgencia a las demandas de la comunidad?
-El martes fuimos al Congreso, hablamos con diputados de la comisión de Derechos Humanos donde está la reforma a la Ley Antidiscriminación. Ahí vamos conversando sobre nuestras propuestas, revisando los artículos que nos parecen, los que no y el lunes nos juntamos con el presidente de la Cámara de Diputados, Vlado Mirosevic, para justamente tener esa alianza y las conversaciones necesarias para ir avanzando en objetivos en común.
¿Ven disposición del gobierno para avanzar en estos objetivos?
-Sí. He visto voluntad del gobierno en avanzar. Pero lo que nos preocupa es que no lo vemos de manera concreta y es algo que esperamos ver materializado dentro de las próximas semanas. Queremos que sea lo antes posible, porque uno sabe cómo las discusiones de las leyes toman tiempo y cuando hablamos de discriminación hablamos de violencia y terminar con eso es urgente porque todos los días muere alguien.
En los últimos años se ha visto que el movimiento disidente en Chile se ha ido atomizando y complejizando. ¿Sus demandas siguen siendo las mismas? ¿Cuáles son prioritarias hoy?
-Eso tiene cosas buenas y otras no tanto. Lo bueno es que gracias a la expansión del movimiento se puede visualizar a una comunidad mucho más diversa de lo que podría haber sido hace un par de años, pero muchas veces la atomización puede traer muchas demandas que son difíciles de jerarquizar; no se sabe por dónde partir. Fuera de estas leyes que son transversales, creo que tenemos que poner ojo a las comunidades más discriminadas, por ejemplo, la comunidad trans que es una de las más violentadas dentro del movimiento. Y ahí tenemos que trabajar en varios aspectos relacionados con la inclusión laboral, con potenciar que la comunidad trans pueda terminar su educación formal, que por estadística no terminan por la violencia, e ir precisando cosas que a todo el mundo le pueden parecer muy básicas. Me parece violento que una comunidad entera tienda a no terminar su educación escolar por violencia.
Hacia una educación sexual integral
En febrero el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, fue duramente criticado por la oposición y el sector académico por anunciar la necesidad de contar con una “alfabetización sexual”. ¿Ve posible que este proyecto se pueda materializar, considerando el gran porcentaje de detractores que tiene?
-Ante cualquier proyecto que para sectores conservadores pueda ser polémico, hay que avanzar en el cambio cultural. Muchas veces esas polémicas son dadas por ciertos grupos, pero se encapsulan en redes sociales. En mi experiencia, como historiadora, yendo a muchos colegios veo la necesidad por parte de apoderados y adolescentes de tener una educación sexual integral. Sobre todo en educación respecto a sus cuerpos, sobre el consentimiento. Hoy vemos que hay mucho abuso sexual en adolescentes y es urgente que los niños puedan tener las herramientas para decir que no, para poder avisar que está viviendo una situación de abuso. Para mí eso es urgente con tal de evitar el horror que significa un abuso sexual o una violación. Eso, obviamente, hay que pensarlo con la adecuación de los contenidos según la edad. No es algo al lote.
¿Pero es posible que con la educación sexual se esté ideologizando a los niños, niñas y adolescentes? Ese ha sido el argumento de los detractores al respecto…
-No es así. Porque una ideología busca convencerte de una idea parcial. Lo que nosotros queremos es una educación integral que tenga muchos puntos de vista, que esté basada en la ciencia, en la biología, que se adecue a la madurez psicológica, física y emocional de los niños, y eso tiene un sustento que ha sido estudiado por personas muy capaces y científicas. Creo derechamente que muchos grupos conservadores, por alguna razón, prefieren la ignorancia al conocimiento.
¿Por qué?
-Porque están ideologizados (se ríe). En algunos grupos conservadores hay miedo al conocimiento, y esto es algo histórico, porque muchas veces el conocimiento o los descubrimientos científicos han echado a bajo ciertas creencias, y los cambios son difíciles y cuando se te caen los pilares, también. Pero lamentablemente para algunos, y afortunadamente para otros, el cambio es la única certeza en la vida. Y hay que ir adecuándose a ello e impulsar políticas públicas para que todos y todas estemos mejor.
¿Es la educación sexual integral una prioridad hoy? Hace poco se dio a conocer el gran porcentaje de alumnos que desertan de los colegios. La inasistencia también ha sido relevante...
-Creo que se puede caminar y masticar chicle a la vez. Hay muchas prioridades en distintos sectores y lo que se hace en los gobiernos es que se legisla sobre varias cosas a la vez. Creo que es bueno que se hagan más cosas que menos.
¿Cómo se ha visto en la práctica la materialización del matrimonio igualitario, que ya cumplió un año?
-Este es un hito en la historia de la lucha de la diversidad sexual que costó décadas conseguirlo; desde la primera protesta del 73 hasta hoy. Es un hito que marca a muchas familias. Nosotros trabajamos con muchas familias homoparentales que veían en el matrimonio igualitario una necesidad y no sólo reconocer su amor, su relación, sino que también para proteger a sus hijos o hijas y validar institucionalmente esa familia. Y por eso luchamos y hoy estamos muy felices de que se haya concretado. Además de ser un principio fundamental de la democracia la igualdad ante la ley.
De todos modos, se ha visto que esta ley ha tenido barreras en su ejecución...
-Hemos visto problemas en su implementación. Seguimos recibiendo denuncias de certificados de nacimiento que están con el nombre de madre y padre, problemas a veces para matricular a los hijos en el colegio donde el formulario sigue apareciendo madre-padre, en los bancos, etc. Como fundación hemos hecho esas denuncias a la superintendencia respectiva y estamos todos los días monitoreando este tipo de problemas. Creemos que es necesario que desde el Estado se ponga ojo en implementar adecuadamente esa ley.
¿De qué manera se puede mejorar?
-A través de capacitaciones a los funcionarios públicos en todo el aparato estatal y darles presupuesto para eso. En Chile hay una gran deuda con la capacitación y con la creación de una cultura dentro del Estado que no discrimine. Y eso tiene que ver con que no se han capacitado a todos los funcionarios; no se ha separado ese presupuesto para avanzar en capacitación y no se ha avanzado en la reforma de la Ley Antidiscriminación que es lo más importante es esta institucionalidad. Necesitamos una institucionalidad transversal que atraviese todos los ministerios, porque hoy está todo separado.
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